Opinión
Maniobras ultras en la oscuridad

Directora corporativa y de Relaciones institucionales.
Volvemos a la frase recurrente del presidente Tarradellas: “En política se puede hacer de todo menos el ridículo”. Con lo que no contaba el president (¿o sí?) era con los posfacismos disparatados del siglo 21 -no por ello menos peligrosos- y la entrega ruborizante a los mismos de la derecha democrática -le dicen- en España y buena parte del mundo occidental.
Vaya por delante que en las últimas horas, cualquier cosa que nos dijeran y murmuráramos entre los ciudadanitos y ciudadanitas de esta España nuestra por el apagón de 5 segundos de las 12.33 horas del lunes 28 de abril de 2025 parecía factible en un mundo dado la vuelta: ¿Rusia? ¿Israel? ¿Los EEUU de Trump/Musk? ¿El papa Francisco mandando un aviso desde el más allá de cara al cónclave vaticano para su sucesión? ¿El Perro Sanxe tratando de desviar el foco de las investigaciones judiciales a su familia? ¿Vida alienígena perfectamente puteada por nuestras expediciones al espacio tratando de encontrarla a toda costa? ¿La tercera guerra mundial? ¿El fin del mundo?... Todo esto lo he oído yo el lunes mientras permanecía encerrada en un centro comercial, donde el apagón me pilló comprando la tarta de cumpleaños de mi hijo.
Los bulos sobre el apagón han circulado a la misma velocidad de la luz que no tuvimos, con la aportación impagable, claro está, de Santiago Abascal, sus conspiranoicos/as de Vox, las redes de Musk u otros elegantes personajes con gorrito de plata. El PP no llegó a ponerse el casquete de Albal, que se sepa, pero con su silencio ante el disparate ultra, sus insinuaciones sobre las presuntas mentiras de Pedro Sánchez y sus ataques sin pies ni cabeza al Gobierno, después de pedirle la gestión de la crisis en ocho comunidades, el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, y la lideresa encubierta (un decir), Isabel Díaz Ayuso, dejaron sus vísceras a la altura del zapato de Carlos Mazón y la confirmación definitiva de que han sido secuestrados por la ultraderecha. ¿Ya nadie recuerda en el Partido Popular cómo fue la gestión del presidente valenciano con una DANA que dejó 278 muertos/as y decenas de damnificados por los destrozos? ¿Qué tipo de impudor reina en el principal partido de la oposición cuando, seis meses después de esa tragedia, seguimos sin saber dónde estaba el máximo responsable de la crisis mientras su gente se ahogaba?
Desconozco si Sánchez y su Consejo de Ministros son la mejor opción que podría tener España para gestionar este apagón sin precedentes, nunca lo sabremos. Lo que tengo claro -y a los hechos me remito siempre, como es mi obligación- es que un Ejecutivo de coalición de PP y Vox, con Abascal soltando barbaridades paranormales en las redes sobre las causas de la caída energética y Feijóo (y/o Ayuso) tratando de enchufar las centrales nucleares a nuestras casas, habría sido algo así como echar la culpa a ETA de un brutal atentado islamista en el corazón de Madrid porque ha aparecido una cinta de la Orquesta Mondragón en una furgoneta de los asesinos. Un momento…
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