Este artículo se publicó hace 3 años.
Elecciones CataluñaPSC y ERC empatan en un Parlament de mayoría absoluta independentista que da alas a una presidencia de los republicanos
El independentismo revalida la mayoría absoluta con 74 diputados, cuatro más que en 2017. ERC encabeza el soberanismo pero a muy corta distancia de JxCat, y la CUP vuelve a ser decisiva. El PSC dobla resultados, con 33 diputados, y gana en votos. Ciudadanos se hunde, el PP se estanca y Vox emerge como cuarta fuerza y liderará la derecha españolista, superando a los Comuns en algunas de sus plazas fuertes metropolitanas.
Barcelona-Actualizado a
ERC y el PSC han empatado en las elecciones catalanas con 33 diputados cada uno, aunque los socialistas se han impuesto en número de votos, con un 23% de los sufragios. Con todo, los republicanos mantienen las opciones a la presidencia de la Generalitat de Pere Aragonès gracias a la mayoría absoluta que el independentismo ha revalidado con 74 escaños, cuatro más que en 2017, y superando el 50% de los votos emitidos.
Esquerra liderará el bloque independentista con 33 diputados, uno más que hace tres años, aunque manteniendo una dura pugna con Junts per Catalunya, que se sitúa en 32 diputados, dos por debajo de los últimos comicios. Y con una CUP en crecimiento que no llega a los diez diputados de 2015, pero que pasa de cuatro a nueve y volverá a ser un factor decisivo. El PDeCAT, finalmente, no ha conseguido el 3% de votos necesarios para entrar en el Parlament.
Illa, sin opciones a presidir la Generalitat
El PSC ha logrado un gran resultado, doblando los 17 escaños de hace tres años a los 33 de este domingo, además de la victoria en número de votos con un 23% de los sufragios. Pero la mayoría absoluta independentista no da a Salvador Illa ninguna opción para conseguir la Presidencia.
La debacle de Ciudadanos: de 36 a seis diputados
El gran batacazo de Ciudadanos, que pasa de 36 a seis diputados, y la fuerte entrada de Vox con 11 diputados marcarán sin duda el futuro y el posicionamiento del bloque de la derecha españolista en esta próxima legislatura, en la que el PP queda relegado a la cola del bloque con solo tres diputados.
Extrema fragmentación en el Parlament
Los resultados de las elecciones de este domingo en Cataluña dejan un Parlament de extrema fragmentación, con hasta ocho formaciones políticas. A pesar de la emergencia sanitaria y social provocada por la pandemia y la crisis económica, en estos comicios se ha impuesto una vez más el componente territorial en el reparto de votos entre las múltiples formaciones políticas con representación.
La reedición de la mayoría absoluta de las fuerzas independentistas y el mantenimiento de los resultados entre los dos bloques que conforman el soberanismo y el constitucionalismo ponen de manifiesto la poca permeabilidad de cada uno de ellos. Una transferencia de votos que un mayor debate en el eje izquierda-derecha podría haber propiciado y que ha perjudicado a formaciones como En Comú Podem, que se ha quedado con ocho diputados.
El debate ideológico ha estado ausente en buena parte de la campaña mientras la cuestión territorial se ha ido instalando con una dura pugna entre ERC y Junts per Catalunya, que ha centrado el debate independentista en episodios como la firma del documento para rechazar pactos con el PSC.
Por otra parte, unos socialistas lanzados a la captura del voto de Ciudadanos y la emergencia de Vox también han posicionado hacia un explícito anti-independentismo al bloque constitucionalista.
Baja participación, clave
La participación del 53'55%, 26 puntos por debajo del 79% de 2017, ha sido sin duda una de las claves de los resultados. La alta abstención viene motivada por el miedo a la pandemia, el desánimo por la crisis económica —que tiene un duro impacto en las clases medias— y un escenario político menos tenso que el de hace tres años, cuando las elecciones del 21 de diciembre de 2017 se celebraron bajo la implantación del artículo 155 de la Constitución y el encarcelamiento de los dirigentes independentistas después del referéndum del 1 de octubre.
A pesar de que la abstención ha sido considerable en el conjunto de la región, su distribución territorial puede dar alguna pista sobre los resultados, ya que en las zonas con mayor peso independentista se habría producido una mayor participación y, en cambio, la desmovilización sería mayor en el área metropolitana de Barcelona, con mayor peso de los partidos constitucionalistas.
De esta manera, los municipios donde el independentismo aglutinó menos del 35% de votos han visto reducida la participación en 24,5 puntos, de media, mientras que el descenso es de 23,2 puntos donde obtuvieron entre el 35% y el 50%.
A medida que los apoyos de JxCat, ERC y la CUP son más elevados, el descenso es menor, hasta el punto que es de 16 puntos donde sus resultados acapararon entre el 70% y el 80%, y de tan sólo 12 puntos donde superó el 80%, cerca de la mitad que la del conjunto del país. Un aspecto que se entrevé con fuerza en la victoria del PSC, sustentada en los resultados de la demarcación de Barcelona, donde ha conseguido liderar el escrutinio con fuerza con 23 diputados a cinco de ERC, y se ha impuesto en las tradicionales comarcas del cinturón rojo barcelonés altamente pobladas como el Baix Llobregat, el Vallès Occidental o el Barcelonès.
En Tarragona, la primera fuerza ha sido ERC, mientras que en Lleida se ha dado un empate entre JxCat y ERC, y en Girona JxCat ha liderado el escrutinio, todas ellas fuerzas independentistas.
La victoria del PSC supone un espaldarazo para la operación encabezada por Salvador Illa y un triunfo importante a escala estatal para Pedro Sánchez, que ve como el PP se hunde en el peor resultado de su historia en Cataluña, absolutamente superado por Vox.
El tripartito de izquierdas, improbable
A pesar de ello, Illa no tendrá opciones a la presidencia, frenado por la mayoría absoluta independentista. La posibilidad de un tripartito de izquierdas se ve también bastante improbable después de los vetos cruzados entre Esquerra y los socialistas durante la campaña. Lo cual no quiere decir que no se tenga que tener en cuenta un elemento clave: la distensión política que puede comportar que el PSC haya acaparado buena parte de los votos de Ciudadanos, concentrando una opción constitucionalista más moderada y abierta al diálogo.
Esto, acompañado de una posible presidencia de Pere Aragonès, si ERC consigue poner de acuerdo el frente de partidos independentistas. A pesar de que las exigencias de Junts per Catalunya y una nuevamente decisiva CUP en la línea de la confrontación con el Estado puede dificultar las negociaciones, la presidencia del candidato de ERC permitiría reactivar la mesa de negociación y dar pasos adelante en el diálogo para la solución del conflicto.
Según las fuentes de los republicanos consultadas, ERC prevé que Aragonès opte a la presidencia a pesar de quedar en segundo lugar en las elecciones y planteará en la ronda de contactos de negociación dos premisas: por una parte un acuerdo de fuerzas favorables a la amnistía y el derecho a la autodeterminación, que van desde Jxcat a los Comuns pasando por el PDeCAT o los Comuns, y por otra parte un acuerdo de presupuestos que permita al nuevo Govern encauzar la nueva legislatura con mayoría suficiente en el Parlament para aprobar las cuentas que permitan hacer frente a la crisis económica y desarrollar los fondos europeos.
Por su parte Junts no pondrá fácil el pacto y planteará a Esquerra un compromiso explícito con el desarrollo de la agenda independentista. Junts ha perdido solo un diputado, pero se ha invertido el orden en el liderazgo en el bloque soberanista, aunque con poco margen, como ya pasó en el 2017 pero al revés.
Y la CUP se puede sentir más cómoda invistiendo, aunque sea en segunda vuelta, a Aragonès, por un perfil más izquierdista de Esquerra pero también hará exigencias maximalistas en el terreno independentista. Las negociaciones se entrevén largas y las asambleas de la CUP son siempre una caja de sorpresas. Pero en todo caso el primer paso en los posibles acuerdos se dará dentro de 20 días con la constitución del Parlament. Una presidencia de JxCat daría muchas pistas de por dónde irá el próximo Govern, con toda probabilidad independentista.
Entre otras cosas, porque los Comuns, que han conseguido repetir resultados con ocho diputados pero no consiguen despegar el proyecto de Podemos en Cataluña, ya han anunciado que no se integrarán en un Ejecutivo con los de Puigdemont.
En Comú Podem reivindicará un tripartito con presidencia de Illa que, evidentemente, ERC no está dispuesta a materializar renunciando a las propias opciones de Aragonès.
Vox, protagonista del nuevo bloque 'constitucionalista'
Y, sin ninguna duda, la recomposición del bloque constitucionalista tiene en Vox el gran protagonista. Su entrada en el Parlament es mucho mayor de lo esperado y con 11 diputados se sitúa como cuarta fuerza de la cámara. Unos resultados con los que no solo supera a Ciudadanos o el PP, sino también a la CUP o a En Comú Podem, a quien ha rebasado en ciudades del área metropolitana como l’Hospitalet.
Además, confrontado claramente con el PSC, Vox liderará el españolismo más recalcitrante abanderando el sector de la derecha constitucionalista más dura con el independentismo. Una vez más, la emergencia del eje identitario en la política catalana ha sido clave en el resultado de Vox, que se concentra en buena parte en el área metropolitana de Barcelona.
La descomposición de Ciudadanos ha beneficiado claramente a la ultraderecha, que ha competido en el discurso agresivo contra el independentismo con los de Inés Arrimadas, y una buena parte del electorado parece haber preferido el original a un Ciudadanos en clara decadencia. Su caída —de ser la primera fuerza electoral con 36 diputados a obtener solo seis— es una hecatombe que pone en cuestión la pervivencia de Ciudadanos no solo en Cataluña, sino también a escala estatal. Unos malos resultados que acompañan también al PP de Pablo Casado, que se queda con solo tres diputados, bajando uno y como último grupo de la cámara catalana. Sin duda, unos malos resultados lejos de las expectativas iniciales de los populares que tendrán repercusiones en las aspiraciones a nivel estatal y en la pugna con Vox.
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