El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se estrenó en esta nueva legislatura en la sesión de control del Senado en el mismo ambiente bronco y exaltado que ya hubo en la Cámara Baja durante su anterior mandato, protagonizando un nuevo rifirrafe con el portavoz del PP, Javier Maroto.

Maroto siguió la línea que mantiene su partido en el Congreso y siguió haciendo oposición al Gobierno con la reunión mantenida entre el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, y la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en el aeropuerto de Barajas. No hay otro tema para los populares, y así lo dejó claro el portavoz popular en una dura intervención contra Sánchez.

Maroto acusó a Sánchez de mentir sobre este encuentro, de haber sido él mismo quien envió a Ábalos a la reunión, "y por ello no lo cesa, porque entonces se tendría que haber cesado a sí mismo", dijo. Para el portavoz del PP, el Gobierno tapa este asunto con una mentira tras otra, pero avisó que "mentir a todos, todo el rato, es imposible".

Sánchez, en una primera contestación, explicó su versión de los hechos y dijo que lo único que se ha intentado ha sido evitar una crisis diplomática cuando se supo que la vicepresidenta se dirigía a España, que no ha habido ninguna ilegalidad y, por lo tanto, preguntó al portavoz del PP: "¿Dónde está el reproche?" .

En la réplica, Sánchez ya ni entró en el tema y se limitó a decir que si todo lo que se le achaca al Gobierno es la reunión de Ábalos, "me lo tomo como un cumplido, porque debe significar que todo lo demás lo estamos haciendo bien", dijo.

Eso sí, reprochó a Maroto que haya tenido que ser senador por Castilla y León en lugar de por el País Vasco -donde se presentó y no salió elegido- y le censuró el tono agresivo y descalificador que utilizó durante toda su intervención.

Sánchez indicó que no se va a cansar de pedir al PP que haga una oposición leal y útil que, según dijo, no tiene por qué ser cómodo para el Gobierno. Además, se preguntó si piensan pasar estos cuatro años manteniendo el mismo nivel de crispación.

Y entre contestación y contestación, la presidenta del Senado, Pilar Llop, tuvo que pedir varias veces silencio en el hemiciclo. La bronca sigue instalada en la Cámara Alta.