La elección de Pello Otxandiano (Otxandio, Bizkaia 1983) como candiato en las elecciones vascas no ha sido una sorpresa. Una vez que Arnaldo Otegi dejó entrever que, por primera vez, EH Bildu podía no presentar a una mujer como candidata a lehendakari, todas las miradas se fijaron en este doctor en Ingeniería de Telecomunicaciones que, sin embargo, ha trabajado políticamente en el campo de los movimientos sociales.

En 2012 presentó la tesis doctoral producto de cuatro años de investigación en Mondragon Unibertsitatea y uno en Chalmers University of Technology de la ciudad sueca de Göteborg, basada en las políticas públicas y la estructura socio económica de la que ha sido una de las cunas de la socialdemocracia. El tema elegido para su tesis no pasa desapercibido.

En estos momentos, Otxandiano es el responsable del área de Programa de EH Bildu y antes había sido miembro de la dirección de Sortu, desde su refundación en 2016. En esa época se encargó de Movimientos Sociales y Herrigintza y compartió la dirección con dirigentes históricos de la izquierda abertzale como Rufi Etxeberria, Elena Beloki o el propio Otegi. Toda su labor política se ha centrado en las estructuras internas de EH Bildu, excepto su breve paso como concejal de su localidad natal.

Otxandiano es la expresión más genuina y actualizada de la transición de la izquierda abertzale a EH Bildu. Si dirigentes como Otegi propiciaron el cambio de estrategia y el final de ETA, cuadros como Otxandiano son los herederos de ese cambio. Es el perfil de los nuevos tiempos y evita que los adversarios políticos dejen de endosarte pesadas mochilas del pasado a la espalda. En estos momentos ésa es la gran excusa para futuras alianzas de gobierno.

Otxandiano aporta como candidato su juventud y una forma diferente de ver el país. Más poliédrica.

Otegi destacó ayer que la elección de Pello Otxandiano es "una inversión cualitativa", ya que "nadie duda de su solvencia, ni de su capacidad ni de su compromiso con este país". En este punto hay que decir que tampoco nadie puede dudar de que es un candidato continuista con la línea estratégica que ha seguido EH Bildu hasta ahora.

Es más, se podría ahondar en que, en una buena parte, la estrategia de los últimos años de la formación de la izquierda soberanista está trazada por Otxandiano desde la dirección de un área tan influyente como es la de Programas. Y es que existe una línea muy fina entre ser más de lo mismo y ser continuista. Compartiendo los mismos objetivos e igual hoja de ruta que Otegi, con quien ha trabajado estrechamente durante estos años, lo que aporta el candidato es su juventud y una forma diferente de ver el país. Más poliédrica.

Otxandiano ha sido hasta ahora un teórico. Un ideólogo del nuevo tiempo que le ha tocado vivir al independentismo de izquierda vasco. Euskaldún, gran formación, buen comunicador y ha demostrado que también es un buen negociador. En su papel ha cumplido con creces y de ahí que sea el candidato.

Hasta ahora no le ha hecho falta ser un líder carismático. No es Otegi. ¿Los candidatos a lehendakari tienen que ser líderes carismáticos para los votantes? De momento, sale con ventaja respecto a quien será su adversario, el jeltzale Imanol Pradales: la marca EH Bildu cotiza al alza y la marca PNV a la baja.