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El PSC inicia el desmarque del Gobierno de Barcelona que comparte con Colau con la mirada puesta en las municipales

Los socialistas han apoyado iniciativas de los grupos de derechas de la oposición como Junts, o votando junto a PP y Ciutadans, y han generado diversas polémicas en relación a proyectos estratégicos como la recogida selectiva de basura puerta a puerta o las 'superilles'. Barcelona en Comú considera que Collboni, que está inmerso en la carrera interna para ser alcaldable, ha hecho "un mal cálculo electoral" y consideran la actitud del socio de "irresponsable" y "desleal".

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Vista general de un Pleno del Ayuntamiento de Barcelona, con la intervención de la alcaldesa, Ada Colau. — David Zorrakino / EUROPA PRESS

barcelona, Actualizado:

Algo está ocurriendo en el gobierno municipal de la capital catalana que comparten la Barcelona en Comú de la alcaldesa Ada Colau y el PSC. Y todo apunta a que las relaciones entre ambos socios no pasan por el mejor momento del mandato. O así lo indican las votaciones que los socialistas han efectuado en determinados ámbitos y temas de la ciudad en el Ayuntamiento barcelonés, así como algunas declaraciones de su portavoz, Jaume Collboni. Votaciones a la contra de las propuestas del gobierno municipal que indican una evidente voluntad de alejarse de la alcaldesa y de marcar distancias con los socios de Barcelona en Comú.

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Aunque todavía falta algo más de un año para las próximas elecciones municipales, la recta final hacia los comicios locales podría estar detrás del evidente desmarque que los socialistas han empezado a hacer respecto a las políticas del gobierno municipal que lidera Colau. Todo un clásico en los gobiernos de coalición cuando llegan elecciones pero que desde los Comuns ven con "preocupación" y como una "grave irresponsabilidad", según fuentes de la formación política.

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Ambos partidos tienen criterios ideológicos diferentes en cuanto a diversos temas que condicionan el modelo de ciudad que mantiene cada uno, por ejemplo sobre la ampliación del aeropuerto, los Juegos Olímpicos de Invierno o el turismo, tal y como ya explicó Público hace unos meses. Pero lo cierto es que durante todo el mandato las discrepancias se han mantenido limitadas y la labor de gobierno se ha supeditado al marco configurado por el pacto de gobierno suscrito en 2019 que supuso la alcaldía para Colau y la primera tenencia de alcaldía para Collboni. Concretamente el 'Acord d'esquerres per al govern de Barcelona'. Esto hace que el cambio de actitud de los socialistas desmarcándose de su propio gobierno municipal sea perceptible y atribuible a un cariz electoralista.

Connivencia socialista con las derechas

En el entorno de Barcelona en Comú no sólo preocupan las votaciones del PSC que consideran "desleales" sino que además los socialistas hayan actuado conjuntamente con las derechas en votaciones que incluían a Junts, el PP y Ciutadans en las maniobras para desestabilizar su propio gobierno.

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Los ejemplos son múltiples. El pasado martes los socialistas votaron a favor de una proposición de Junts para modificar el Plan de Usos del Eixample (distrito céntrico de Barcelona) en contra del criterio del gobierno municipal. Y, de hecho, el día que se anunció la llegada de las superilles (manzanas de viviendas pacificadas al tráfico) al Eixample, un proyecto urbanístico y de ordenación cívica de la ciudad que pone el espacio urbano al servicio de las personas, y que ha sido considerado "estratégico" por el actual gobierno municipal de Barcelona, el PSC se desmarcó.

La ZBE y el puerta a puerta

Otro ejemplo estaría en el ámbito medioambiental y de sostenibilidad en el que el Ayuntamiento de Barcelona ha apostado por la restricción de vehículos contaminantes con la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Éste es un tema que ha comportado evidentes beneficios medioambientales para combatir la fuerte presión contaminante que sufre la capital catalana. Una alta tasa de contaminación que ha generado requerimientos por parte de las autoridades europeas para la toma de medidas al respecto. Pero que no ha estado exento de polémica y malestar en algunos sectores de la ciudadanía que se han visto obligados a aparcar vehículos antiguos. Pues también esta cuestión ha recibido últimamente la embestida del PSC en lo que podría ser un intento de instrumentalizar esa preocupación.

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Collboni: "No es el momento de ampliar la Zona de Bajas Emisiones a los vehículos con etiqueta amarilla",

Por ejemplo, al día siguiente de la presentación del balance de la Zona de Bajas Emisiones, donde el concejal de Emergència Climètica i Transició Ecològica, Eloi Badia, precisamente hizo un llamamiento a la tranquilidad respecto a la ampliación de la ZBE en los coches con etiqueta amarilla (susceptible de ser no aptos para la circulación en el área de Barcelona), recordando que no hay calendario previsto, Collboni salió a la ofensiva. Pese a las prevenciones de Badia, el portavoz socialista y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona aseguró que "no es el momento de ampliar la Zona de Bajas Emisiones a los vehículos con etiqueta amarilla", en una clara confrontación con el colega de gobierno. Añadiendo que "después de la pandemia, la crisis y la gran subida del precio de los carburantes no dejaremos atrás al 40% de personas que tienen vehículos con etiqueta amarilla y no pueden cambiarlo". Una afirmación que fue recibida por los responsables de Emergència Climàtica como "manipuladora" y "demagógica".

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Un tercer ejemplo sería la votación favorable del PSC a la propuesta de Junts per Catalunya sobre la losa de la Ronda de Sant Antoni -una plataforma de cemento construida en esta céntrica vía de Barcelona para instalar el mercado provisional durante la larga remodelación del Mercat de Sant Antoni-. Una plataforma que había generado quejas vecinales y para la que el área de Urbanismo dependiente de los Comuns ya había previsto un proyecto. La votación favorable del PSC a la propuesta de Junts en contra del parecer de Urbanismo se entiende desde la alcaldía como un nuevo desmarque de los socialistas de la posición del gobierno municipal.

El desmarque de los socialistas no ha estado sólo en las votaciones sino también con las declaraciones. Si las afirmaciones de Collboni sobre la ZBE irritaron profundamente a los Comuns tampoco gustaron nada las afirmaciones de los socialistas en un tema particularmente complejo y polémico como la recogida selectiva puerta a puerta de la basura doméstica implantada en algunos barrios. Por ejemplo, cuando se decidió el aplazamiento del sistema de recogida de residuos puerta a puerta en Horta-Guinardó y el PSC quiso hacer bandera ante los vecinos asegurando que eran ellos quienes habían tomado de forma unilateral la decisión. Cuestión que los miembros del gobierno de Barcelona en Comú desmienten categóricamente y que atribuyen a una "táctica de generar conflictos inexistentes a través de los medios de comunicación que acaban impactando en el gobierno municipal".

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Demoscopia mala y dudas sobre el candidato

En sectores del gobierno municipal comienza a imperar la convicción de que los últimos movimientos del PSC responden a un "mal cálculo electoralista", pensando que "anteponiendo sus intereses de partido por delante de los de la ciudad podrán obtener algún rédito electoral". Un rédito que el último Barómetro municipal de diciembre no detecta ni mucho menos, ya que Barcelona en Comú se sitúa como la fuerza que ganaría las elecciones (en intención directa de voto), a una distancia de 4,6 puntos de ERC y doblando los apoyos del PSC. Cabe recordar que las últimas elecciones las ganó el candidato de ERC, Ernest Maragall, aunque empatado a 10 concejales con Ada Colau. Y el PSC quedó tercero con 8 concejales.

Los últimos datos demoscópicos con los que trabaja el partido no avalarían la opción Collboni

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La apuesta de los socialistas por recuperar la alcaldía de Barcelona después de la derrota de los últimos mandatos es estratégica para el partido dirigido por Salvador Illa. Tras la victoria, aunque por la mínima, en las elecciones al Parlament de hace poco más de un año, la estrategia municipalista de los socialistas pasa por recuperar las alcaldías de Lleida y Tarragona perdidas ante ERC hace tres años, apuntalar las mayorías absolutas en ciudades clave del área metropolitana como L'Hospitalet de Llobregat o Santa Coloma de Gramenet y alcanzar la alcaldía de la capital catalana.

Fuentes del PSC aseguran que "estamos en fase ascendente y nos vemos capaces de ganar en Barcelona", pero estas mismas fuentes reconocen que hay dudas sobre si Jaume Collboni es el candidato adecuado para optimizar este empuje del que disfrutan los socialistas en estos momentos. Los últimos datos demoscópicos con los que trabaja el partido no avalarían la opción Collboni. "Lo que no quiere decir que no acabe siendo el candidato", aseguran las mismas fuentes socialistas.

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Por el momento, Collboni ha manifestado su intención de repetir como alcaldable y el baile de nombres alternativos no pasa de la rumorología, sin ningún tipo de confirmación. Pero incluye, eso sí, a posibles candidatos y candidatas que van desde el ministro de Cultura, Miquel Iceta, a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Todo ello podría estar provocando un cierto nerviosismo en el grupo municipal socialista y generado este rumbo errático de desmarque interno del propio gobierno.

"La ciudad necesita avanzar"

Preguntados por esta situación y por la inestabilidad que genera en el gobierno municipal, desde Barcelona en Comú se muestran dolidos con el socio y contundentes: "Esta forma de actuar de forma desleal con su propio gobierno es irresponsable. Lo es ante lo que pide la propia ciudadanía en un contexto de incertidumbre y polarización, después de una pandemia. Es necesaria la máxima colaboración. Si se está en el gobierno, es para gobernar no para hacer oposición", aseguran. Las mismas fuentes recuerdan que todavía queda más de un año para las próximas elecciones y advierten que "la ciudad necesita avanzar".

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