Este artículo se publicó hace 3 años.
Un año a oscuras en la Cañada Real: así ha sido la vida de los habitantes del sector seis desde que les cortaron la luz
Esta situación de vulneración de los derechos humanos ha sido denunciada por el Defensor del Pueblo, el Comité de Derechos de los Niños y hasta el Gobierno central ha sido requerido para dar solución a través de su representación en Naciones Unidas.
Lucía Franco
Madrid-
Mientras que en el centro de Madrid ya están instaladas las luces de Navidad, a solo 14 kilómetros de la Puerta del Sol, en la Cañada Real, viven sin luz desde hace un año 4.000 personas, de las que 1.800 son niños. Uno de ellos, es Badru, de 9 años. Vive en el sector seis con su familia y, a pesar de las dificultades, no se quiere ir. Mientras juega en un campo de fútbol improvisado con un balón, se le nota pensativo. Está preocupado. Viene el invierno y no sabe cómo harán para poder cargar las placas solares que instalaron en marzo para poder calentarse y conservar los alimentos. "La batería tiene que llegar a cuatro para que podamos cargar las cosas, y muchos días eso no pasa, solo llega a dos", cuenta. En invierno, las pocas horas de luz solar no bastarán.
No sabe por qué no tienen luz. Solo que se fue y no volvió. No cree que vaya a volver, aunque lo ha esperado, una mañana tras otra, los últimos 365 días. Su madre, Amal, y su tía, Houda Akrikez, lideran la asociación cultural Tabadol, que desde 2014 reivindica el papel de la mujer marroquí en la Cañada Real y que concentra la lucha contra los cortes de luz. "Reclamamos luz ya, contratos y mesa de seguimiento", afirma Akrikez, de 34 años, que llegó en 1994 al poblado chabolista del sureste de Madrid, donde vive ahora en una casa con su familia.
Durante este año, se han levantado en pie de lucha más de 80 mujeres del barrio, que se han manifestado para denunciar la inacción del Gobierno regional. "Sacamos la fuerza de ver cómo violan los derechos de nuestros hijos, ahí cualquier madre saca sus garras", confiesa Akrikez.
Cómo si se tratara de un juego, una vez Bradu ha terminado de explicar su vida, propone seguir jugando: "Ahora hago yo las preguntas. ¿Cómo harías tú para vivir un año sin luz?". No sabe que ha formulado una pregunta cuya respuesta casi nadie en Madrid puede imaginar. Solo él, su familia y el resto de habitantes de la Cañada conocen la respuesta.
Paradójicamente, en el sector seis la luz se ve. Del techo de las viviendas cuelgan cables que forman parte del precario tendido eléctrico que debería alimentar a la zona. Algunas casas incluso cuentan con antenas de televisión en sus tejados. Desde hace un año, los cables solo sirven para que algún pájaro, que ha perdido ya el miedo a electrocutarse, se pose. Las antenas, al igual que los cables de la luz, ahora sirven para adornar el paisaje del barrio.
Hace un año, Publicó habló con Zakaria Napjwa, vecino del sector seis. En los peores días de la tormenta Filomena contó que tuvo que dormir en el coche con la calefacción puesta con sus hijos para que estos pudieran dormir calientes. Después de diez meses, Napjwa asegura que lleva todo el verano pensando en el frío del invierno. "Estos meses nos hemos podido defender, pero en invierno los niños no pueden ni calentarse, ni hacer los deberes. Yo he perdido toda la confianza en este país. Son inhumanos. Cuando tu hijo te pregunta por qué no hay luz en casa después de un año sin ella, ya no sabes qué decir".
El invierno pasado, sin calefacción ni luz, varias personas fueron hospitalizadas con síntomas de hipotermia. Un hombre mayor murió solo en su casa a causa del frío y una menor de edad tuvo que ser ingresada tras inhalar monóxido de carbono por calentarse con una estufa de leña. El curso escolar fue para los niños en muchas ocasiones imposible al no tener acceso a las clases virtuales, y cuando pudieron volver al colegio, cuando la situación sanitaria por la covid-19 lo permitió, muchos días no podían ni ducharse. Muchos niños se acostumbraron a hacer los deberes a la luz de las velas.
Esta situación de vulneración de los derechos humanos ha sido denunciada por el Defensor del Pueblo, el Comité de Derechos de los Niños y hasta el Gobierno central ha sido requerido para dar solución a través de su representación en Naciones Unidas. "Los vecinos reclaman ser tratados como ciudadanos en igualdad de condiciones, ellos quieren contratos y pagar por la luz", dice Javier Rubio, abogado de la Asociación Cultural Tabadol de la Cañada Real y hombre encargado desde el año pasado de llevar la causa al Juzgado de instrucción número 42.
A medida que avanzaba el invierno y veían que el frío se apoderaba de las casas, desde la Asociación Tabadol interpusieron una denuncia contra la Comunidad de Madrid y la empresa eléctrica, Naturgy. Ésta fue archivada y los vecinos decidieron entonces recurrir el fallo. Ahora, la Audiencia Provincial de Madrid ha ordenado al juzgado reabrir la investigación sobre los cortes de suministro de luz en la Cañada Real para realizar un informe pericial independiente que contraste la versión aportada por la compañía eléctrica, explica Rubio.
Una de las pocas cosas que puede explicar que estos vecinos de Madrid lleven un año sin luz y nadie haya hecho nada por arreglarlo es que las administraciones locales tengan más bien la vista puesta en otros intereses.
A nadie se le escapa a estas alturas que este terreno, la mayor bolsa de suelo asequible que queda en Madrid, es un extraordinario estorbo para que se lleven a término las proyectadas ampliaciones de las urbanizaciones de El Cañaveral, Los Ahijones, Los Berrocales, Los Cerros y Valdecarros. "La Cañada lleva un año sin luz por la presión urbanística. La semana pasada, Almeida puso la primera piedra de Valdecarros y los vecinos estorban en estos planes. Hay que recordar que esta zona ha sido calificada por portales inmobiliarios como la mayor reserva de suelo de España", afirma Alejandra Jacinto, coportavoz de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid.
"Hoy es un día para recordar que se cumple un año de este crimen", denuncia Rubio. Los vecinos insisten en el pacto firmado en 2017 por la Delegación del Gobierno, la Comunidad de Madrid, y los ayuntamientos de Madrid, Rivas y Coslada, que incluye, entre otras actuaciones, un plan de rehabilitación de la infraestructura eléctrica y la completa demolición del sector VI. Por su parte, Mariel Gorbea, comisionado de la Cañada Real, explica que la Comunidad de Madrid no tiene competencias sobre la luz y que tiene constancia de que existen más de 1.500 enganches ilegales que hacen que sigan teniendo luz de manera ilegal. No obstante, para Jacinto esto es solo parte de una estrategia cruel. "Es una inacción absoluta de la Comunidad de Madrid para conseguir que estos vecinos abandonen sus hogares y se ahorren realojarlos", dice.
Esta semana, se ha puesto en marcha un Grupo interministerial impulsado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 para dar soluciones integrales a la población de la Cañada. En él se busca crear un nuevo espacio de negociación. "La Comunidad de Madrid ha decidido no asistir porque no tiene ni la voluntad ni el compromiso de arreglarlo, pero los vecinos seguirán luchando por sus derechos", afirma Rubio.
Nadie sabe lo que es quedarse sin luz hasta que tu hijo, en mitad de una pandemia, se pone malo y no tienes manera de encontrar el termómetro, recuerda Akrikez.
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