La demanda de Corinna Larsen contra Juan Carlos I mengua su patrimonio y le corta las comisiones de los amigos del emérito
La examante del emérito saca a la venta la finca Chyknell Hall por 17 millones de euros, mientras los magnates Allen Sanginés-Krause, Pepe Fanjul y los árabes la ningunean.
Londres-
Un séquito de siete personas, abogados de Kobre & Kim y asesores de comunicación de Tancredi, suele acompañar a Corinna Larsen a los juzgados que tramitan la demanda que acusa a Juan Carlos I de acoso, difamación y vigilancia ilegal. Abogados y asesores están pagados por ella desde el inicio de la causa en diciembre de 2020. Reclama cifras de dinero (a fijar por el juez) en daños y perjuicios y compensación económica por pérdida de ingresos. Si pierde, tendrá que pagar, o puede retirar el litigio con un acuerdo extrajudicial.
Los negocios de Corinna Larsen han estado rodeados de misterio desde que comenzó su relación con el entonces jefe de Estado español, en 2004. En la demanda, cuyo texto original ha reproducido Público, ella se define como "asesora y estratega de grandes patrimonios y empresas líderes mundiales", privadas, puesto que no toca ninguna compañía de las mayores bolsas o mercados de valores del mundo. Su patrimonio aumentó al ritmo de su noviazgo con el rey de España. "¿De qué tengo que dar explicaciones?", dijo él en su célebre y despótica respuesta en 2022.
Se conocieron en una cacería de ocio y negocio en Castilla en febrero de 2004. Ella pronto desplegó sus habilidades de honeymoon planner (organizadora de lunas de miel) para Felipe y Letizia, que se casaban al cabo de tres meses. Por entonces, Corinna Larsen vivía en un piso de Grosvenor Gardens, barrio acomodado de Londres, y tenía residencia fiscal en Mónaco como asesora de campo abierto. En 2005, ella y Richard Frederick Cook, un especialista en paraísos fiscales que opera desde el bucólico condado de Surrey, registraron la compañía Apollonia Ventures Limited (con doble l), que al año siguiente denominaron Appolonia (con doble p), y en 2010 llamaron Appollonia Associates, dedicada a proveer servicios administrativos, un término genérico que justifica desde la compra de una lámpara al cobro de una comisión millonaria. En la documentación del Registro Mercantil de Londres, Corinna Larsen cita España como su país de residencia en 2005, al año siguiente de conocer al rey. Un dato revelador al que ha accedido Público y que indica que el rey no era solo su amante, sino también su mayor cliente.
A través de Juan Carlos de Borbón conoció al financiero sirio-saudí-canadiense Wafic Said, al mexicano Allen Sanginés-Krause, al azucarero cubano Pepe Fanjul y a un grupo de políticos, realeza y hombres de negocios de Omán, Catar o Arabia Saudí. Algunos con casa en las cercanías de Eaton Square, la mayor plaza de Londres, en la que la empresaria se hizo en 2011 con su vivienda actual, que costó 5,5 millones de euros de adquisición y 4,2 en reformas. Para la cual Juan Carlos I aportó 1,9 millones de euros desde la cuenta Lucum de Suiza a la sociedad opaca Riverhouse Partners; el resto lo financió la sociedad GDI (Gulf Development International) con sede en islas Caimán. El entramado para mover capitales procedentes de las supuestas cuentas del entonces jefe del Estado español por paraísos fiscales tomó forma pronto con la urdimbre tejida por ella.
Con Sanginés, la empresaria fundó la compañía Fortuna Ventures Ltd para compartir fondos en 2008, el mismo año en el que el rey recibió los 65 millones de euros del Gobierno de Arabia Saudí presuntamente por la construcción del AVE, a la cuenta suiza de la Fundación Lucum, dinero traspasado a Bahamas por Corinna Larsen "como regalo por su amor y cariño", según ella, por entonces testaferro o representante financiera del monarca. La asesora igual intervenía, como comisionista, en un contrato de compra y venta de petróleo o armas que en la adquisición y decoración de un piso para Juan Carlos en Londres. Ella se compró casa en Suiza.
Según El País, la comisionista gestionó entre 2007 y 2011 hasta doce cuentas en paraísos fiscales cuyos beneficiarios eran ella, su madre, sus hijos u otros. En diciembre de 2010 Corinna Larsen ingresó 4,4 millones de euros del Banco Nacional de Kuwait, días después de una visita del entonces jefe de Estado español; en 2015 recibió 1,7 millones de euros del Gobierno de Baréin tras un viaje de Juan Carlos a aquel país. El escándalo de Botsuana en 2012 terminó con el amor (según ella, había acabado en 2009), pero la pareja continuaba como amigos, más bien, aliados en los negocios, mientras su socio, Richard Cook, creaba en Panamá la compañía Cook Worldwide Limited para gestionar capitales ajenos.
Hasta el primer marido de la nacionalizada danesa, el americano Philip Jeffrey Adkins, de 64 años, que dejó Londres en 2010 para trasladarse a Holanda como director de LTP Trade Limited (otra compañía de servicios genéricos, según la documentación del Registro Mercantil), rentabilizaba la amistad con el rey al unirse al safari de Botsuana junto a ella y el hijo del segundo marido.
La caza de elefantes en Botsuana destapó el noviazgo secreto y la hipocresía pública y familiar de los Borbones. El diario inglés The Telegraph publicó que el rey Felipe era beneficiario de dos fideicomisos registrados en Suiza, lo que provocó la renuncia a la herencia del padre y la retirada de la asignación oficial a este. Un lavado de cara monárquico, como la forzada disculpa de Juan Carlos de "lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir".
En la espiral económica de la asesora y comisionista para acumular bienes, en 2015 adquirió la finca Chyknell Hall Estate, en el condado de Shropshire, oeste de Inglaterra, por 6,5 millones de euros. Como hizo con sus casas o el piso que iba a comprar para Juan Carlos en Upper Belgrave Street por 6 millones de euros en 2011 (lo cambio por otro de 50 millones, regalo del sultán de Omán), luego de la compra gastó otros tantos millones en reformarla. La finca está a día de hoy en venta por 17 millones de euros, signo de reducción patrimonial. El endulzorado anuncio de la venta en Daily Mail dice que la hacienda le recuerda las "fuerzas de la oscuridad de España" (metáfora de la vigilancia ilegal) y afirma que la vende porque "el proceso por acoso le ha generado inseguridad para vivir en una residencia remota".
En 2018, la Fiscalía suiza abrió investigación contra Corina Larsen y dos colaboradores del rey por posible fraude y blanqueo de dinero, mientras el fideicomiso Riverhouse Partners, creado por la comisionista en Islas Vírgenes, ingresaba en marzo de 2018 unos 9 millones de euros perpetuando la relación económica de los examantes. Ese 2018, Juan Carlos la desautorizó como testaferro. En 2021 la Fiscalía suiza multó a los tres acusados con 50.000 euros por no cumplir los requisitos contra el blanqueo de dinero y archivó la causa, entre otros motivos, por falta de colaboración de otros países. En España, el rey emérito también ha sido exonerado de presuntos delitos financieros por prescripción, inmunidad y regularización.
Juan Carlos, que ahora reside en Abu Dabi, solo tiene abierta la debilitada causa en Londres. En su demanda, la examante dice que Sangines, por citar un amigo del rey, canceló los contratos que tenía con ella y dejó de hablarle. Tampoco le dirigen la palabra, ni le facilitan comisiones Mohammed El Hussein, presidente del Banco Nacional de Omán, o George Shehadeh, exdirector del fondo de inversión Shuaa Capital, de Dubai, y ahora del Amwai, de Catar. Curiosamente, Corinna Larsen declaró que tenía "un contrato" con Kuwait para cobrar los 4,4 millones de euros; el fiscal suizo adujo, en cambio, que el contrato era una carta de recomendación. Lo mismo que dijo Sanginés al retirar lo que ella llamaba "contratos" y el mexicano "cartas" de comisionistas.
La demanda contra el rey ha quedado limitada a los supuestos delitos ocurridos a partir del 18 de junio de 2014, debido a que los tribunales ingleses le han otorgado inmunidad hasta su abdicación. Entre los tres cargos, y ocho razones, que aduce Corina Larsen para ser compensada, incluye el de difamación (el rey dijo a sus amigos que era una ladrona) y la pérdida de ingresos que le ha conllevado. Si bien no fija cifra exacta, sí ha calculado a Financial Times que ascienden a "decenas de millones". Ella va sumando y restando solo en millones; no trata en miles.
En su permanente reinvención, la asesora cuenta en su podcast lo siguiente: "Mi nuevo trabajo se centra en resolver errores financieros y sanciones surgidas de irregularidades. De repente, me encuentro trabajando en un campo al que me vi forzada a encarar por este terrible acoso. Estoy ocupada todas las horas del día que quiero".
Una representante contratada por la danesa asegura a Público que "Corinna está muy ocupada y es muy feliz a la espera de grandes noticias que se sabrán en el formato y el marco habitual en este país". Ella divide su tiempo entre Londres y Nueva York, donde tiene su sede, por ejemplo, la corporación azucarera de Pepe Fanjul, en cuya casa de Miami recaló con el rey. Ahora esas puertas también están cerradas para ella.
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