Palestina, Marruecos y la batalla global contra la ultraderecha: las prioridades internacionales de Sánchez
Más allá de la guerra de Ucrania, el presidente del Gobierno se vuelca en abanderar la solución al conflicto entre Israel y Palestina. Sánchez ha puesto en primer plano las relaciones con el país vecino y las alianzas con otros líderes progresistas.
Madrid-Actualizado a
La presencia internacional de Pedro Sánchez durante estos últimos años ha sido uno de sus valores que suelen resaltar en Moncloa. El presidente del Gobierno se maneja bien en estos escenarios. Desde el atentado de Hamás y la posterior invasión y masacre de Gaza por parte de Israel en el mes de octubre, el líder socialista ha tratado de liderar en la UE una posición activa para el alto al fuego y las soluciones al conflicto entre Israel y Palestina.
A tenor de los viajes que ha realizado el líder socialista desde que comenzó la legislatura, esa ha sido su principal preocupación a nivel internacional junto con, evidentemente, la guerra en Ucrania. Además, desde que comenzó la legislatura también ha puesto el foco, de nuevo, en la relación con Marruecos o en la batalla global contra la ultraderecha, con un viaje muy simbólico a Brasil y Chile.
Tras ser investido como presidente, el primer viaje internacional de Sánchez fue a Israel y Palestina, en el mes de noviembre. Allí se vio con Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, y con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. También fue a Egipto, al paso de Rafah, el único paso fronterizo hacia la franja de Gaza. Desde allí comenzó a alimentar ya el reconocimiento por parte de España del Estado palestino. Algo que irritó a Israel y comenzó tensionar las relaciones.
Desde los socios de izquierda se viene reclamando a Sánchez más contundencia. Se pide el cese de relaciones comerciales y diplomáticas y se le afea la compraventa de armas. Al mismo tiempo, la posición del presidente es de las más contundentes contra Israel dentro de la UE y está muy bien considerada por los países árabes. El líder socialista quiere aprovechar la buena relación española con estos territorios para ejercer de nexo entre ellos y la UE.
El primer viaje de esta legislatura fue a Israel y Palestina. El último, a países árabes influyentes en el conflicto
Ese era el principal objetivo del viaje que Sánchez ha realizado esta semana. Ha visitado Jordania, donde mostró su apoyo expreso e in situ a la UNRWA. Luego, Arabia Saudí y Catar, dos monarquías árabes claves en la región y apoyos de la causa palestina. Desde allí lanzó un mensaje a Netanyahu tras el ataque a la ONG del chef José Andrés en el que el Ejército israelí mató a siete cooperantes. Sus explicaciones le parecen a Sánchez "inaceptables" y no descartó tomar medidas contra su Gobierno.
El PSOE pretende aprobar el reconocimiento del Estado palestino antes del verano. Es una vieja promesa de los socialistas, desde la época de José Luis Rodríguez Zapatero. No tiene implicaciones jurídicas relevantes sino más simbólicas y políticas. Es un paso que ya han dado otros países de la UE. España también avalará la inclusión de Palestina en la ONU como miembro de pleno derecho.
La apuesta de Sánchez es, aparte de aplicar un alto al fuego que ya piden la ONU y la UE, la solución de los dos Estados. Eso implica también que algunos países árabes reconozcan al Estado de Israel, un asunto que ha estado encima de la mesa durante su última gira. Ese paso, según la visión del líder del Ejecutivo, tendría que abordarse en la conferencia internacional de paz que lleva meses proponiendo.
En paralelo, Sánchez se ha mostrado también muy activo a nivel interno en la UE por la preocupación existente por la guerra de Rusia en Ucrania. El presidente se ha sumado al discurso europeo que defiende un aumento de la capacidad de defensa de todos los países. Unos mensajes, también los de la ministra Margarita Robles, que han sido cuestionados por sus socios de la izquierda.
La polémica relación con Marruecos
Otro de los viajes que ha realizado Sánchez desde noviembre es un clásico en las relaciones internacionales españolas. Se trata de Marruecos, país vecino. La relación del Gobierno socialista con el reino alauí de Mohamed VI ha estado llena de polémicas, con el Sáhara Occidental y la presión migratoria como puntos claves.
El rey marroquí recibió a Sánchez a finales del mes de febrero. Un encuentro que estaba pendiente desde hace tiempo tras relanzar unas relaciones cuyo peaje fue el giro histórico del Gobierno sobre el conflicto saharaui. La carta que envió Sánchez a Mohamed VI respaldando su plan de autonomía para el territorio del Sáhara Occidental cumplió el mes pasado dos años. Y los avances no han sido demasiados.
Sánchez se volvió a ver con Mohamed VI el pasado mes de febrero
El último viaje de Sánchez tampoco dejó demasiados avances. Incluso se deslizó la negativa de Marruecos a abrir las aduanas previstas para Ceuta y Melilla y comprometidas desde abril de 2022. Sánchez puso el foco en la cooperación migratoria mientras que Mohamed VI reiteró su agradecimiento por la posición española sobre el Sáhara. Una postura que le ha alejado de Argelia, con quien todavía no se han normalizado del todo las relaciones, ya que José Manuel Albares canceló una visita prevista recientemente en el último momento.
Con Lula y Boric
"No hemos llegado hasta aquí para consentir la ola de revisionismo ultraderechista". Lo dijo Sánchez el pasado jueves en un contexto donde el Gobierno ha iniciado un contrataque a la ofensiva de PP y Vox que pone en riesgo los avances en memoria democrática.
Para Sánchez, esta "ola reaccionaria" es global. El PSOE puso mucho el foco en ello durante las pasadas elecciones generales del 23J. La única alternativa para frenar a la derecha y extrema derecha es el proyecto socialdemócrata, apuntaron de forma insistente. Es bastante probable que las elecciones europeas del 9 de junio se jueguen también en esa clave que, hasta la fecha, le ha dado buen resultado a los socialistas.
Sánchez ha querido visibilizar sus alianzas progresistas en esta batalla ideológica internacional
Durante estos meses, el presidente ha querido también visibilizar sus alianzas progresistas en esta batalla ideológica internacional. Lo ha hecho con dos líderes carismáticos de América Latina: Lula da Silva y Gabriel Boric. Sánchez viajó a Brasil y Chile a principios del mes de marzo. En ambos encuentros estuvo muy presente la amenaza ultraderechista, especialmente en Brasil, donde los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro cuestionaron la legitimidad de la victoria de Lula.
La receta, según Sánchez, para combatir estas amenazas tiene que ver con las políticas para erradicar la desigualdad. En Chile, junto a Boric, el presidente del Gobierno hizo también una defensa del feminismo y la igualdad entre hombres y mujeres coincidiendo su comparecencia con el 8 de marzo.
Tras la reciente derrota en Portugal de los socialistas, el Gobierno de Sánchez es de los pocos en Europa que no han sucumbido a la ola reaccionaria. La composición del Parlamento Europeo tras el mes de junio puede ser clave en muchos asuntos. Y será otra cita clave para comprobar si la capacidad de resistencia de Sánchez sigue tan vigente como el pasado año.
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