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Ayuso no se pliega al liderazgo de Feijóo y profundiza en un modelo político propio

La presidenta de la Comunidad de Madrid hace oposición al Gobierno sin contar con la hoja de ruta de Génova y no tiene reparos en contradecir las posiciones del próximo presidente del partido.

21/2/22 Feijóo y Ayuso, en la toma de posesión del primero el año pasado
Feijóo y Ayuso, en la toma de posesión del primero el año pasado. Cedida / Comunidad de Madrid

La Comunidad de Madrid seguirá siendo una "isla" ideológica en España, o al menos ese es el plan de Isabel Díaz Ayuso. A menos de una semana de cerrar oficialmente la crisis interna del partido con la coronación de Alberto Núñez Feijóo, la presidenta madrileña no solo no abandona, sino que intensifica, la oposición al Gobierno central que viene haciendo desde el inicio de la pandemia. En la Puerta del Sol tienen claro que la mejor fórmula de gobierno y de gestión es la de Isabel Díaz Ayuso y no van a plegarse ante la hoja de ruta de Feijóo.

Núñez Feijóo comenzará la semana que viene como candidato a la presidencia del PP y la terminará como el presidente del partido con más apoyos en la historia. Además, será una semana importante porque el martes 29 está previsto que el Consejo de Ministros apruebe el paquete de medidas para dar respuesta a la crisis provocada por la subida de los precios. Y en medio de todo esto, Isabel Díaz Ayuso viajará a Bruselas el mismo día 29. Estará dos días en la capital comunitaria para despachar con varios líderes europeos sobre la crisis de la guerra en Ucrania, "la defensa de la autonomía fiscal de la región" o el plan de natalidad para responder al problema demográfico, entre otros asuntos. Una agenda que no es la habitual en un presidente autonómico.

El momento elegido por Ayuso para aterrizar en Bruselas trae al recuerdo uno de sus viajes más polémicos: el que hizo a Estados Unidos la misma semana de la convención nacional del PP en Valencia. Como ahora lo es de Feijóo, esa era también la semana de Pablo Casado. El presidente saliente del partido quería reforzar su liderazgo en la convención y mostrarse fuerte ante los suyos. El viaje de la presidenta madrileña fue visto como un pulso a Casado y un intento de hacerle sombra. Entonces, el choque entre los dos pesos pesados del partido se llevó gran parte del protagonismo.

¿Amenaza con pasarle lo mismo a Feijóo? Lo cierto es que la presidenta madrileña era y es la nota disonante del partido. "Somos una isla dentro de España", dicen fuentes de su entorno más próximo. Convencidos de que el modelo Ayuso es el ganador, en la Comunidad de Madrid no tienen intenciones de rebajar el tono contra el Gobierno y asumir como suyo el discurso de Feijóo. Mucho menos de apoyar grandes pactos con el PSOE, como estaría dispuesto a hacer el próximo presidente del PP. 

Ayuso le dio el primer aviso a Núñez Feijóo en la Conferencia de Presidentes de La Palma. La cita cobraba especial relevancia para el presidente de la Xunta de Galicia porque de facto ya era el líder del PP. Por libre, la dirigente madrileña propuso destinar los fondos del Plan de Igualdad para paliar los efectos de la inflación. "Si quieren ayudar a la igualdad y a las mujeres, nada mejor que ayudarlas a afrontar la cesta de la compra y los gastos de energía con estos 20.000 millones", dijo Díaz Ayuso. Esto pilló con el pie cambiado al Partido Popular, que tardó varios días en posicionarse con claridad a favor de la propuesta.

Ayuso va a repetir con la crisis provocada por la guerra en Ucrania la fórmula que ya utilizó durante la pandemia: la Comunidad de Madrid será el azote del Gobierno. Desde la Puerta del Sol aseguran que la situación que se atraviesa ahora "recuerda" mucho a lo que se vivió en la primavera de 2020 y critican que Sánchez no cuente con las comunidades para gestionar la acogida de refugiados o las medidas económicas. Madrid liderará de nuevo la escalada de reproches al Gobierno sin pasar por Génova.

"No funciona la izquierda. Cayó con el Muro y volverá a caer en España. No puede la gente vivir de esta manera", dijo Isabel Díaz Ayuso este miércoles. Una comparativa de la presidenta madrileña que se aleja de la oposición sosegada, moderada y "centrista" que asegura querer ejercer Núñez Feijóo. 

Con Vox, sí

Pero el ejemplo más reciente de esta rebeldía de Ayuso se materializó este viernes. Un día antes, el jueves, en la sesión de control de la Asamblea de Madrid, la presidenta regional aseguró que la situación de la comunidad que preside es "mucho mejor con un gobierno del PP en coalición con Vox". La frase fue interpretada como un lapsus, dado que la extrema derecha facilitó el gobierno de Ayuso pero no entró en él. 

La propia Isabel Díaz Ayuso se encargó de despejar las dudas sobre su afirmación de la siguiente manera: "No fue un lapsus, fue una declaración de intenciones: quiero coaligarme". La presidenta madrileña le abre de par en par las puertas a Vox al mismo tiempo que Feijóo insiste en construir un liderazgo de espaldas a la extrema derecha.

El "modelo" Ayuso, en el ojo de la Justicia

Si Ayuso comenzó a construir su propio modelo político en 2020, tras el choque personal con Pablo Casado y su victoria dentro del partido, en este momento solo piensa en profundizar en él como "la mejor alternativa al socialismo", sostienen fuentes de su entorno. Una carrera en la que se ve ganadora pero en la que le puede salir un obstáculo: la Justicia.

Poco después de que Díaz Ayuso anunciase su intensión de "intensificar" su agenda europea con esta gira exprés de 48 horas, la Fiscalía Europea ha reclamado a Anticorrupción información sobre la investigación por el contrato de venta de mascarillas firmado entre la Comunidad de Madrid y una empresa propiedad de un amigo de la familia de Ayuso, del que cobró una comisión Tomás Díaz Ayuso, hermano de la presidenta. 

La Fiscalía Europea considera que podría existir un fraude en las subvenciones porque la compra de las mascarillas a un amigo de Díaz Ayuso se realizó con fondos FEDER. Aunque, según fuentes fiscales, Anticorrupción no ve clara la petición al entender que la investigación es en clave nacional y por un presunto delito de tráfico de influencias y no por el de malversación, ya que el dinero público se empleó efectivamente para la compra de las mascarillas.

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