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En la familia Pujol no hablan de dinero, pero lo multiplican en Andorra

Tres de los hijos de Pujol aseguran ante la juez que no se preguntaban sobre el origen del "legado" de su abuelo ni tampoco si el reparto era equitativo entre ellos. Mientras, el dinero no dejaba de crecer en el paraíso fiscal

Jordi Pujol, en una foto de archivo. EFE

G. GUZMÁN

MADRID.- Ni sabían el origen, ni tampoco si era un reparto equitativo, ni lo que ganaban cada uno de ellos con esta herencia millonaria que habían recibido de su abuelo. Así se presentaron ante la jueza de instrucción los tres hijos del expresident Jordi Pujol y así intentaron justificar su actitud ante un "legado" oculto durante 34 años en Andorra.

En la declaración a la que ha tenido acceso Público, tres de los siete hijos de Jordi Pujol relatan cómo en 1980 su abuelo dejó en herencia 140 millones de pesetas (841.000 euros) para todos ellos. Y han declarado ante la jueza que diez años después este dinero se había incrementado hasta los tres millones de euros.

La gestión del legado era "magnífica", en palabras de Pere Pujol Ferrusola, el número cuatro de la familia Pujol, expresadas ante la jueza que investiga supuestos delitos de blanqueo de capitales y contra la Hacienda por este capital oculto en Andorra y multiplicado durante más de tres décadas.

Ese dinero supuestamente heredado del padre de Jordi Pujol, Florenci, fue dividido entre la mujer del expresident y sus hijos. Cada uno recibió 62 millones de pesetas (372.000 euros) en 1992, según han reconocido por separado los tres hijos de Pujol -Pere, Mireia y Marta- ante la jueza aunque Mireia dice que desconoce si el reparto fue equitativo; es más, ni lo preguntó.

Ese dinero de salida siguió en la Banca Privada de Andorra y no dejó de aumentar. Pere Pujol vio incrementada esta cantidad hasta los 700.000 euros, Marta Pujol hasta los 558.000 y la hermana que se lleva la palma es Mireia, que convirtió esos 372.000 euros en algo más de un millón de euros.

Todos ellos, según la declaración a la que ha podido acceder Público, atribuyen este aumento a la"magnífica gestión" de la herencia y a la devaluación de la peseta, ya que desde el principio todo el dinero estaba en dólares.

Los tres hijos coinciden en exculpar a su padre de la responsabilidad de la herencia, de la que, dicen, el expresident se "desentendió" desde el primer momento.

El encargado de gestionar el dinero fue Delfí Mateu, hombre de confianza de Florenci y Jordi Pujol y alto cargo con ellos de Banca Catalana. Mateu se encargó de hacerlo desde 1980 hasta 1992, cuando el primogénito del expresident, Jordi Pujol Ferrusola, asumió la gestión. "El encargo era el de gestionar el legado que el abuelo dispuso para sus nietos y nuera", aseguró Pere Pujol en la declaración ante el juez.

En 1990 se produce una reunión en el seno de la familia Pujol en la que, al parecer, se comunica por primera vez a los hijos del legado que había dejado su abuelo. Dos años después, cuando Jordi Pujol Ferrusla ya es el administrador del dinero de la herencia, se les comunica a todos los beneficiarios de la herencia que les corresponderían unos 62 millones de pesetas (372.000 euros) por cabeza.

En 1992 se les comunica que les correspondían 62 millones de pesetas por cabeza

Esta cantidad era una estimación, ya que según Pere "todo estaba invertido y era un monto expectante que dependía de cómo fueran las operaciones". La realidad es que, años después, esta cantidad se vio multiplicada. En el caso de Pere, de la cantidad inicial de 372.000 euros pasó a los 700.000 euros que ha aflorado ante Hacienda a raíz de la confesión de su padre.

Al estar este dinero distribuido en distintas inversiones, el gestor de la herencia, Jordi Pujol Junior, realizaba ingresos "según iba habiendo liquidez" a las cuentas de sus hermanos. Desde el mismo año de 1992 cada hijo abrió su cuenta en Andorra, de la que sacaban dinero cuando lo necesitaban.

Los tres hijos se muestran despreocupados sobre cómo había ido la gestión en manos de Mateu, ni si el reparto posterior fue equitativo, ni de la evolución de sus inversiones. Pere aseguró en su declaración en el juzgado que no preguntó "qué había sido de ese dinero desde que se produjo la herencia hasta 1990 (momento de la reunión familiar)", mientras que Mireia Pujol admitió que no preguntó "si el reparto del dinero era equitativo".

Pere no se preguntó "qué había sido de ese dinero",  Mireia no cuestionó el reparto y para Marta era "un colchón"

De hecho, Mireia Pujol, que pasó a tener más de un millón de euros a partir de la cantidad inicial de 372.000, admitió que estaba "muy desentendida" de todo el tema. No sabía, aseguró, en qué se invertía su dinero ni cuándo Jordi le ingresaba las cantidades que le correspondían. "Quien lo gestionó lo hizo muy bien", se limitó a decir.

Marta Pujol, por su parte, aseguró que el dinero lo mantenía en Andorra para "tener un colchón". Ella aumentó su parte de la herencia hasta los 558.000 euros.

Los tres hermanos coinciden en su declaración en que la noticia que publicó El Mundo destapando el caso era "muy fidedigna", y que fue entonces cuando decidieron regularizar el dinero, decisión que transmitieron a su padre y que fue origen de la famosa carta del expresident en la que reconocía este patrimonio oculto durante tres décadas. Y los tres reconocen que no lo hicieron antes por el "daño político" que haría a la familia algo así.

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