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El poder de una sonrisa explicado por la psicología

Sonreír es una de las respuestas instintivas que nos caracteriza como humanos, la expresión más notoria de la alegría y la felicidad, pero también del miedo o la ansiedad. A continuación, indagamos sobre el poder de la sonrisa explicado por la psicología, indicando los diversos beneficios que aporta al ser humano desde un punto de vista físico, psicológico y social, sin eludir, no obstante, los efectos nocivos de la sonrisa ‘falsa’.

Sonreír es una de las respuestas instintivas que nos caracteriza como humanos, la expresión más notoria de la alegría y la felicidad, pero también del miedo o la ansiedad. Porque sonrisas hay muchas —hasta 18 según el prestigioso psicólogo, antropólogo e investigador de las expresiones faciales Paul Ekman— pero no todas, desde luego, se traducen en emociones positivas.  

A continuación, indagamos sobre el poder de la sonrisa explicado por la psicología, indicando los diversos beneficios que aporta la sonrisa al ser humano tanto desde un punto de vista físico y psicológico, como social, sin eludir los efectos nocivos de la sonrisa impostada. 

Los pioneros en el estudio de la sonrisa 

El poder de una sonrisa explicado por la psicología
El poder de una sonrisa explicado por la psicología. Fuente: Unsplash

El anatomista francés Guillaume Duchenne fue uno de los precursores en el estudio de las expresiones faciales haciendo especial énfasis en el análisis de la sonrisa. Pese a sus controvertidos métodos —se dice que usaba cabezas cortadas de criminales para probar sus mecanismos de corrientes eléctricas para forzar expresiones—, Duchenne puso las bases del estudio físico y psicológico de la sonrisa en su libro de 1862 Mecanisme de la Physionomie Humaine.  

Esta obra supuso la acuñación del término ‘sonrisa de Duchenne’ como sinónimo de sonrisa honesta que se asocia al placer y a la felicidad, la cual, a nivel físico, supone no solo el empleo de los músculos de la boca, sino también de los ojos. Esta distinción abrió el camino para diferenciar la sonrisa verdadera de la ‘falsa’ sonrisa.  

Según Duchenne, se podría detectar el tipo de sonrisa mirando a los ojos: la sonrisa falsa es producida por una activación muscular voluntaria mientras que la sonrisa verdadera se debe a un impulso de los ganglios basales del cerebro como respuesta a procesos del sistema límbico. Dicho de otra forma: la boca puede fingir, los ojos no.

Partiendo de los hallazgos de Duchenne, Carney Landis, un estudiante de psicología de la Universidad de Minnesota, publicó un estudio en 1924 muy comentado posteriormente en el que no lograba conectar directamente la sonrisa con la expresión de emociones positivas, considerándola una “respuesta perenne, típica de cualquier situación”

Paul Ekman recogió estos estudios precedentes e impulsó el análisis de las expresiones faciales humanas estableciendo que todos los seres humanos sonríen en situaciones similares independientemente de su cultura, conclusión extraída de estudios como el que realizó sobre una tribu de Nueva Guinea que había tenido un contacto muy limitado con Occidente. 

Beneficios físicos y psicológicos de la sonrisa 

El poder de una sonrisa explicado por la psicología
El poder de una sonrisa explicado por la psicología. Fuente: Unsplash

El emprendedor tecnológico y del sector de la salud y profesor de Stanford Ron Gutman suele asegurar que “una sonrisa puede generar el mismo nivel de estimulación que 2000 barritas de chocolate”. Aunque hay quien elegiría las barritas en vez de la sonrisa, no deja de ser una forma muy gráfica de ilustrar los beneficios físicos y psicológicos de sonreír, empezando por la propia actividad cerebral. 

Sonreír libera endorfinas, serotonina y otros analgésicas naturales que contribuyen a aumentar el bienestar, tal y como se produce en otras actividades como el ejercicio físico. Así mismo, la sonrisa también reduce los niveles de hormonas responsables del estrés como el cortisol o la propia adrenalina. Y si no te lo crees, pruébalo tú mismo: ante una situación de relativo estrés, siéntate, relájate y trata de pensar en algo positivo, intenta sonreír. Verás que la situación cambia de perspectiva

En esta misma línea, el acto de sonreír es una de las herramientas que tenemos para favorecer la relajación. Sonreír destensa y relativiza, de forma que nuestra sonrisa es capaz de tranquilizar una situación de tensión.  

De esta forma, sonreír también es una buena estrategia para prevenir la tristeza y la depresión, al generar estados de ánimo positivos y placenteros. En este sentido, la sonrisa es también un excelente mecanismo de homeostasis fisiológica: sonreír es una forma restablecer tanto nuestro equilibrio fisiológico como psicológico.  

Beneficios sociales de la sonrisa 

El poder de una sonrisa explicado por la psicología
El poder de una sonrisa explicado por la psicología. Fuente: Unsplash

Sonreír nos hace más atractivos, tanto a nivel físico como personal. Un estudio de la Universidad de Rochester analizó el juicio del atractivo físico a través de la muestra de diferentes fotografías de personas a 100 estudiantes universitarios concluyendo que las personas que aparecen sonriendo se califican como más atractivas.  


Efectivamente, el poder seductor de una sonrisa es incuestionable, pero, además, a nivel social, una sonrisa es sinónimo de confiabilidad, sinceridad y serenidad. En este sentido, la sonrisa también se asocia con el carisma, tal y como vemos recurrentemente en personas muy expuestas socialmente como políticos o actores. Y es que la sonrisa también aumenta la credibilidad, siempre, claro, dependiendo del contexto. 

Por supuesto, la sonrisa también es contagiosa, lo que nos ofrece diversos beneficios en nuestras relaciones con los demás, estableciéndose una suerte de feedback emocional. Nos sentimos mejor cuando vemos a gente sonreír a nuestro alrededor, y hacemos que los demás se sientan mejor cuando nos ven sonreír. 

Un interesante estudio ahonda en el poder contagioso de la sonrisa investigando el comportamiento de las personas en entorno públicos cuando ven expresiones faciales como fruncir el ceño o la propia sonrisa: “más de la mitad de los sujetos respondieron con una sonrisa a una sonrisa de un desconocido, mientras que pocos respondieron a un ceño fruncido con un ceño fruncido”. Desde luego que, en determinadas situaciones, alguien se pude tomar mal una sonrisa, pero por regla general nos resulta agradable que nos sonrían, incluso cuando se trata de desconocidos. 

Los efectos negativos de una sonrisa falsa 

El poder de una sonrisa explicado por la psicología
El poder de una sonrisa explicado por la psicología. Fuente: Pexels

Como señalábamos al inicio de este artículo, existen muchas sonrisas, y no todas se traducen en emociones positivas, felicidad, alegría o hilaridad. También está la sonrisa como expresión de otras emociones como el miedo, la vergüenza, la cortesía, el engaño o el artificio. Es decir, sonreír como mecanismo de defensa, o para fingir y engañar, lo que viene a ser el ‘postureo’, como se designa gráficamente en nuestro tiempo. 

En este sentido, conviene recordar los estudios sobre el origen de esta expresión facial en los simios: los expertos señalan que los chimpancés bonobo exponen una suerte de sonrisa cuando sienten miedo, un gesto de sumisión de los individuos de menor estatus para tranquilizar a los dominadores del grupo. Siguiendo esta línea de investigación, la primera sonrisa humana no sería de felicidad, sino de miedo.  

A este respecto, existiría una sonrisa original e instintiva y una sonrisa cultural aprendida y ejecutada de forma consciente y voluntaria como herramienta social y de comunicación. Un estudio analiza esta segunda clase de sonrisa en el entorno laboral, ofreciendo conclusiones muy significativas.  

Los investigadores de la Universidad Estatal de Míchigan estudiaron el comportamiento de conductores de autobús —tienen interacciones frecuentes y corteses con muchas personas— concluyendo que en los días en los que las sonrisas eran más superficiales, el estado de ánimo del trabajador se deterioraba rápidamente. No lo dudes, un exceso de sonrisas impostadas para ocultar estados emocionales negativos es contraproducente: tampoco te sientas forzado a sonreír (permanentemente) si no es lo que sientes.



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