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El Departamento de Estado de EEUU siguió de cerca las informaciones de 'Público' y otros medios españoles sobre 'Wikileaks'

Documentos parcialmente desclasificados del Departamento de Estado señalan que el Gobierno de Barack Obama realizó detallados informes sobre el impacto internacional de las filtraciones difundidas en 2010. 

Concentración por Julian Assange en Londres
Concentración en defensa de Julian Assange el pasado viernes 10 en Londres. Henry Nicholls / REUTERS

Los escándalos dieron paso a la alarma, y la alarma se tradujo en cientos de documentos con membrete oficial provenientes desde distintos puntos puntos del globo terráqueo. Así se resumen las agitadas y complicadas semanas que el Gobierno de Barack Obama vivió a finales de 2010, cuando Wikileaks lanzó al mundo la mayor filtración mundial de documentos provenientes del Departamento de Estado. 

Según consta en distintos documentos parcialmente desclasificados del Departamento de Estado a los que ha tenido acceso Público, la administración estadounidense activó a finales de 2010 su amplia red de funcionarios en el extranjero. Su objetivo no era otro que hacer un pormenorizado seguimiento de las revelaciones ofrecidas por la organización liderada por el periodista australiano Julian Assange. 

"Aproximadamente a las 13:05 el Jerusalem Post y Der Spiegel publicaron artículos con múltiples citas sensibles de cables del Departamento de Estado que se refieren específicamente a líderes mundiales", advertía un mensaje enviado desde una dirección de correo electrónico del Departamento de Estado a las 13.10 (hora de Washington) del 28 de noviembre de 2010. Las alarmas, que en realidad llevaban ya algunos días encendidas, se terminaron de activar.

La nueva filtración de Wikileaks se basaba en 250.000 documentos del Departamento de Estado de EEUU, a través de los cuales quedaban al desnudo distintos aspectos de la política internacional de la Casa Blanca en varios lugares del mundo.

En el caso de España, los documentos permitieron conocer –entre otros asuntos– las presiones de EEUU al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para impedir que se esclareciera el asesinato de José Couso en Irak.

Alarmas encendidas

A partir de ese momento, desde distintas oficinas del Gobierno de EEUU esparcidas por los cinco continentes empezaron a llegar reportes sobre el alcance de las revelaciones de Wikileaks en cada uno de esos países. Según se recoge en otros informes, la administración de Barack Obama buscaba así conocer el impacto de las informaciones para diseñar así las posibles acciones a desarrollar junto a los otros gobiernos implicados.

"Los editoriales y análisis se concentran en cuestiones específicas de cada país o discuten las implicaciones más amplias de WikiLeaks. Muchos de los artículos que aparecen a continuación son resúmenes de informes más extensos de la Embajada. Se puede obtener información adicional disponible en los envíos de correo electrónico", destacaba el Departamento de Estado.

Los reportes incluían la repercusión de las informaciones divulgadas en España por distintos medios, entre los que aparece Público. El 29 de noviembre de 2010, un día después de que las filtraciones de Wikileaks empezaran a recorrer el mundo, un informe remitido a Washington sobre las repercusiones de las primeras informaciones publicadas inicialmente por el diario El País.

En esa línea, destacaba que "Público se centra en la opinión de Estados Unidos sobre la mala gestión" del Partido Popular en los atentados del 11-M "que llevó a la victoria socialista en 2004". Aludía así a los documentos secretos que revelaban las críticas del expresidente estadounidense George Bush al Gobierno de José María Aznar en relación a aquellos atentados. 

El interés de EEEUU por la repercusión internacional de dichas filtraciones continuó durante los días siguientes, tal como puede apreciarse en distintos documentos desclasificados. "Los comentarios continúan en la misma línea de discutir los efectos de las filtraciones sobre la diplomacia y el arte del secreto y la confidencialidad, las relaciones bilaterales de Estados Unidos y la condena y elogios al fundador de WikiLeaks, Assange", destacaba otro informe del Departamento de Estado redactado el 3 de diciembre de 2010.

"En un artículo de opinión firmado en Público titulado "¿Quién odia más a Assange?" Isaac Rosa opina que las filtraciones pintan "un cuadro global del que nadie sale indemne y retratan un planeta tan podrido que incluso la podredumbre estadounidense se diluye y huele menos", afirma textualmente el citado documento en el apartado dedicado a España.  

"No me gustaría estar en el pellejo de Julian Assange, fundador de Wikileaks, a cuya cabeza han puesto precio. Sabemos que lo busca Interpol, que el gobierno estadounidense quiere enchironarlo, y la ultraderecha del 'tea party' ejecutarlo. Pero Assange no sólo se va a quedar sin ir de vacaciones a Estados Unidos durante una buena temporada: al paso que va, no podrá poner un pie en casi ningún país del mundo", decía aquel artículo de Isaac Rosa.  

Mirada a España

Allí se recogían además las noticias publicadas por el diario El País sobre las revelaciones de Wikileaks, así como las repercusiones en otros medios locales como la cadena Cuatro, ABC, La Razón u Onda Cero.  "Con la excepción de El País, los medios de comunicación españoles se centran hoy en las finanzas europeas y en la voluntad del Banco Banco Central Europeo (BCE) para 'hacer lo que sea necesario para salvar el euro' (Público)", establecían los informantes en una nueva cita a este periódico. 

"Algunos periódicos especulan que Estados Unidos está investigando las opciones para acusar y extraditar a Assange", destacaba uno de esos documentos. En efecto, la Casa Blanca se lanzó contra el fundador de Wikileaks, a quien aún hoy intenta encarcelar por la supuesta comisión de 17 delitos relacionados con la Ley de Espionaje y uno de piratería informática. El pasado viernes, el Tribunal de Apelaciones de Londres aceptó el pedido de extradición del periodista.

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