Este artículo se publicó hace 2 años.
Feijóo se quita el traje de 'moderado' crecido por las encuestas
El presidente del PP ha elevado el tono contra el Gobierno y aleja cualquier atisbo de acuerdo, la tarea que se autoimpuso en su aterrizaje en Génova. Ha cuestionado la continuidad de Irene Montero al frente de Igualdad.
Madrid-Actualizado a
"Por sus frutos les conoceréis", S. Mateo 7: 15-16. Ni acuerdos, ni puentes, ni debates sosegados. Nada de lo que Núñez Feijóo anunció que venía a hacer a la política nacional se ha cumplido. Es más, a medida que el expresidente gallego aspirante a la Moncloa se acomoda en Génova, el PP eleva un tono los decibelios en su ofensiva contra el Gobierno. "La división en el seno del Gobierno y su debilidad son uno de los grandes riesgos de la economía", dijo este martes Feijóo aireando la otra pata de su estrategia: usar la amenaza de una gran crisis económica como principal baza electoral.
No venía a hacer "política de tuits" pero Feijóo ha entrado de lleno a la polémica surgida al albor de esta red social sobre el viaje oficial de la ministra de Igualdad a Nueva York para reunirse con representantes de la ONU o la Casa Blanca en materias de Igualdad y Género. El presidente del PP, que vio una foto de Irene Montero y su equipo en Times Square idéntica a otras que se han hecho miembros destacados de su partido como Isabel Díaz Ayuso o Elías Bendodo, lo definió así: "una ministra y sus amigas deciden hacer turismo en Nueva York". Y le pide al presidente del Gobierno "pronunciarse" y "actuar en consecuencia".
Ni Feijóo ni su equipo van más allá y explicitan si lo que piden es que se cese a Irene Montero. Dijo lo que dijo, aseguran sin explicar cuáles son las consecuencias que el PP de Feijóo ve oportunas por un selfie de la ministra de Igualdad. Lo cierto es que si hay un ministerio que está en el punto de mira de la derecha siempre es el de Igualdad y cada cierto tiempo siempre aparece un miembro del PP pidiendo que se suprima. Moncloa ya ha dejado claro que apoya a Irene Montero.
Más recurrentes son las acusaciones a Pedro Sánchez de querer "controlar" y "asaltar" las instituciones, pero tras la victoria en Andalucía el PP ha ido más allá deslizando la tesis de que el presidente del Gobierno querría manipular los resultados electorales. Feijóo habló este martes de la "grosera pretensión" de Sánchez "de apropiarse del estado y de sus instituciones" sin "rubor y sin un ápice de responsabilidad". No parece este el campo de cultivo más propicio para los acuerdos.
Pero hay más. El presidente popular mantiene bloqueada la renovación del Consejo General del Poder Judicial y tensiona cada vez más la cuerda con el Gobierno. Según Feijóo fue el Ejecutivo quien "rompió la baraja" porque "lo único que le importa es controlar el Tribunal Constitucional" y el PP "ha demostrado mucho más sentido de estado y voluntad de diálogo". En el último capítulo de la no-negociación para renovar el CGPJ, el PP dijo hace dos semanas que se estaba negociando pero que la reforma legal impulsada por el Gobierno para renovar el TC había roto las negociaciones. El ministro Félix Bolaños negó que hubiera ninguna negociación en curso y Génova terminó por decir que "había whatsapps".
Feijóo insistió este martes: "Estábamos dialogando con el Gobierno". Para que las conversaciones, si alguna vez existieron, se retomen el PP exige ahora que Sánchez de marcha atrás en su proyecto de ley, que se tramitará por la vía de urgencia, para que el CGPJ en funciones pueda elegir a sus dos magistrados y el Gobierno, las dos plazas que le corresponden y se desbloquee así el TC. Al tiempo que expone sus exigencias se refiere al Ejecutivo como el más "insolidario" y "regresivo" de la democracia.
Largas para no renovar el CGPJ
Este es solo el último escollo que ha encontrado Feijóo para no cumplir el mandato constitucional y sentarse a renovar el Poder Judicial. Los populares también bloquearon las conversaciones por las elecciones andaluzas después de retrasar dos meses os contactos. Una estrategia de dilatación de los tiempos, calcada de la dirección que vino a sustituir, que con la que pone en entredicho la voluntad de llegar a acuerdos que Feijóo usó como carta de presentación en Madrid.
Además, si hay un marco discursivo que Feijóo ha heredado sin reparos de Pablo Casado es del "sanchismo", la fórmula con la que los populares buscan desdibujar las siglas del PSOE y caricaturizar al presidente del Gobierno. Desde la sala Constitucional del Congreso, ante su grupo parlamentario, el líder del PP aseguró que el Gobierno respondió con "más sanchismo" al mal resultado en Andalucía.
Poco a poco el presidente del PP ha ido elevando el tono, casi al mismo ritmo con el que las encuestas le elevan también a él. Este martes presumió ante los suyos de los buenos resultados que le otorga demoscopia, señal inequívoca, considera, de que los españoles quieren "cambiar el rumbo". Y también Feijóo va cambiando el suyo hacia uno menos rupturista con el PP de los últimos tres años.--
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