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El anticipo electoral dinamita puentes entre las izquierdas catalanas

PSC, ERC y comuns entran en una espiral de reproches que paraliza la posibilidad de un gobierno de coalición en Barcelona y complica futuras alianzas postelectorales, mientras la CUP agudiza su discurso contra el resto de partidos.

El president de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès y el líder del PSC, Salvador Illa.
El president de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès y el líder del PSC, Salvador Illa. David Zorrakino / Europa Press

Las campañas electorales son siempre un tiempo nada proclive a los pactos y entendimientos políticos. La pugna electoral entre partidos hace difícil cualquier acuerdo, y por eso las negociaciones y la actividad parlamentaria se acostumbran a aparcar. Entra dentro de la normalidad.

Pero una cosa es este fenómeno puntual y otra diferente es el terremoto político generado con la caída de los Presupuestos de la Generalitat y el avance electoral en Catalunya, que ha agrietado de forma considerable las relaciones entre las fuerzas políticas catalanas de izquierdas, dinamitando algunos puentes que habrá que ver si el escenario postelectoral permite reconstruir.

De momento, PSC, ERC y comuns han entrado en una espiral de reproches mutuos. Pero según ha podido constatar Público, en conversación con dirigentes de los tres partidos del más alto nivel, la confrontación va más allá de la dialéctica electoral y las relaciones políticas entre las cúpulas de las tres formaciones se han resentido fuertemente.

El desencuentro va más allá de la fallida negociación presupuestaria o del polémico Hard Rock. Un mar de fondo que, de entrada, paraliza por ejemplo la posibilidad de un gobierno de coalición en el Ayuntamiento de Barcelona y

Entre la "fría cortesía" y el "sincero enfado"

Todas las fuentes consultadas admiten que la relación entre dirigentes de los comuns como Ada Colau y Jéssica Albiach y de los socialistas como el propio Salvador Illa o el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, se pueden definir como mucho de "fría cortesía", en palabras de algunos de los citados. Y por su parte, las relaciones de Colau y Albiach con dirigentes de ERC como Pere Aragonès u Oriol Junqueras se pueden definir ahora mismo de "sincero enfado", y ello va en las dos direcciones.

Paralelamente, los republicanos han enfriado su relación con el PSC después de la convocatoria electoral para el 12 de mayo, mientras la CUP agudiza su discurso anticapitalista contra el resto del conjunto de partidos.

Lo que pueda pasar a partir de ahora en Catalunya marcará el devenir de la legislatura española

Eso en Catalunya, pero también cabe apuntar a un cierto malestar surgido entre el PSOE y Sumar por la desestabilización provocada en la política catalana, e incluso una grieta en la estrecha relación que mantienen el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta, Yolanda Díaz.

Evidentemente, lo que pueda pasar a partir de ahora en Catalunya marcará el devenir de la legislatura española, aunque tanto Junts como ERC insisten en que las negociaciones y los acuerdos vigentes se mantendrán al margen de los resultados electorales del 12 de mayo.

Las claves, Barcelona y el modelo de país

La pregunta clave sería que es lo que ha pasado entre las tres fuerzas de izquierdas catalanas que la política clásica denomina como el "tripartito de izquierdas". Un tripartito que más allá de la etapa histórica de las presidencias de Pasqual Maragall y José Montilla, y después del paréntesis que ha supuesto el Procés independentista, había rehecho lazos gobernando en estos momentos tres de la cuatro diputaciones catalanas, diversos ayuntamientos, aprobando presupuestos en la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, o con los acuerdos de investidura para el gobierno de coalición de Pedro Sánchez entre el PSOE y Unidas Podemos primero, y el PSOE y Sumar ahora. Y la respuesta es clara, que las relaciones entre las tres fuerzas han sufrido un deterioro notorio.

En el porqué, el episodio del Hard Rock que ha enfrentado a los comuns y el PSC, con Esquerra en el medio, que se ha llevado la legislatura catalana por delante –y veremos si la española-, puede ser un detonante pero no el explosivo. Hay diversos factores de fondo. Uno esencial, sin duda, es el Ayuntamiento de Barcelona, la segunda joya de la corona en la política catalana después de la Generalitat. Las relaciones entre ERC y Barcelona en Comú se fracturaron en 2019 cuando Ada Colau frustró la alcaldía de Ernest Maragall después de que el republicano ganara las elecciones municipales. También entre los republicanos y el PSC, a quién Maragall acusó de urdir el pacto con los disidentes de Ciudadanos liderados por Manuel Valls para hacer alcaldesa a Colau.

Paradójicamente, después el Saló de Cent –sala noble del Ayuntamiento de Barcelona-, también ha sido el escenario de un duro enfrentamiento entre el PSC y Barcelona en Comú, dado que los de Colau hicieron alcalde al socialista Jaume Collboni, con el apoyo del PP, pero ello no se ha traducido en su incorporación al Gobierno municipal.

También hay otras derivadas ideológicas, que han acrecentado las diferencias entre partidos sobre modelos económicos y sociales, tanto a nivel de Barcelona como de Catalunya. En temas como las infraestructuras, el turismo de masas, la vivienda, o los servicios públicos. Con un PSC que ha hecho bandera de grandes proyectos como nuevas autopistas, ampliación del aeropuerto o el propio Hard Rock. Y con un Collboni que ha desmantelado buena parte de las banderas de Barcelona en comú como el urbanismo táctico y la pacificación del tráfico. Y una Esquerra que navega entre esos dos mares. Lo describe perfectamente esta frase de Ada Colau: "Nos sorprende la supeditación de ERC al PSC más de derechas de la historia y también a la Caixa –y se podría ampliar a otros poderes fácticos y económicos-".

Reuniones al más alto nivel para reconducir las relaciones

Según ha podido saber Público, no han faltado estas últimas semanas las llamadas e incluso los encuentros personales del más alto nivel entre los dirigentes de las tres formaciones políticas de la izquierda catalana. Entre Colau e Illa, entre Illa, Albiach y Aragonès, o entre Yolanda Díaz y Colau, pero también con el president de la Generalitat hablando telefónicamente con Díaz, etc. Para hablar de presupuestos y Hard Rock, pero también para "establecer un mínimo denominador común en la hoja de ruta para Catalunya, más allá de temas puntuales, que permita crear un espacio común para entendernos", señalan fuentes conocedoras de los contactos. Unas conversaciones definidas como "infructuosas" y que han desembocado en el bloqueo parlamentario del miércoles y la convocatoria electoral.

Una alta dirigente de los comuns explica que en esos contactos "frente a la pregunta de hacia dónde quieren llevar el país el PSC y ERC, nos hemos encontrado con respuestas decepcionantes, unos socialistas inmovilistas que se limitan a evitar este debate y una Esquerra aferrada a continuar gobernando sin rumbo". La visión de las otras dos partes es, obviamente, diferente. Desde el PSC admiten los contactos pero acusan a En Comú Podem de dogmatismo y de querer "imponer su modelo de país en Catalunya desde una posición absolutamente minoritaria", en palabras de la portavoz en el Parlament del PSC, Alícia Romero.

Esquerra responsabiliza a Colau y a los comuns de vetar los presupuestos por un "interés partidista"

Mientras, Esquerra responsabiliza directamente a Ada Colau de la situación generada, en palabras del president de la Generalitat, Pere Aragonès, y a los comuns de "vetar los presupuestos por un interés meramente partidista aparcando los intereses del país y de la ciudadanía" . Acusaciones que a su vez han producido un fuerte enfado en la máxima dirigente de los comuns que exige una rectificación a Aragonès.

Bloqueo total en el Ayuntamiento de Barcelona

La fuerte tensión política generada entre las fuerzas catalanas de izquierda tiene consecuencias directas y de futuro. El primer efecto devastador ha sido en el Ayuntamiento de Barcelona. El que parecía inminente ingreso de Esquerra en el Gobierno municipal del socialista Jaume Collboni, después del acuerdo presupuestario, ha quedado totalmente frenado. Desde ERC admiten que la convocatoria electoral ha impactado en la política local y que ahora "no se dan las condiciones para incorporarnos a la gobernabilidad de la ciudad". Collboni se queda así sin refuerzos para gobernar y sin presupuestos, ya que Barcelona en comú ya ha trasladado su intención de votar en contra de las primeras cuentas de Collboni "si el PSC no rectifica su posición".

Vetos cruzados y exigencias para después del 12 de mayo

Pero el malestar también puede tener consecuencias postelectorales. La aritmética del Parlament que surja del 12 de mayo definirá si hay opciones viables para formar un nuevo Govern, y si Aragonès continuará en la presidencia o será sustituido por Salvador Illa, las dos opciones que apuntan las principales encuestas, con los socialistas en cabeza. Pero lo que parece seguro es que no habrá mayoría absoluta que valga y habrá que negociar coaliciones. Y con el frente independentista totalmente fracturado a causa del enfrentamiento entre Junts y ERC -y con la CUP fuera de cualquiera de las ecuaciones posibles-, el tripartito de izquierdas parecería la opción más solvente. Una vía, no obstante, que con la tensión actual está por ver si es transitable.

Las fuentes consultadas no auguran demasiadas posibilidades. Con ERC y comuns cerrados en banda y un PSC más ambiguo. Desde la dirección de Esquerra dan por hecho que "nosotros competimos con el PSC por la presidencia, esto va entre ellos y nosotros y en ningún caso vamos a hacer president a Salvador Illa, quedemos como quedemos". Altos cargos de los republicanos ratifican esta idea: "sería un suicidio" señalan, y aseguran que ERC buscará la victoria y luego se verá que opciones de negociación se abren, y de no conseguirlo optarán por el papel de oposición a los socialistas. Las fuentes republicanas descartan totalmente un tripartito y se preguntan: "¿Si Illa necesita los votos de En Comú Podem, renunciará al Hard Rock que los socialistas han impuesto, haciendo una pinza irresponsable con los comuns para llevarnos a la situación actual?"

Por su parte, desde la dirección de los comuns se insiste en que apuestan por un Govern de izquierdas pero avisan de que "no vamos a investir a ningún president que lleve bajo el brazo proyectos caducos e insostenibles en infraestructuras, fiscalidad o políticas sociales". Y aseguran que "mantendremos firme la posición exigiendo una renuncia al Hard Rock y todo lo que significa, porque lo contrario lleva a Catalunya a la precariedad y el desastre medioambiental". Y finalmente, el PSC se muestra prudente, y la dirección recrimina a las otras fuerzas políticas de izquierdas que "fijen vetos ahora, cuando gobernamos en muchas instituciones y hemos llegado a muchos acuerdos importantes", según Alicia Romero. La portavoz parlamentaria socialista marca el objetivo del PSC en que Salvador Illa pueda asumir la presidencia de la Generalitat, para lo cual dejan todas las opciones abiertas: "primero ganaremos las elecciones y después hablaremos con todo el mundo, excepto con Vox".

En la política todo es posible, pero en estas elecciones catalanas del 12 de mayo nada será tarea fácil a partir del día siguiente. Y la tensión entre las izquierdas catalanas lo complica mucho más cuando parecía superada la etapa de los bloques independentista y constitucionalista. Por tanto, habrá que esperar a los resultados y no descartar nada. Tanto cualquier pacto imprevisto, en que veremos qué papel juegan partidos de la derecha como el PP o Junts, e incluso el escenario de bloqueo y repetición electoral.

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