Opinión
Wake up, niñatos

Por Israel Merino
Reportero y columnista en Cultura, Política, Nacional y Opinión.
-Actualizado a
Leía el otro día a un popecito izquierdoso al que respeto y aprecio llorar en un tuit porque, ay, está todo perdido. Qué mal, qué mal; qué fea la puta vida, qué doloroso todo y qué gris pinta el cielo ese que Elon Musk quiere llenar de satélites color titanio; metámonos todos en un búnker bien perraco y resignémonos a, no sé, jugar al Uno y comer latas de albóndigas de pollo de marca blanca; hagamos hogueras en los conciertos hípsters de La Raíz y contemos historias de lo mal que huele todo ahora y lo chulas que eran las cosas cuando el 15M – el otro día fue el aniversario, ¿no?; qué santa pereza, mis muertos –. Total, ya no hay nada que merezca la pena; los seiscientos seres humanos que duermen arropados por chinches en Barajas o los padres primerizos que pagan mil doscientos euros por un alquiler en Talavera de la Reina o los niños que llegan con los pulmones saturados de agua salada a nuestras playas del sur no merecen entusiasmo, es mucho mejor resignarnos y contar cuentos de lo que pudo ser, pero nunca fue. Yo, yo; nosotros, nosotros; mal, mal.
Pensaba hasta hace no mucho que el problema de la izquierda a la izquierda del etcétera era la falta de fe y esperanza, pero qué va: el problema es que os habéis vuelto – uso la segunda del plural porque sé que me leéis, panda – unos vagos de primer nivel. Durante el último ciclo político, cultivasteis un capital político y social pocas veces visto en la historia de nuestro país, pero ahora que lo habéis perdido porque, joder, todo en esta vida son ciclos y todos los ciclos se agotan, os habéis resignado a llorar cual baratas plañideras de saldo de la Castilla negra y a patalear como sinvergüenzas para ver si mágicamente lo recuperáis: o me devolvéis mi capacidad para calentar la calle de hace diez años o me enfado, jopeta.
Los unos estáis que no estáis, que aquí ni los periodistas que tenemos fuentes en las internas sabemos a qué diablos aspiráis; los otros queréis rebañar del ataúd el capital político muerto para montar multicomarcales hosteleras y los últimos, es que no sé ni cómo definiros, todavía no os habéis enterado de que la Unión Soviética cayó hace exactamente 34 años – miedo me da el día que paséis de la negación al duelo, la Virgen –.
Aquí fuera hay gente con entusiasmo, ideas y esperanza, y vosotros, con vuestra pereza insufrible y vuestros llantos ridículos, estáis quemando el sembrado antes incluso de que le dé tiempo a echar raíces. El domingo, miles de personas salieron a las calles de Canarias para protestar porque literalmente no tienen casa; estas últimas semanas, novecientas personas donaron casi cincuenta mil euros a un fondo fundado por cuatro benditos chalados que van a litigar contra las decimonónicas leyes de desprotección del lobo ibérico. Hay ideas, hay gente y hay entusiasmo, pero vosotros no lo sabéis ver porque sois unos gandules; ha caído el imperio de papel maché entre cuyos muros os sentíais comodísimos y ahora queréis que por arte de magia se vuelva a levantar, pero así no funcionan las cosas.
Es Delaossa, el rapero malagueño, el que canta la de Wake up, niñato e incita a ponerse un poquitín las pilas si lo que se quiere es edificar algo, y soy yo ahora, que no soy nadie pese a que sepa que me leéis, quien os lo dice: wake up, niñatos. Ahí fuera hay mucha gente huérfana y hambrienta y, pese a todo, con la ilusión casi intacta y esperándoos con los brazos abiertos; dejad de hablar de payasadas obsoletas de hace diez años – o incluso treinta – y salid a predicar, pero también a escuchar. Levantaos del sofá, va.
Comentarios de nuestros socias/os
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros socias y socios, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.