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Partido Popular Pablo Casado y la vuelta de las mujeres "a una España muy oscura"

El organigrama que ha constituido la nueva dirección del Partido Popular, en la que de 54 cargos solo 17 los detentan mujeres, ha supuesto el colofón a una campaña en la que el ya líder de la formación conservadora ha hecho apología directa a la limitación de derechos como el aborto y abogado por "combatir" el feminismo.

Pablo Casado junto al nuevo secretario general del partido, Teodoro García Egea y el presidente del Senado, Pío García Escudero, entre otros hombres. / EFE

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"Siempre aparecerá un Casado recordando a las mujeres que, si nos descuidamos, pueden retrotraernos a una España muy oscura. Tenemos que estar vigilantes". Así se pronuncia en conversaciones con Público Carla Antonelli, diputada en la Asamblea de Madrid por el PSOE, feminista histórica y activista LGTBI. "Somos el único animal capaz de involucionar, todo lo conseguido y adquirido no está garantizado en el tiempo", advertía.

El discurso de campaña de Pablo Casado para su candidatura a las primarias del Partido Popular activó todas las alarmas entre diferentes sectores del movimiento feminista. Sus reiteradas alusiones a la "ideología de género", su obstinado empeño en retrotraer la legislación del aborto a aquella con vigencia en los años 80 o las continuas críticas a su ya vencida rival, Soraya Sáenz de Santamaría, por apelar a su condición de mujer como símbolo de empoderamiento de cara a las elecciones internas han sido las principales líneas rojas por las que Antonelli, entre otras, ha entonado un claro "no lo vamos a permitir". "Nos volverán a encontrar de frente", publicaba la feminista en su cuenta de Twitter y reiteraba a este diario, "si lo que quiere es tenernos en las calles de nuevo, es lo que haremos. Somos muchas, y cada vez somos más”.

Así, durante el tiempo en que transcurrió una polarizada batalla interna en la formación conservadora, Pablo Casado colocó sus ideas al respecto de los derechos de las mujeres en el centro de su estrategia y ha ido diseminando su mensaje. "Hace falta un consentimiento expreso de una notaria sexuala para poder acceder carnalmente a alguien sin temor a multa, con lo cual se acabó el matrimonio y se acabó la pareja: vamos al trío o al cuarteto judicial", ironizaba con sorna Federico Jiménez Losantos –a colación de la propuesta de la ministra de Igualdad, Carmen Calvo, de cambiar el Código Penal en relación a los delitos sexuales– en una entrevista que realizaba para esRadio al ahora máximo líder del PP. A esto, Casado, respondía asintiendo con una sonrisa: "y lo más curioso es que la actual legislación al respecto fue promulgada por la actual ministra de Defensa [Margarita Robles]". 

"En el año del 8 de marzo parece que casi todos los sectores, desde otros partidos de derechas hasta la Iglesia, y en casi todas las áreas, se ha empezado a asumir que tienen que hacer algo al respecto de lo que las mujeres están exigiendo", explica a Público Ángela Rodríguez "Pam", feminista y diputada de En Marea en el Congreso. "El Partido Popular, sin embargo, parece que ha dado un paso atrás con el liderazgo de Casado", puntualiza. 

"Habría sido mejor para las mujeres de derechas que hubiese ganado Sáenz de Santamaría la presidencia del partido"

Rodríguez considera que, en su opinión, "habría sido mejor para las mujeres de derechas que hubiese ganado Sáenz de Santamaría la presidencia del partido, porque el eje del machismo va más allá del eje izquierda-derecha". "Hablamos de opresiones que las mujeres de derechas también sufren y perciben", incide.

En este sentido, Antonelli reconoce que, de haber sido así, se habría tratado de "feminismo liberal, sin ninguna duda, y por llamarlo de alguna manera". "No habría significado la consecución de la plena igualdad: son el Partido Popular. Pero lo que es verdad es que este buen hombre no ha disimulado nada, ha quedado claro quién es, de dónde viene y con quién quiere andar", declara la política, "es la paradoja de que un hombre joven tenga unos pensamientos tan retrógrados".

Iria Marañón, editora y autora del libro Educar en el feminismo, ha sido otra de las activistas que más clara han dejado su posición al respecto del triunfo de Casado en redes sociales. Ella, sin embargo, valora en declaraciones a Público que con Sáenz de Santamaría "habría sido igual". "Las políticas que han supuesto un avance para las mujeres, que fomentan la corresponsabilidad en el hogar, que quieren eliminar la brecha de género, la ley de violencia machista, o la ley de dependiencia, entre otras, no han salido nunca del PP, por lo que no habríamos mejorado nada", desarrolla. "Nunca han sido ellos los que han luchado por recuperar los derechos de las mujeres", afirmaba también Antonelli en esta línea. "Este nuevo PP en realidad es el PP de toda la vida", añade.

"Ideología de género": herencia de Ratzinger

"Este feminismo de la ideología de género, o el movimiento de las pensiones, es un colectivismo social que el centro-derecha tiene que combatir", sentenciaba Casado frente a Jiménez Losantos en la entrevista mencionada. "Esta ideología de género es lo que ahora promueve Pedro Sánchez, como hizo Zapatero con las leyes de la Memoria Histórica o del aborto, etcétera", insistía el nuevo líder del Partido Popular, e introducía una coletilla en la que expresaba que, contra a la violencia de género, él estaba de acuerdo en intervenir, pero de forma "sectorial".

"El término 'ideología de género' lo promueven los sectores más conservadores, católicos y de extrema derecha", explica Iria Marañón. "Significa, luchar contra la idea de que la identidad de género se construye socialmente y no es biológica; que toda la lucha feminista y LGBTI, que quiere evitar estereotipos para que no existan injusticias, desaparece; que niega que las personas construimos nuestra identidad a través de la socialización y que el sistema patriarcal mantiene las desigualdades", desarrolla.

"Para ellos, el feminismo bueno es el patriarcado de toda la vida"

La denominación, de hecho, se popularizó a partir de los discursos y escritos de Ratzinger –Benedicto XVI– en contra del movimiento feminista, cuando trataba de apelar a las diferencias biológicas que justificaban la desigualdad entre mujeres y hombres. "Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia naturaleza", afirmaba Ratzinger en un discurso de Navidad del año 2012.

Aun así, Casado alude a "este feminismo" y no al "feminismo" en sí. "Algo tiene que decir para que no parezca que está en contra de los derechos y las libertades plenas de las mujeres, y se lo tienen que plantear como si hubiera un feminismo bueno y un feminismo malo", expone Antonelli. "Para ellos, en realidad, el bueno será el patriarcado de toda la vida; el malo será la consecuención de la plena igualdad y de desterrar actitudes absolutamente machistas", continúa la activista. "Esto lo hace también la propia jerarquía de la Iglesia católica, que es capaz de decir en una misma frase 'te acojo en mi seno y eres un enfermo'", concluye.

Ley del aborto y soberanía de los cuerpos

En esta línea, una de las batallas que Pablo Casado ha tratado de abanderar con mayor vehemencia es la de la limitación del derecho al aborto. Así, en un momento de auge de las reivindicaciones a nivel global de la soberanía de las mujeres sobre sus cuerpos –con movimientos tan potentes como el de los pañuelos verdes en Argentina–, el conservador busca abrir de nuevo un debate que, en España, prácticamente se cerró hace casi una década, con la aprobación de la ley orgánica de la interrupción voluntaria del embarazo en el año 2010. Y que ya supuso, además, la frustración de los planes del exministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, cuyo anteproyecto de ley para la limitación de los derechos reproductivos de las mujeres fue retirado por el propio Mariano Rajoy en 2014.

A pesar de ello, Casado ha continuado enrocado en querer retrotraerse a la legislación que se aprobó en 1985, que permitía abortar únicamente bajo tres supuestos: grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada, que el embarazo se hubiese producido como fruto de un delito de violación o que el feto corriera riesgo de nacer con graves taras físicas o psíquicas.

"Querer volver a la ley del aborto de los 80 demuestra que todavía se ponen en entredicho los derechos reproductivos de las mujeres, cuando en España precisamente habíamos sido muy vanguardistas en ese sentido", lamenta Ángela Rodríguez. 

A Iria Marañón, estas cuestiones le parecen un "importante retroceso para las mujeres, que poco a poco vamos consiguiendo pequeños avances". "En el momento que toquen la ley del aborto retrocederemos 30 años", denuncia.

Contra la paridad: ¿por qué son casi todos hombres?

El colofón a la postura ideológica declarada del político palentino se ha manifestado en esta última semana de un mes copado por su discurso antifeminista. Así, la nueva estructura de dirección del PP se constituía desafiando por completo las llamadas a la implementación de políticas y mecanismos que garanticen la paridad e intenten paliar el famoso techo de cristal con que se topan, incluso, las mujeres de la formación celeste. De un organigrama formado por 54 cargos, solo 17 los detentarán ellas

En la dirección del PP de Casado, de 54 cargos, solo 17 los detentarán mujeres

Casado declaraba antes de su elección que "el género" no es "un handicap"" o "un plus", porque eso contravenía "la igualdad de oportunidades". "Hay mujeres buenísimas, pero no por ser mujer; si tiene que haber una presidenta del Gobierno será porque es muy buena", trataba de justificar quien criticara a algunos apoyos de su adversaria que encontraban un aliciente en tener, al fin, una mujer a la cabeza del partido. 

“Además de que la dirección elegida no se ajusta a la representatividad, teniendo en cuenta que las mujeres somos más del 51% de la sociedad, Casado está diciendo que los hombres están más preparados que las mujeres, porque si no las cuentas no salen", reivindica Antonelli. "No hablar, como él dice, de señoras y señores, podría hacerse en un mundo utópico –por el que el PP nunca ha luchado– en la equiparación e igualdad entre hombres y mujeres", continúa la política. "Mientras esto no es exista, es necesario seguir haciendo esas señalizaciones y especificaciones, por una cuestión de justicia y reparación”, sentencia.

"Las mujeres no alcanzan los puestos de responsabilidad por una cuestión estructural: llámalo machismo, llámalo patriarcado", apoya Ángela Rodríguez. "La paridad es necesaria porque demuestra que las mujeres somos capaces de desarrollar esas actividades", especifica.

No se trata, por tanto, de considerar el género como un plus o un handicap, sino de justicia social. Como dirime la filósofa feminista Amelia Valcárcel en una conferencia en 2010: las políticas de paridad no son siquiera políticas de cuotas, porque estas se aplican con el fin de paliar las desigualdades que afectan a una minoría social y que las mayorías no acaparen sus derechos. A las mujeres, sin embargo, los espacios se les han expropiado históricamente a pesar de ser superiores en número.

"No hace falta remontarse mucho en el tiempo para entender el componente histórico de la opresión", señala Antonelli. "Podemos hablar de la consecución del sufragio femenino el siglo pasado o incluso del franquismo: de la desposesión que supuso para las mujeres, convirtiéndolas en el sujeto pasivo bajo la supervisión y autorización del hombre", plantea. ¿Se avecina, entonces, una España "muy oscura"?

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