Este artículo se publicó hace 3 años.
Ames, el pueblo gallego donde las izquierdas sí se entienden
El Ayuntamiento de este municipio coruñés, colindante con la capital de Galicia, lleva desde el año 2015 gobernado por una coalición de PSOE, BNG y Podemos que ha logrado multiplicar el presupuesto local sin subir impuestos y sacar adelante un amplio programa de servicios sociales.
Ames. Fue el primer Ayuntamiento gallego en aprobar una renta social básica y ha conseguido multiplicar el presupuesto municipal sin subir ni un impuesto ni una tasa, para dedicar más de la mitad del gasto a educación, conciliación y servicios sociales. Cinco años antes de que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firmaran el primer acuerdo de Gobierno de coalición de la historia reciente de España, las izquierdas de Ames (el PSOE, Podemos y el Bloque Nacionalista Galego) ya habían puesto en marcha un atractivo proyecto de gestión conjunta que los vecinos de la localidad han avalado reforzando su posición hace dos años en las urnas.
"Somos un modelo a exportar", apunta el alcalde, el socialista Blas García. Apenas lleva unas semanas en el cargo porque el anterior regidor, su compañero de partido José Miñones, un profesor de Física y Química de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago, acaba de ser nombrado delegado del Gobierno en Galicia tras seis años de mandato en Ames. García, que ocupaba hasta entonces la segunda Tenencia de Alcaldía, explica el truco para que un Ejecutivo de tres partidos que no siempre mantienen relaciones cordiales a escala autonómica y estatal, funcione como un todo: "La nueva política no es otra cosa que hablar, negociar, consensuar y acordar", sostiene.
Ames es un municipio pegado a Santiago, ubicado en la salida suroeste de la capital de Galicia, bien comunicado y caracterizado por contar con dos grandes núcleos urbanos (O Milladoiro y Bertamiráns) enclavados en un entorno mayoritariamente rural plagado de bosques y cruzado por varios ríos con duende –la coqueta playa fluvial de Tapia, sobre el río Tambre permite a muchos compostelanos asegurar que ellos también tienen playa pese a vivir a 40 kilómetros del arenal atlántico más cercano-.
Hoy tiene 32.000 habitantes, pero hace apenas treinta años no contaba con más de 10.000. En una comunidad que se desangra desde hace lustros perdiendo cada año aproximadamente esa misma cifra de población, los números demográficos de la localidad son la envidia del resto de Galicia. Ningún municipio del país, ni siquiera la capital ni las grandes ciudades como Vigo -300.000 habitantes- y A Coruña -250.000- crece tanto como Ames. Y en buena parte lo hace por su capacidad para captar población atraída por el dinamismo de la actividad económica local y por los servicios que presta el Ayuntamiento.
Además, es el concello más joven de la comunidad. Si en Galicia hay dos mayores de 64 años por cada menor de 16 –en el conjunto de España la proporción es de 1,1 a 1-, en Ames esa relación se invierte: hay 1,4 jóvenes de menos de 16 años por cada vecino en edad de jubilación. "Las familias encuentran aquí un lugar acogedor y facilidades para desarrollar sus vidas y criar a sus hijos", continúa el alcalde, quien explica la relevancia que da su Gobierno a la educación y a la conciliación. "Financiamos cada día la comida de 1.400 escolares, y no con un cáterin, sino cocinando aquí en dos cocinas de dos centros escolares con productos de proximidad", explica. Además, el Ayuntamiento costea actividades paraescolares que permiten a las madres y padres cuadrar sus horarios de trabajo con la garantía de que sus hijos están bien atendidos. También paga bonos para adquirir libros en las librerias del municipio e incluso actividades de ocio para los peques en Navidad para que sus progenitores puedan ir de compras.
Esos programas se han podido sufragar sin subir impuestos ni tasas municipales, gracias a una reducción de los gastos, a la renegociación de la deuda y la racionalización de las contratas municipales. "Cuando llegamos había seis millones de euros de deuda. El Ayuntamiento pagaba 296.00 euros al año en intereses con préstamos a diez años para pagar gastos corrientes. Es como si en una familia, en vez de pedir un crédito para una hipoteca, la pidiera para pagar la compra. Con una sola reunión con las entidades financieras conseguimos reducir los intereses al 0,9%", cuenta Genma Otero tercera teniente de alcalde y concejala de Economía y Hacienda. Bajo su mandato se han aprobado cinco presupuestos consecutivos, que han pasado de 23 a 30 millones desde que gobierna la coalición.
Las cuentas de Ames para el 2021 contemplan 6,8 millones para servicios básicos y bienestar comunitario; 2,6 millones para servicios sociales, 1,4 millones para cultura y juventud; 1,3 millones para seguridad y movilidad, 1,2 millones para deportes... "La política no es una carrera de velocidad, es una carrera de fondo", explica Otero.
Tanto el alcalde como ella y los portavoces de los otros grupos que forman parte del Gobierno local reconocen que la convivencia de tres partidos en un mismo Ejecutivo no siempre es fácil, que las diferencias ideológicas y las discrepancias programáticas existen y que llegar a acuerdos cuesta muchas horas de diálogo. Pero todos coinciden en que merece la pena. "Las fuerzas de izquierda en Galicia tenemos que lograr consensos si queremos vencer al PP para llegar a gobernar. Y para eso hay que hablar mucho y saber ceder, como sucede en cualquier relación social o personal", señala David Santomil, primer teniente de alcalde, del BNG. "Claro que en el día a día hay tensiones, pero las vencemos porque compartimos un objetivo común: mejorar el bienestar y la calidad de vida de nuestras vecinas", añade.
El Partido Popular, segunda fuerza en la Corporación, defiende que ellos también tienen mucho que ver en haber conseguido que el municipio haya alcanzado la situación que vive hoy. El PP lo gobernó durante 20 años a caballo entre el siglo pasado y el actual, y más tarde entre el 2011 y el 2015. Su portavoz municipal, Ramón Argibay, destaca la trascendencia de aquellos mandatos: "El punto de inflexión para la expansión de Ames estuvo en el año 2002, cuando aprobamos el Plan General de Ordenación Urbana", afirma, y añade que tanto en el auge demográfico como en la cultura de consenso que respira el municipio su partido tiene mucho que ver. Además, opina que el color político del Ayuntamiento no refleja "el perfil sociopolítico" del municipio: "Si se trasladaran los resultados de las últimas generales a unas municipales, habríamos sacado mayoría absoluta".
Argibay, sin embargo, se mantiene dentro de una línea cordial y propositiva con sus rivales políticos: "No me duelen prendas en decirlo, es verdad que fue durante el Gobierno de coalición entre PSOE y BNG cuando se aprobó el programa de comedores escolares. Pero después fuimos nosotros los que lo reforzamos, instaurando la norma que establece los pagos de las familias en función de su renta, y no con una tarifa fija. Y eso lo pactamos con el BNG", detalla Argibay, quien subraya que "la línea continuista" en la gestión de los asuntos municipales va "más allá de los posicionamientos ideológicos" que rigen la estrategia de los grupos municipales. "En los grandes temas nosotros también procuramos buscar el consenso", sostiene.
Quizá puede sonar ñoño y naíf, pero esa capacidad para prescindir de las estrategias de partido y apostar por el bien común ha hecho de Ames un reducto de estabilidad y buen rollito en medio de la antipática marejada política y mediática que vive este país desde hace tiempo. Nadie lo esperaba, porque el Ayuntamiento venía de una etapa convulsa tras el último mandato del PP, que se dividió en dos a media legislatura entre el 2011 y el 2015. "La gente pensaba que si el PP, con mayoría absoluta, no había sido capaz de mantenerse unido en el Gobierno del Ayuntamiento, menos íbamos a ser nosotros capaces de hacerlo desde un tripartito. Pero ha sucedido al contrario", dice el actual alcalde.
Incluso en un día gris y pasado por agua, como el pasado jueves, las urbanizaciones de Milladoiro y Bertamiráns aparecen animadas y optimistas, y el entorno de la playa fluvial de Tapia, en plena explosión de verde primavera. Los vecinos parecen agradecer esa singularidad, y en las pasadas elecciones municipales reforzaron el apoyo a la coalición, que pasó de 11 a 13 escaños –ocho del PSOE, tres del Bloque y dos de Contigo Podemos-. El PP se quedó con 6. La suma del PSOE y el BNG ya daba para la mayoría absoluta -Ciudadanos tiene otro escaño y Ames Novo, una formación de izquierdas vinculada a las Mareas, otro-. Pero la alianza con Podemos se mantuvo, el tripartito se repitió y la Concejalía de Economía y Hacienda siguió en manos de ese partido. Algo que puede parecer inusual, aunque no a ojos del alcalde. "El Gobierno estaba funcionando bien. Y cuando las cosas funcionan, ¿por qué cambiarlas?".
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