Opinión
Que vienen los lobeznos

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El 21 de noviembre fui invitada a unas jornadas de la Deputación de Lugo con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Nuestro público era, mayoritariamente, alumnado de 4º de ESO y Ciclos Formativos de Grado Medio. Ya saben lo que se dice últimamente: que la juventud viene más machista, más racista y más homófoba. Más franquista, por hacer un resumen tan breve como incompleto. Porque antes del 25N fue 20N, ¡vaya semanita!
Una vez, hablando con una psiquiatra con la que también he tenido la suerte de hacer charlas y ponencias, acabamos confesando que los y las adolescentes son nuestro animal mitológico favorito. Lo de la mitología es porque mucha gente no ve, o prefiere no ver, a las personas de entre 10 y 19 años (período de la adolescencia según la OMS), aunque habelas, hainas. El problema es que muchas veces preferimos ignorarlas. Les Enfants Terribles, ya se les pasará, están con la tontería, insoportables, inaguantables, insufribles. Como si todo el mundo no hubiese pasado por ahí.
¡Ah! Ya, pero antes éramos mejores. Ahora se les exige menos. No saben hablar: en plan, bro, tía. ¿Has visto los libros del instituto? Estudian la mitad de la mitad, son la ley del mínimo esfuerzo, no retienen, que El Rincón del Vago no es lo mismo que chatGPT, ¿eh? Ahora vienen más tontos. Ellas les permiten más cosas que nosotras antes.
Mi ponencia se titulaba Por que o feminismo xa non é a canción do verán?[1], pero podría haberla llamado Siempre con la misma cantinela. De mi generación, la de la ESO, se decía que era imbécil en comparación con la de COU. Me gustan los y las adolescentes porque me recuerdan que cagarla es parte del proceso. Porque a ellas sí puedo perdonarles que se crean dueñas de la verdad absoluta. Están aprendiendo a hacerse mayores, a tomar decisiones, a conformar a la persona en la que se convertirán para el resto de sus vidas. Necesitan tener ideas de mierda y darse cuenta de que son ideas de mierda, pero no puedes decirles que son ideas de mierda porque entonces todavía les gustarán más sus ideas de mierda, porque son suyas y no tuyas. Pero como seres mitológicos, no están libres de pecado: los habrá que llegarán a la edad adulta y seguirán teniendo sus ideas (ahora ideales) de mierda, convirtiéndose en personas de mierda. Pero la adolescencia es el tiempo muerto de la estupidez: por eso me gusta.
Y entonces, ¿qué es juventud?, preguntas mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. A efectos de subvenciones, estudios y similares, la línea se traza en torno a los 35 (± 5) años. Si nos fijamos en los Informes Juventud en España (IJE), que lleva realizando el Injuve (Instituto de Juventud) desde hace dos décadas, abarca desde los 15 hasta los 29. Excepto en el último, el "Informe Juventud en España 2024", en donde se aumentó la muestra hasta los 34. Teniendo en cuenta que el mismo documento afirma que la emancipación de casa de los padres está en los 30,4 años de media, parece lógico. Me gusta la adolescencia, pero no me apetece seguir siendo adolescente hasta mis 34, la verdad.
En las 5.010 entrevistas realizadas entre octubre de 2023 y enero de 2024, se les pedía a los y las jóvenes que puntuasen del 1 al 10 su grado de identificación con el feminismo. El 54 % presentaba un alto grado (de 7 a 10 puntos). En 2019 ese apoyo era del 64 %. Pasaba algo parecido con la identificación con la igualdad de género: 62 % frente al 74 % anterior. Ese 2019, un año después de aquel voto particular que veía “jolgorio” en el caso de La Manada, un 82,5 % afirmaban estar mucho o bastante de acuerdo con la afirmación de que la violencia de género era uno de los problemas sociales más relevantes, mientras que en 2023 la respaldaba solo el 65 %. Ahora, el negacionismo de la violencia de género ha aumentado tanto entre las mujeres jóvenes (de un 5,7 % en 2019 a un 13,2 % en 2023) como entre los hombres jóvenes (de un 11,9 % a un 23,1 %). Si observamos el resto de datos desagregados por género nos encontramos con que un 80,9 % de ellas se identificaban como feministas en 2019 frente a un 67,6 % en 2023, y con la igualdad de género un 84,6 % en 2019 frente al 76,14 % del 2023. Ellos están mucho peor: su identificación con el feminismo ha pasado del 54 % al 40,96 %, y con la igualdad de género del 69,6 % al 49,48 %. Es decir: las chicas jóvenes son ahora más feministas de lo que lo fueron ellos nunca, a pesar del evidente retroceso. Y hay otro dato que me llama la atención: mi franja de edad, de los 30 a los 34, puntúan de 7 a 10 su identificación con el feminismo y la igualdad de género en menor cantidad que las personas de 25 a 29 (54 % frente al 58 %), y empatan con las de 20 a 24 años. Es decir: los treintañeros son tanto o más machistas que los veinteañeros.
Como me gustan los números, sigo curioseando el documento. El 90 % de la juventud española se conecta a Internet un mínimo de 2 horas al día. El 59 % llega a las 4 horas o más. Si bajamos a la franja de entre 15 y 19 años, las personas que están 4 o más horas conectadas aumenta hasta el 69 %.
Otro informe, el más grande realizado sobre el tema hasta la fecha, es "Infancia, adolescencia y bienestar digital", de UNICEF, Red.es, la Universidad de Santiago de Compostela y el Consejo General de Ingeniería Informática, con entrevistas a más de noventa mil estudiantes entre noviembre del 2024 y julio de 2025. De él aprendo que los y las adolescentes reciben su primer móvil entre los 9 y los 12 años, pero que acceso a Internet tienen mucho antes con las tablets; que en 5º y 6º de Primaria, el 78,3% del alumnado está ya registrado en alguna red social, a pesar de que el Parlamento Europeo aprobó este octubre que la edad mínima para acceder a ellas son los 13 años (1º-2º ESO); que la media de edad del primer contacto con el porno son los 11 años y medio; que en el Estado Español el 14,2% de los y las adolescentes presenta claros síntomas de malestar emocional, el 13,1% una sintomática depresiva y el 7,4% un riesgo suicida elevado.
Así que consulto otro informe: "La adolescencia española analizada desde el Estudio HBSC-2022: estilos de vida, contextos de desarrollo y bienestar emocional", del Ministerio de Sanidad en colaboración con la OMS. En él descubro que desde 2018 la satisfacción vital de la juventud ha bajado del 44% al 29% y su bienestar emocional del 37% al 27%. Pero es que, además, la percepción que tienen de la comunicación en familia ha descendido del 65% al 59%; la satisfacción con este ámbito del 61% al 58%; y la de tener el apoyo familiar del 70% al 61%.
A lo mejor en vez de tanto "¡Cuidado, que vienen los lobeznos!" convendría más preguntarnos qué lobos los están educando.
Y si la abuela, Caperucita y el cazador son cómplices.
[1]No creo que Ayuso lea este artículo, así que podemos ahorrarnos la traducción simultánea, el gallego no es tan difícil.

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