El rey omite el genocidio de Israel en Palestina y obvia la guerra de Ucrania en su discurso de Navidad

El discurso de Navidad de Felipe VI el 24 de diciembre de 2022 estuvo marcado por la guerra de Ucrania en todas sus vertientes. El monarca habló del conflicto y de sus consecuencias económicas y sociales en un mensaje cargado de tintes belicistas hasta en la escenografía.

En el plano televisivo que le enfocaba destacó, enmarcada, una fotografía de familia que los dirigentes de buena parte de los países integrantes de la OTAN se hicieron en el Palacio Real en la cena de gala de bienvenida de la cumbre celebrada en Madrid.

Este año el rey no ha hecho ni una sola mención en su discurso al enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, ni tampoco al otro conflicto que ha marcado el último cuatrimestre de 2023 y que deja ya un saldo de víctimas civiles inasumible y una reconfiguración de los pesos geoestratégicos en Oriente Medio: el genocidio de la población de Gaza a manos de Israel.

La alusión a la guerra de Ucrania hubiera quedado un tanto fuera de lugar si en el discurso no se hubiera referido también al conflicto en Gaza. Finalmente no ha habido referencias a ninguna de las dos cuestiones, pese a que especialmente la de Palestina ha centrado buena parte de la agenda internacional en los últimos meses.

La ONU, la Unión Europea y el Gobierno de España han pedido a Israel que respete la legalidad y el derecho internacional en un conflicto en el que Netanyahu contó en un principio con el apoyo cerrado de las  principales instituciones mundiales de Occidente tras el ataque de este grupo a población civil israelí.

La posición de España y de la ONU respecto a Palestina

Sin embargo, tras los incontables bombardeos contra civiles en Gaza (especialmente contra infraestructuras como hospitales, así como el corte de suministros básicos en una zona asediada y sin escapatoria), y tras prohibir durante un tiempo la entrada de ayuda humanitaria en el territorio, el Ejecutivo de Israel ha visto mermado el cerrado apoyo internacional que recibió en un principio.

La solidaridad con Netanyahu ha derivado en advertencias sobre la crisis humanitaria y el elevado número de víctimas que causan sus bombardeos y sus ofensivas militares. Instituciones como la ONU han pedido un alto al fuego inmediato en Gaza (tras una resolución no vinculante adoptada por mayoría en su Asamblea General) y han denunciado crímenes de guerra y hasta ejecuciones sumarias por parte de Israel.

Pedro Sánchez ha sido uno de los dirigentes que más se ha volcado en la petición de este alto a fuego y que más ha insistido en que Israel no puede tener una respuesta desproporcionada al ataque de Hamás que implique decenas de miles de muertes de civiles.

A finales de noviembre, el presidente de España visitó Israel y le dijo directamente a Netanyahu que "la respuesta a los atentados no puede implicar la muerte de miles de niños". Estas palabras y la postura del Ejecutivo  y de algunos partidos políticos españoles han provocado choques diplomáticos entre España e Israel, que ha llamado a consultas a su embajadora en Madrid tras tildar de "vergonzosas" las declaraciones de Sánchez.

El presidente del Gobierno también se ha abierto a la posibilidad de reconocer al Estado de Palestina, una cuestión pendiente desde que el Congreso de los Diputados aprobase una resolución en este sentido en el 2014.

Pese a la magnitud del conflicto (por su coste humanitario) y pese a que España ha tenido un papel muy importante en el ámbito internacional a la hora de censurar la ofensiva militar de Israel, Felipe VI ha optado por dejar fuera de su discurso de Navidad el conflicto en Gaza, una decisión que también podría haber provocado la omisión de la guerra de Ucrania en su intervención.