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La Complutense homenajea a antiguos alumnos antifranquistas encarcelados por pintar "¡Viva la Universidad Libre!"

La institución acogió este lunes un acto de homenaje a Nicolás Sánchez–Albornoz, Manuel Lamana, Albina Pérez y a todos los estudiantes condenados en la dictadura por la pintada en la Facultad de Filosofía en 1947.

Vista panorámica del Paraninfo de la Facultad de Filosofía durante el acto.
Vista panorámica del Paraninfo de la Facultad de Filosofía durante el acto. Hugo Lescura Mora

Nicolás Sánchez–Albornoz, de 97 años, fue uno de los 16 estudiantes arrestados durante el régimen franquista por participar en una pintada en 1947, por la que fue castigado con seis años de trabajos forzados en el Valle de Cuelgamuros. Los condenados, opuestos al régimen y organizados bajo las siglas FUE –Federación Universitaria Escolar–, escribieron en la fachada de la Facultad de Filosofía "¡Viva la Universidad Libre!".

La Complutense acogió este lunes un acto homenaje en el mismo edificio 76 años después, en el que se recordó a quienes lucharon contra la dictadura arriesgando sus propias vidas. En esta "cita entre generaciones", como indicó la moderadora del acto, la periodista Isabel Cadenas, participaron profesores de la universidad madrileña, representantes de asociaciones políticas estudiantiles, familiares de los condenados, y el propio Sánchez–Albornoz.

Los asistentes pudieron visualizar, además, una entrevista realizada a Albina Pérez, de 98 años, que también participó en esta pintada pero que no pudo asistir presencialmente al acto. Pérez fue condenada a pasar 20 meses en la ya extinta cárcel femenina de Ventas. Sánchez–Albornoz, por su parte, logró escapar de Cuelgamuros junto a Manuel Lamana, procesado por el mismo "delito", y exiliarse a París, ayudados por una escisión de la FUE. Esta fuga fue plasmada en la película Los años bárbaros, de Fernando Colomo, basada en una de las novelas de Lamana.

Nicolás Sánchez Albornoz junto a Maruja Lamana durante el acto.
Nicolás Sánchez–Albornoz junto a Maruja Lamana durante el acto. Hugo Lescura Mora

La hija del ya fallecido Lamana, Maruja Lamana, aseguró que este acto era muy importante para ella, y reivindicó "que no caigan en el olvido". "No hay que dar por sentado que siempre habrá una universidad libre y pública", afirmó. Un acto que recordaba la represión política que vivió esa misma universidad, y de la que todavía quedan marcas visibles.

Sin reconocimiento institucional

No hay ninguna placa que recuerde todos estos hechos, tal y como todos los ponentes reivindicaron. Tampoco ha sido nombrado alumno ilustre ninguno de los alumnos que se jugaron su libertad por reivindicar la democracia. La pintada realizada tantos años atrás fue raspada del ladrillo por la administración de Cristina Cifuentes por ser "un mal ejemplo" para los estudiantes. Sin embargo, aún puede observarse la forma limada de esa frase en la fachada del edificio.

Fachada de la Facultad de Filosofía donde se realizó la pintada “¡Viva la Universidad Libre!” en 1947, y donde todavía se pueden apreciar restos.
Fachada de la Facultad de Filosofía donde se realizó la pintada “¡Viva la Universidad Libre!” en 1947, y donde todavía se pueden apreciar restos. Alba Meseguer Alacid

Varios de los profesores que intervinieron recordaron que ni alumnos ni profesores conocen la historia de la facultad. El propio Franco reinauguró el edificio el 12 de octubre de 1943 en el mismo aula en el que estaba sucediendo el evento. El edificio, que cumple 90 años este 2023, fue "el buque insignia" del proyecto educativo de la Segunda República. Cuando empezó la Guerra Civil y los republicanos defendían Madrid bajo el lema "No pasarán", construían barricadas con los libros de sus bibliotecas.

La profesora Aurora Rivière aseguró que la universidad intentó obstaculizar el acto defendiendo "equidistancia"

Las estudiantes que representaban a las asociaciones estudiantiles activas, como la Unión de Historiadores Progresistas o Physis, recalcaron el desconocimiento general que existe sobre el pasado franquista entre las generaciones más jóvenes, y agradecieron la existencia de este tipo de actos que crean memoria colectiva.

Una de las ponentes, la profesora Aurora Rivière, afirmó que intentan mantener vivo "aquel espíritu" y "dignificar aquellas luchas". Sin embargo, declara que también se han encontrado obstáculos organizando el acto por parte de la institución debido a "la hegemonía que ha alcanzado el discurso de la equidistancia y de lo políticamente neutro", que "crea criminalización y confusión entre víctimas y verdugos".

El propio Sánchez–Albornoz, tras su intervención final, fue despedido por la moderadora con un "¡Viva la Universidad Libre!", tras lo cual la bancada, de pie, gritó a coro "¡Viva!".

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