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Felipe VI se aferra al inmovilismo, a la Constitución y al régimen del 78 en medio de una fractura institucional inédita

El monarca no menciona en su discurso de Navidad el bloqueo del CGPJ por parte del PP ni los disturbios provocados por la extrema derecha en Madrid contra la amnistía y la investidura de Sánchez.

El rey Felipe VI en su tradicional discurso de Nochebuena.
El rey Felipe VI pronuncia su tradicional discurso de NochebuenaCASA REAL

Este 2023 pasará a la historia como el año en el que tuvo lugar una fractura institucional sin precedentes en España. Sin embargo, Felipe VI ha bordeado esta cuestión en un discurso de Navidad centrado en elogiar la Constitución y el régimen del 78 como las únicas garantías de estabilidad y "paz" para la ciudadanía, pero sin alusiones explícitas a ninguna de las circunstancias que harían necesarias esa "paz", "unidad" y estabilidad.

Los cinco años de caducidad y bloqueo por parte del PP del Consejo General del Poder Judicial y los disturbios causados en Madrid por las movilizaciones de la ultraderecha contra la investidura de Pedro Sánchez no han estado presentes en el discurso del monarca. Tampoco las acciones de un poder judicial gobernado por su ala conservadora, que ha protagonizado sonadas injerencias en el Ejecutivo y en el Legislativo.

El rey ha dejado claras sus intenciones al comienzo de su alocución al señalar que, pese a que "son muchas las cuestiones concretas que me gustaría abordar, esta noche quiero centrarme en otras que también tienen mucho que ver con el desarrollo de nuestra vida colectiva. Es a la Constitución y a España a lo que me quiero referir". 

Justo antes de estas palabras, hacía referencia a "las dificultades económicas y sociales que afectan a la vida diaria de muchos españoles [...]". Una preocupación que se manifiesta, especialmente, en relación con el empleo, la sanidad, la calidad de la educación, el precio de los servicios básicos. Desde luego también con la inaceptable violencia contra la mujer o, en el caso de los jóvenes, con el acceso a la vivienda".

Pero a partir de ahí, la defensa de la Carta Magna ha copado su discurso. Tanto es así, que ha mencionado la palabra "Constitución" un total de 18 veces en algo menos de 12 minutos de discurso.

Para Felipe VI, el texto constitucional "ha sido el mayor éxito político de nuestra reciente historia, y que supuso la culminación de un proceso que mereció una admiración y un reconocimiento internacional extraordinarios". Ha hecho también alusión a los 45 años que ha cumplido el texto este 2023, pero no a que en esas cuatro décadas y media no ha tenido lugar casi ninguna reforma de calado. 

"Quiero reivindicar la Constitución no solo como valor democrático de presente y de futuro, sino también como instrumento y garantía imprescindible para que la vida de los españoles pueda seguir discurriendo con estabilidad, con confianza, con certidumbre", ha proseguido el rey.

En este punto, ha expresado: "Y hay otra dimensión de la Constitución en la que a menudo no reparamos [...]: La que nos permite asegurar nuestro modelo de vida [...]. Expresarse libremente, recibir una educación, tener un empleo, o protegerse de la enfermedad, es sin duda clave en nuestro día a día. También lo es acceder a una vivienda, formar una familia, contar con ayuda social o disponer de un retiro digno... Todos esos hechos diarios [...] son los que la Constitución ampara, garantiza y protege".

Sin embargo, la realidad de la Carta Magna es que ampara muchos de esos derechos, pero no necesariamente los garantiza ni protege. Precisamente el acceso a una vivienda es uno de los ejemplos más claros, con unos precios de alquiler disparados y una ley de vivienda que difícilmente contribuirá a reconducir esta situación.

"Fuera de la Constitución no hay democracia"

Tras elogiar la Constitución y el régimen del 78 que alumbró este texto, Felipe VI ha lanzado una advertencia: "Fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertades sino imposición; no hay ley sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad".

Sin embargo, dentro del régimen constitucional que ha centrado las loas del monarca se han producido en los últimos meses los mayores choques entre instituciones de la historia reciente, para los que Felipe VI no ha tenido palabras ni advertencias explícitas.

En 2023, la crispación política que se lleva avivando en los últimos años ha cristalizado en una tensión institucional sin precedentes, un ambiente que ha tenido su propio reflejo en las calles con las movilizaciones de la extrema derecha.

A finales de 2022 el bloque conservador del Tribunal Constitucional impidió una votación en el Senado para acometer su propia renovación; en noviembre de este año, un CGPJ caducado emitió una declaración contra la amnistía cuando la ley ni siquiera había visto la luz, en un acto que para algunos juristas supuso un claro exceso competencial por parte del órgano de gobierno de los jueces.

El rey se ha limitado a defender que "cada institución debe situarse en el lugar que constitucionalmente le corresponde, ejercer las funciones que le estén atribuidas y cumplir con las obligaciones y deberes que la Constitución le señala. Debemos respetar también a las demás instituciones en el ejercicio de sus propias competencias y contribuir mutuamente a su fortalecimiento y a su prestigio". Sin embargo, no ha realizado mención expresa a ninguna de las injerencias del bloque conservador del poder judicial en el resto de instituciones.

Pese a las llamadas al "respeto", a la "paz", a la convivencia y a "la libertad y el pluralismo político" que ha realizado durante su discurso, Felipe VI no se ha referido a los disturbios causados por la ultraderecha en las calles de Madrid, especialmente en la sede socialista de Ferraz.

La ultraderecha desatada dentro y fuera de las instituciones

Unas movilizaciones en las que se exhibieron símbolos franquistas, fascistas y preconstitucionales y en las que también se cargó contra el propio rey en mitad de las negociaciones que emprendió Pedro Sánchez para lograr la mayoría parlamentaria que finalmente lo invistió presidente del Gobierno.

Tampoco ha señalado (ni condenado) Felipe VI los ataques de la ultraderecha en el seno de las instituciones, como los insultos y discursos machistas contra dirigentes políticas, o como la reciente agresión del concejal de Vox Javier Ortega Smith a Eduardo Rubiño, de Más Madrid, en el Ayuntamiento de la capital. 

Por lo demás, aunque no ha hecho referencia explícita a la falta de respeto de PP y Vox a las lenguas cooficiales, ha afirmado: "Los españoles [...] aprobamos una visión compartida de España que reconoce el derecho de todos a sentirse y a ser respetados en su propia personalidad y en su cultura; con sus lenguas, tradiciones e instituciones". Lo hace justo unos días después de que el PP se plegara a las exigencias de Vox en Balears para aprobar unos Presupuestos que incluyen 20 millones de euros para desplazar el catalán de las escuelas.

El discurso navideño del monarca no sólo lo forman las menciones, sino también las omisiones y asuntos que la Casa del Rey decidió dejar fuera, pese a su peso en la coyuntura política e internacional. No ha habido referencia alguna al genocidio perpetrado por el Gobierno de Israel contra la población civil de Palestina, ni siquiera un comentario sobre el conflicto.

Tampoco ha mencionado la guerra en Ucrania, un tema que copó buena parte de su alocución el pasado año, cuando España fue la sede de una cumbre de la OTAN que se cerró con el compromiso por parte de los Estados de elevar su gasto militar.

Como ya es tradicional, Felipe VI no se ha referido a los constantes retornos de su padre, el rey emérito Juan Carlos I, a España. El monarca lleva más de tres años residiendo en Emiratos Árabes Unidos, país al que se marchó acorralado por los escándalos relacionados con el incierto origen de su fortuna, una situación que no le ha impedido volver a España cuando lo ha considerado, este 2023 con más frecuencia.

El rey protagoniza otro mensaje navideño en el que sus prioridades y análisis de la situación no coinciden con los de la ciudadanía. Ya lo avisó el propio monarca: "Son muchas las cuestiones concretas que me gustaría abordar", pero esta noche sólo se habla de la Constitución.

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