Opinión
El jodío fumeque
Por Rafael Reig
Reina la euforia en los ambientes de traficantes de drogas ilegales ante la reciente sentencia del Tribunal Supremo sobre el tabaco. Porque, al caerse por fin del burro y admitir “jurídicamente” (¿hacía falta algo más tras la evidencia científica existente?) que el tabaco produce cáncer, eso puede ayudar a apartar a algunos de esa droga legal y llevarles quizá a las otras. Y, sobre todo, porque los argumentos empleados por los magistrados para desestimar la responsabilidad de la empresa estatal productora de tabaco, porque “no obligaba a nadie a tomarlo” y porque el demandante “era libre de no usarlo” pueden ser empleados como precedentes jurídicos para reclamar también plena impunidad por parte de los traficantes de otras drogas no legales.
VÍCTOR CASTRO MULDER. MADRID
Será en su barrio. En el mío, los traficantes siguen como almas en pena, igual de sombríos, mortecinos, postulantes y latosos que siempre. La causalidad (con rigor científico o jurídico) no es tan fácil de establecer. De hecho, la sentencia a la que alude no la reconoce, se limita a admitir que el tabaco es un “factor cancerígeno”. Supongo que ve la diferencia. Si pongo agua al fuego, hervirá. Siempre. Hay una relación de causa y efecto que cualquiera ve. No hay ningún caso en el que ponga agua al fuego y no hierva. Ni lo contrario: si dejo el cazo de agua en el aparador y no enciendo el fuego, es seguro que no va a hervir. Nunca. Causa y efecto y un nexo bien establecido entre una y otro. En cambio, si digo que el agua, puesta al fuego, hierve la mayoría de las veces, ¿no le daría un poco de risa? Lo mismo que si digo que al calentar agua con fuego aumentan las probabilidades de que hierva o si afirmo que el fuego es un factor que facilita la ebullición del agua. Le pongo estos ejemplos para que matice un poco más lo que quiere decir con “evidencia científica existente”, etc.
Yo leí la misma noticia que usted y creo que se ha saltado lo relevante. La Audiencia desestimó la demanda por varias razones, entre ellas, cito textualmente: “No aporta prueba alguna de que en su caso concreto el cáncer de laringe padecido derive del consumo del tabaco”. Más claro, agua, ¿no?
Se lo digo como fumador, hijo y nieto de fumadores: que el tabaco hace daño a la salud no ha sido nunca un secreto. La pretensión en la que este individuo basa su reclamación, que “nadie le avisó entonces del peligro que comportaba la adicción al tabaco”, me parece inverosímil, por no decir una patochada. Mi abuelo no tenía por qué mentirme: hace 60 años, todo el mundo sabía de sobra que el jodío fumeque era nocivo para la salud. No somos críos, así que ¿por qué queremos eludir nuestra responsabilidad como si lo fuéramos?