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Cuando el general Galindo reivindicó la "extinción" de los maquis durante la dictadura franquista

La Dirección General de la Guardia Civil recurrió en 1995 al exjefe del cuartel de Intxaurrondo para que explicara en una publicación oficial su plan de "lucha antiterrorista". Entre otros asuntos, pedía "un auténtico servicio de apoyo jurídico" para los agentes de ese ámbito y señalaba que se trataba de "una guerra larga, silenciosa, sufrida y desigual".

Galindo
El exgeneral Enrique Rodríguez Galindo. EFE

El exgeneral Enrique Rodríguez Galindo, fallecido el pasado sábado por coronavirus, tenía un plan de actuación para luchar contra ETA. Tras la experiencia acumulada durante su etapa al frente del cuartel de Intxaurrondo –lo que le llevaría a ser condenado en abril de 2000 a 71 años de prisión por los crímenes de Lasa y Zabala–, este ex mando de la Guardia Civil expuso sus ideas en un artículo de una publicación oficial de la Benemérita en 1995, el mismo año en el que fue ascendido por el Gobierno de Felipe González. 

El número 12 de "Cuadernos de la Guardia Civil", que vio la luz durante ese año, tenía como temática "La Guardia Civil en defensa de la vida". En ese contexto, la publicación incluyó un extenso artículo de Galindo sobre "la lucha contra el terrorismo". Hoy está disponible en las bibliotecas del Centro de Análisis y Prospectiva de la Guardia Civil y de la Academia de Oficiales de ese cuerpo.

El documento elaborado por el exjefe del cuartel de Intxaurrondo hacía un repaso de la historia de ETA y realizaba consideraciones de carácter político. "El origen de las organizaciones terroristas independentistas se encuentra en la radicalización egoísta de un sentimiento político basado en el 'hecho diferencial', es decir, en sentirse distinto del resto de la comunidad nacional y obtener, en base a esa diferencia, una serie de prerrogativas políticas y económicas superiores al resto de territorios y poblaciones del Estado", comentaba.

A la hora de analizar "la acción violenta de ETA" a finales de los 70 y principios de los 80, hablaba de una "ideología nacionalista fuertemente arraigada y estructurada alrededor de un sentimiento basado en la exigencia de la autodeterminación, compartido por una mayoría de la población", así como también de la existencia de "una prensa que diariamente oxigenaba al complejo terrorista, materializado por el diario Egin".

En esa línea, mostraba su malestar con "una prensa férrea dirigida por el complejo político de apoyo a la actividad armada, que magnifica los errores políticos del Gobierno y las actuaciones erróneas y represivas de las Fuerzas de Seguridad".

El general realizaba también un análisis de la "disminución del número de votos de Herri Batasuna desde 1987", lo que a su juicio permitía "empezar a albergar ciertas esperanzas en lo que puede constituir la fase final de un largo problema, aunque de duración todavía impredecible".

Ni anarquistas, ni maquis

Galindo se dedicó además a explicar "cómo se debería atacar al problema terrorista" y la "respuesta que se le debería dar desde la administración". Entre otras cosas, señalaba que se trataba de una "guerra larga, silenciosa, sufrida y desigual" y reclamaba crear "un auténtico servicio de apoyo jurídico íntimamente ligado a la dirección de la lucha contraterrorista y en contacto humano con las personas que la llevan a la práctica".

Se centraba también en el papel concreto de la Guardia Civil, resaltando que ese cuerpo había sido el "baluarte último del Estado" para "luchar" contra "el terrorismo de signo anarquista" a principios del siglo XX, "logrando su total erradicación". Reivindicaba además que durante el franquismo "la Guardia Civil vuelve a ser protagonista en la lucha contra el 'maquis', consiguiendo a finales de los años cincuenta su definitiva extinción", en alusión a los grupos de guerrilla antifranquista.

"Hasta sus últimas consecuencias"

En el apartado de "Conclusiones", Galindo resaltaba que "la lucha antiterrorista es una labor para lo que no sirven más que aquellos hombres que sepan que para el cumplimiento de su misión deben estar dispuestos a llevar hasta sus últimas consecuencias el lema que figura en la puerta de nuestras casas-cuarteles: 'Todo por la Patria'. Y que darlo todo, en ocasiones, es dar la vida, otras, interminables horas de duro y servicio y, en otras, no tener la comprensión de la sociedad".

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