Este artículo se publicó hace 4 años.
Emergencia por el coronavirusEl alcalde de Zaragoza se retrata frente al apagón mediático del resto de grandes ciudades
El conservador Jorge Azcón, que este jueves repartió pasteles en siete clínicas y acudió a la celebración del día de la comunidad, mantiene una intensa agenda de eventos protocolarios y sociales que contrasta con la drástica reducción de actos mediáticos por la que, en pleno confinamiento de la población por la pandemia, han optado los responsables de todas las grandes ciudades del país.
Zaragoza-
El alcalde de Zaragoza se retrata, casi todos los días y pese a estar en tiempos de confinamiento por el estado de alarma derivado de la pandemia: el conservador Jorge Azcón mantiene una intensa agenda de eventos protocolarios que le ha llevado este jueves a establecer un récord de ocho apariciones públicas, y eso que el Gobierno autonómico logró abortar otras tres y que la Delegación del Gobierno frenó una rúa de vehículos municipales por las principales calles de la ciudad, aunque su presencia en esta última no había sido anunciada.
La hiperactividad mediática de Azcón, que llegó a la alcaldía de la capital aragonesa el pasado junio mediante una coalición del PP con Ciudadanos apoyada por Vox, contrasta con el perfil bajo por el que han optado los responsables de las principales ciudades españolas, más en línea, y también más empático, con las normas de distanciamiento social y de aislamiento que está siguiendo la mayoría de la población por orden gubernamental y recomendación de las autoridades sanitarias.
Dejando al margen las ruedas de prensa telemáticas y las reuniones de trabajo presenciales y virtuales propias de sus cargos, Azcón empata en un solo día las ocho salidas de foto que desde la declaración del estado de alarma recoge la agenda del madrileño José Luis Martínez Almeida, el de mayor presencia del grupo, y las seis que constan en la de la barcelonesa Ada Colau.
Ambos restringieron de manera drástica sus apariciones en público al comenzar el mes de abril, algo que levan haciendo desde la declaración del estado de alarma tanto el valenciano Joan Ribó como el sevillano Juan Espadas.
Ni Abel Caballero ni Juan Mari Aburto se dejan ver
El primero solo se ha dejado ver en público en una ocasión, en una visita realizada la semana pasada al dispositivo con el que el consistorio y Cruz Roja reparten packs de comida en zonas chabolistas, mientras que al segundo le constan tres salidas fotográficas, todas ellas la semana pasada, a un centro de reparto de comida, a la contrata de limpieza viaria y a Mercasevilla.
"El alcalde tiene presencia, pero con muy poca exposición mediática y muy poca difusión", explicaron fuentes del Ayuntamiento de Sevilla, que ha optado por "no hacer convocatorias a los medios, y menos en el ámbito social", mientras dure la emergencia sanitaria.
El contraste de la agenda del zaragozano resulta también enorme con otros dos alcaldes de amplia proyección mediática en su día a día ‘normal’ como son el bilbaíno Juan Mari Aburto y el vigués Abel Caballero, los cuales únicamente se han expuesto en una ocasión en lo que va de estado de alarma: para visitar este jueves en Vitoria al lehendakari Íñigo Urkullu el primero y para inaugurar un camión de desinfección de calles el miércoles el segundo.
Ruta de clínicas: hiperactividad mediática en plena pandemia
Por el contrario, la jornada de este jueves, día de Aragón, resultó paradigmática de la hiperactividad mediática del alcalde zaragozano: por la mañana visitó, acompañado por la vicealcaldesa Sara Fernández (Cs) y por el correspondiente séquito municipal (seguridad, cobertura mediática, etcétera), siete clínicas privadas de la ciudad (Quirón, Militar, Montpellier, Rosales del Canal, San Juan de Dios, Clínica del Pilar y MAZ) para entregar a sus trabajadores y usuarios "lanzones de San Jorge", unos pasteles de nata y turrón de Jijona que tradicionalmente se comen en Aragón el 23 de abril.
El Gobierno de Aragón evitó que la cosa fuera a más y prohibió la realización de actos de ese tipo en los tres hospitales públicos de la ciudad (el Miguel Servet, el Clínico y el Royo Villanova) por evidentes riesgos de vectorización del virus que entrañaba ese carrusel de visitas.
Los pasteles, 4.500 raciones individuales en total, llegaban también a otros trece centros municipales y de oenegés, aunque ya sin la presencia de Azcón y Fernández, cuyo planteamiento no parece casar del todo con las restricciones a la movilidad y con el distanciamiento social que predican las instituciones. Ambos llevaban mascarillas, eso sí, aunque no todas las fotos muestran que todo el mundo mantuviera las distancias de seguridad.
Por la tarde, Azcón fue uno de los cerca de treinta invitados que asistieron al acto protocolario de conmemoración del Día de Aragón convocado por el Gobierno y las Cortes autonómicas en la sede de esta última institución, con lo que cerró oficialmente su jornada de mayor proyección mediática desde la declaración del estado de alarma, en la que también participó, con su correspondiente cobertura gráfica, en una reunión telemática de la junta de la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias), en la que es portavoz del PP, con la vicepresidenta Teresa Ribera y con los ministros Salvador Illa y Carolina Darias.
Aceleración tras el puente de Semana Santa
Azcón desató, ruedas de prensa telemáticas y reuniones de trabajo presenciales al margen, una frenética presencia mediática tras la semana santa, cuando se cumplía el primer mes de confinamiento.
Antes, en la segunda quincena de marzo y los primeros días de abril había mantenido un perfil relativamente bajo, con visitas a la planta potabilizadora de agua de la ciudad y a Mercazaragoza los días 14 y 16, un pase por el polideportivo de Tenerías, donde el ayuntamiento estaba habilitando un centro de acogida para sin techo y, ya el 27, una aparición acompañando al presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, al auditorio de Zaragoza, donde ambas instituciones preparaban un hospital de campaña cuyo uso no ha sido necesario hasta la fecha.
Ese mismo día, el ayuntamiento difundía una curiosa cobertura en la que el alcalde, abogado de profesión aunque ha pasado 16 de los últimos veinte años como concejal, revisaba unas mascarillas que había recibido el ayuntamiento.
A partir de ahí, la presencia mediática del edil comienza a intensificarse con una recepción de mascarillas en Mercazaragoza el 6 de abril y la visita al día siguiente a un bloque de viviendas municipales donde había fallecido un vecino en un incendio para, a partir del día 13, tras el puente de semana santa, dispararse con quince apariciones en once días que incluyen un fin de semana de apagón, un viernes previo de pleno y una jornada anterior sin presencia en la calle.
Embolsar bocadillos en un programa de donaciones
Ese carrusel de la última semana y media incluye, junto con la desmesurada eclosión del jueves que obligó a intervenir al Gobierno autonómico para tratar de aportar sensatez, visitas a Cruz Roja, a la empresa Volatta, a la contrata de la limpieza de calles y a la UME (Unidad Militar de Emergencia), la intervención en el homenaje de sus compañeros del centro de salud al primer médico muerto con coronavirus en Aragón, una aparición en el Banco de Alimentos y, también, la comparecencia hace unos días en dos bares de la ciudad que preparan bocadillos para sanitarios dentro de un programa de donaciones de particulares, acto en el que las fotografías oficiales lo muestran en mangas de camisa embolsando emparedados y llevando unas bolsas a una furgoneta.
La ruta de las clínicas no ha sido la única iniciativa del Ayuntamiento de Zaragoza que ha obligado a otras instituciones a intervenir. La Delegación del Gobierno tuvo que frenar vía requerimiento la decisión de organizar una caravana de vehículos de distintos servicios municipales (Policía Local, Bomberos, Protección Civil, autobús urbano, limpieza viaria, recogida de basuras y brigadas de Urbanismo, entre otros) que durante una hora y media iba a recorrer algunas de las principales calles de la ciudad para "homenajear y devolver a los vecinos el cariño recibido durante la crisis".
El requerimiento, que recuerda la prohibición de una manifestación del Primero de Mayo con coches, motos y bicicletas solicitada por la Intersindical "por considerar que no se cumplen las condiciones necesarias para excepcionar la aplicación de las medidas" del estado de alarma, recuerda que la movilidad "se ha reducido drásticamente, debido a que los desplazamientos suponen un riesgo de propagación del virus", y anota que "entre sus excepciones no aparece que se encuentre una caravana como la que se plantea".
"Por muy respetable y compartido que sea el reconocimiento que se pretende expresar, hay otras finalidades iguales o más respetables que no están siendo permitidas", como las visitas a familiares, las manifestaciones o las procesiones, añade la carta, que concluye que "resulta contradictorio con tal exigencia a la ciudadanía, que está actuando con gran responsabilidad, la organización de una caravana como la señalada".
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