Del negacionismo climático al populismo agrario: la estrategia de PP y Vox para intentar cosechar votos en la España rural
En el siguiente vídeo explicamos cómo la derecha trata de lograr apoyos en el mundo rural con sus discursos a pesar de apoyar posiciones contrarias a este sector.
Madrid-Actualizado a
PP y Vox recurren al populismo agrario para cosechar el voto de la España rural. De hecho, Vox calca en esta materia el discurso de la organización SOS Rural, una entidad que promueve el negacionismo climático y teorías de la conspiración sobre la Agenda 2030.
¿Por qué decimos que recurren al populismo? Porque, cuando entran en campaña, defienden una agenda proteccionista, en la que el Estado intervenga en la economía para defender productos de origen español y proteger a los pequeños y medianos ganaderos.
Pero en el parlamento practican una política bien distinta. Por ejemplo, En 2021, el Congreso aprobó la nueva Ley de Cadena Alimentaria. Esta norma ponía fin a la venta a pérdidas. Es decir, se impedía la venta de productos a las cadenas de supermercados por debajo de los costes de producción. PP y Vox votaron en contra.
Pasividad ante la emergencia climática
En paralelo, la derecha despliega políticas que acentúan la emergencia climática. La Junta de Andalucía, en manos de Moreno Bonilla, autorizó una urbanización de 300 viviendas, hoteles y campos de golf al lado del Parque Nacional de Doñana.
Además, el representante del PP quiere legalizar cerca de 2.000 hectáreas de regadío irregular en Doñana. Todo esto a pesar de los problemas de sequía y de los informes desfavorables de la Confederación del Guadalquivir.
Otro punto que señala este populismo agrario o rural: la presunta preocupación de la derecha por la España vaciada. Desde hace años, el PP gestiona dos de las comunidades más afectadas por la despoblación: Galicia y Castilla y León. Según el INE, Galicia ha perdido más de 100.000 habitantes y Castilla y León 175.000 desde 2010.
Además, PP y Vox se posicionaron a favor de las macrogranjas cuando fueron criticadas por el ministro de Consumo, Alberto Garzón. Garzón cargó contra este modelo en la línea de organizaciones vecinales y rurales que no quieren esta forma de explotación. Lo único que hicieron PP y Vox fue tergiversar y ridiculizar las palabras del ministro.
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