Opinión
El retorno de la botella retornable

¿Ha llegado el momento de volver al envase de usar y no tirar?
Cual bomba de fragmentación de espoleta retardada, el plástico desechable lleva más de medio siglo explosionando lentamente y poniendo el planeta perdido de astillas. Estos fragmentos están formados por partículas de diversos tamaños de polietileno, PVC, poliestireno expandido y cientos de variedades más, dopadas con diversos compuestos químicos plastificantes, colorantes, retardantes de llama, etc.
Un material que preocupa
Estas partículas de composición variada se parecen mucho a las moléculas orgánicas de gran tamaño propias de plantas y animales, podrían hacerse pasar por ellas, y su efecto biológico preocupa mucho, por lo tanto. Están densamente dispersas por el medio ambiente, incluyendo lugares donde no deberían estar, como los pulmones y las arterias de los seres humanos.
En Busan, Corea del Sur, representantes de esta humanidad se han reunido con vistas a frenar de alguna manera esta peligrosa proliferación de plásticos por todo el planeta. Se han revelado dos posturas, la radical (cortar ya mismo la fabricación y uso de las materias plásticas desechables) y la contemporizadora (resolver en lo posible el problema de los residuos plásticos, reduciendo su dispersión por el ambiente).
Cambio de política: del contenedor callejero al sistema de retorno
Y aquí es donde entra el reciente e importante cambio en la política a seguir con los residuos plásticos, en concreto con las botellas de plástico desechable. La importante ley de residuos urbanos de 1997 preveía el sistema de retorno de envases, pero también autorizaba el sistema de recogida en contenedores callejeros (el amarillo de envases ligeros, en este caso), que fue el que se impuso, y que ha estado vigente más de un cuarto de siglo.
La recogida en contenedores ha funcionado bastante bien para el vidrio, el papel y cartón y las latas, pero no tan bien en el caso del plástico y el cartón de bebidas.
En 2022, la ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular estableció un objetivo de “recogida separada para su reciclado de botellas de plástico de un solo uso para bebidas de hasta 3 litros, incluidas sus tapas y tapones”, de un 70% sobre el total de botellas puestas en el mercado. Alcanzar o superar esta tasa de recuperación permitiría mantener el sistema de contenedor callejero.
El sistema integrado de gestión responsable de estos residuos, Ecoembes, siempre ha pensado que el sistema de contenedor amarillo era suficiente, y nunca ha querido ni oír hablar de un sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR).
Ecoembes anunció que la cifra –establecida por la ley– de recogida separada de botellas de plástico se había superado con éxito, pero no es así. La cifra real calculada por el Miteco es de algo más de un 40% de recogida separada, lo que obliga a establecer un SDDR para las botellas de plástico.
¿Volver a "devolver el casco"?
Con la denominación no oficial de “sistema de consigna”, el sistema predecesor del SDDR funcionó –con envases de vidrio– hasta comienzos de la década de 1980. En apenas 15 años, desde comienzos de los 80 a finales de los 90, se consumó la transición del envasado de agua y refrescos, que pasó de las botellas de vidrio retornables a las botellas de plástico desechable.
Así explica cómo se produjo el cambio un publirreportaje de 1984 (1) de una planta envasadora de agua: "...la novedad más sobresaliente, y la que representa un evidente esfuerzo creativo por parte de la firma, [es] la implantación de la botella no retornable formada de un material plástico.... Este envase... lo juzgamos ideal para el consumo doméstico, pues libera al ama de casa de la incomodidad de la devolución del envase y el evidente riesgo de rotura que presenta un envase de cristal."
El sentido de la nueva obligación de implantar un SDDR es parar los pies a la peligrosa proliferación y dispersión de residuos plásticos en el ambiente, que es también el objetivo de la reunión mundial de Busan y de un futuro tratado mundial de los plásticos.
El nuevo sistema se pondrá en marcha en el término de dos años, plazo en el que habrá que resolver la infinidad de problemas prácticos que supondrá el retorno de los envases retornables. No será fácil, pero es un paso importante hacia una economía circular y sostenible.
Más información:
(1) Una visita a la planta envasadora de Aguas de Lanjarón, publirreportaje publicado en ABC el 20 de octubre de 1984.
Foto de Bram Wouters en Unsplash
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