Este artículo se publicó hace 2 años.
Un policía de la trama 'Cursach' se desdice en el juicio de sus anteriores declaraciones y culpa al fiscal y al juez instructor
Todos los acusados de este caso están empleando como estrategia la de deslegitimar la instrucción de la causa judicial.
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"Todas las declaraciones que he hecho son falsas", ha asegurado Nicanor Góngora, uno de los policías implicados en el caso Cusarch, quien ha acusado al fiscal Miguel Ángel Subirán de "darle instrucciones claras" de qué debería declarar. Góngora, al igual que el resto de acusados, están arremetiendo contra la instrucción de la causa para pedir que se archive y así anular el juicio.
El caso Cusarch investiga los supuestos sobornos por parte del empresario mallorquín, Bartolomé Tolo Cursach, a la Policía Local de Palma de Mallorca y del municipio de Calvià para favorecer a sus establecimientos de ocio nocturno frente a los de la competencia.
Góngora se enfrenta a una pena de seis años y medio de cárcel por cohecho y coacciones a petición de la fiscalía. A modo de defensa, ha acusado a Subirán, fiscal anticorrupción, y al juez a cargo de la instrucción, Manuel Penalva, de tener un "especial interés" de incriminar a determinados mandos policiales.
"Te recuerdo que te puedo tener localizado 24 horas", ha puesto el policía en boca de Subirán. Góngora ha explicado cómo supuestamente le presionaban al prometerle que no iría a la cárcel si firmaba una declaración que el fiscal había redactado.
El comisario, Rafael Estarellas: "Yo era un objetivo"
De manera similar, el comisario Rafael Estarellas, otro de los procesados, ha desacreditado al fiscal y al juez tras manifestar que este proceso "se inició por un golpe de estado" para desbancar a la cúpula de la Policía de Palma. "Yo era un objetivo", ha explicado el comisario, quien ha asegurado que lo habían caricaturizado como "enemigo público número uno".
Góngora, Estarellas y Nadal parecen estar siguiendo la estrategia planteada por Bartolomé Cursach
Estrellas también ha negado la acusación de haber ignorado una denuncia, según la cual Góngora habría extorsionado a la dueña de un establecimiento de ocio nocturno en Palma de Mallorca. El comisario ha defendido que esa misma empresaria, al hablar con ella, negó haber recibido ninguna presión policial.
El comisario también ha hecho alusión a otro de los acusados, Jaime Nadal, director de general de Turismo, Comercio, Actividades y Litoral en el Ayuntamiento de Calvià, quien habría sido procesado de manera injusta tras una serie de falsedades. El propio Nadal en su intervención garantizó que no había favorecido al Grupo Cusarch ni a su discoteca BCM, durante su mandato.
Este funcionario también aseguró haber sido intimidado por el fiscal y el juez instructor del caso, además de que una persona de su confianza de dentro del consistorio le habría abierto un expediente disciplinario en su contra.
Deslegitimar la instrucción del caso
Tanto Góngora como Estarellas, al igual que Nadal, parecen estar siguiendo la estrategia planteada por el principal acusado, Bartolomé Cursach, de deslegitimar la instrucción del caso. El pasado lunes, el empresario se negó a declarar "hasta saber de qué va el juicio", según dijo su abogado defensor.
Desde el comienzo de las pesquisas judiciales, tanto Subirán como Penalva han sufrido numerosos ataques para descreditarles. Tal como sacó en exclusiva Público, "el rey de la noche de Palma", como es conocido Cursach, compró a diversos periodistas baleares para apoyar a los investigados.
El jaque definitivo ocurrió después de que se filtrase una conversación de WhatsApp en la que el juez instructor arremetía con insultos contra los acusados. Este hecho hizo que Penalva fuese apartado del caso. Además, Subirán dejó la investigación después de jubilarse de manera anticipada en 2020.
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