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Trabajo temporal La cara oculta de la Copa Davis: precariedad laboral con jornadas de hasta 17 horas 

Uno de los eventos más mediáticos del año ha contado con el esfuerzo de cientos de trabajadores temporales que lo han hecho posible. No obstante, el frío, los pocos descansos y los horarios caóticos se han convertido en una pesadilla para los trabajadores durante la semana de celebración del torneo mundial de tenis en Madrid. 

Dos trabajadores durante la Copa Davis celebrada en la Caja Mágica de Madrid. / Público.

Alejandra de la Fuente / MARÍA DUARTE

La semana pasada se celebró la final de la Copa Davis de tenis, un evento para el que la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento destinaron 5,4 millones de euros cada uno, ambos firmados por la anterior Administración, para este año y para 2020. 

El futbolista Gerdad Piqué se estrenó como responsable del nuevo formato de la competición con su empresa Kosmos, gracias a un acuerdo firmado con BNP Paribas de ITF (Federación Internacional de Tenis). 

En esta ambiciosa edición, cerca de un millar de trabajadores han sido contratados para que el evento fuera un verdadero éxito, pero ¿cómo han sido las condiciones de estos trabajadores temporales? 

La mayor parte del personal que trabaja en el reputado mundial de tenis está gestionado por la empresa de trabajo temporal (ETT) Adecco, que también firma como una de las principales patrocinadoras de la Copa. Esta empresa abrió una convocatoria de 500 puestos para el control de acceso y para la acomodación de la gente. A ella se apuntaron 5.438 personas. 

Más de seis horas de pie a menos de 10 grados

Entre los distintos puestos que se ofrecían para la Copa Davis estaban los acomodadores (en el interior de los escenarios), los azafatos de la zona VIP y los controladores de acceso ubicados en las puertas exteriores. En principio los turnos debían ser de seis horas y media al día, pero la mayoría han trabajado de pie en todo momento, más de seis horas al día y con uno o dos descansos, en el mejor de los casos, de cinco minutos. ¿El salario? 7,19 euros brutos la hora, lo que se traduce entre cinco y seis euros limpios la hora. 

El equipo dado por la ETT no fue suficiente para paliar el frío

Para los puestos de control de acceso la empresa entregó a los trabajadores un polo, un abrigo y un pantalón, pero los empleados confiesan a Público que no fue suficiente para paliar el frío: "Uno de los días mi compañera tuvo que venir a trabajar con fiebre porque con el frío que hacía era muy fácil ponerse enferma", comenta una de las trabajadoras. 

Para el abogado laboralista Víctor Llanos este tipo de enfermedades pueden clasificarse como enfermedades laborales ya que los trabajadores han enfermado por no tener un equipo adecuado: "La ropa más que prevenir los riesgos laborales (porque a pesar del abrigo siguen pasando frío), la dan por una cuestión de uniformidad propia y por la imagen de la empresa, pero no es lo que se necesita. Se corre el riesgo de que los trabajadores enfermen, lo que sería una enfermedad profesional, porque es derivado del trabajo y de un mal equipamiento a los trabajadores". 

Horarios caóticos

Los horarios han sido una de las cuestiones más criticadas de la Copa Davis tanto por los asistentes como por los organizadores: "Vamos a trabajar en el tema de los horarios para mejorarlo", reconoció Piqué este domingo.

Sin embargo, los más afectados han sido los trabajadores, especialmente los del turno de tarde que tuvieron que quedarse hasta el final de los partidos, algunos días hasta las doce o la una de la madrugada: "Me obligaban a seguir trabajando hasta que acabase el partido. Pero tuve suerte porque los coordinadores, que fueron contratados como nosotros, nos dejaban irnos a aquellos que dependíamos del transporte público", comenta una de las acomodadoras.  

"A mí me dijeron que íbamos a ir rotando aquellos que se quedaran hasta el final de los partidos, pero no fue así, todos nos tuvimos que quedar", apunta la misma trabajadora.

Nulo registro horario

Muchos de los contratados temporales comenzaron a trabajar el domingo 17 de noviembre y no fue hasta el viernes 22 cuando comenzaron a llevar un mínimo registro horario. "Simplemente pasaban con un papel y nos preguntaban cuántas horas habíamos hecho. Nada más", explica a Público uno de los trabajadores. Aunque la trabajadora que estuvo como acomodadora cuenta que no le hicieron ningún registro de las horas que llevaba, "me las he ido apuntando yo", declara.

Debido a las condiciones laborales tan precarias, muchos trabajadores optaron por abandonar su puesto de trabajo

"Para que te hagas una idea del descontrol, yo entré a trabajar un domingo y no firmé el contrato hasta el martes", comenta otro trabajador temporal de la misma empresa. Para Llanos, el abogado laboralista, el control horario es una obligación de la empresas y no consiste en preguntar cuántas horas han trabajado los empleados: "Cuando no hay ningún registro de jornada, la empresa lo usa para abusar de las condiciones, registrar la jornada no es que vaya una persona con una carpeta preguntando".  

Al tener unas condiciones laborales tan precarias, muchos trabajadores optaron por abandonar su puesto de trabajo: "Como había falta de personal nos pedían doblar a los de la mañana, pero muchos no lo hicimos por el cansancio físico y mental”, comenta un empleado del control de acceso. 

"Yo doblé turno e hice 17 horas seguidas. Pensaba que me darían un tiempo para comer y que me invitarían a un menú, pero no fue así. En esas 17 horas no podía sentarme ni apoyarme, el único descanso en el que pude estar sentado fueron 20 minutos entre el primer y segundo turno", cuenta otro trabajador de la Copa Davis. 

Sin tiempo para descansos 

Público ha contactado con Adecco para recabar la versión de las quejas de los trabajadores. "Sí que es cierto que hubo momentos de caos, pero porque todo el mundo estaba desbordado", reconoce la empresa de trabajo temporal respecto a la falta de organización de los trabajadores. La ETT considera que todo se ha ajustado a la legalidad y que a los contratados "se les ha dado el descanso que hay por ley".

Por su parte, Llanos no tiene tan claro que se haya cumplido con la legalidad respecto a horarios y descansos. El abogado subraya que el art. 34.4 del Estatuto de los Trabajadores establece que siempre que la duración de la jornada sea más de seis horas debe establecerse un descanso de 15 minutos seguidos. Algo que no se respetó, ya que ninguno de los días los trabajadores a los que ha preguntado Público han tenido dicho tiempo: "No teníamos 15 minutos, solo cinco minutos en toda la jornada, no podía ni ir al baño. ¿Y cuándo comía? No me daba tiempo", comenta una de las acomodadoras.

Además, según denuncian los trabajadores, la organización no falicitaba ni alimentos ni bebida a los trabajadores durante su jornada: "No nos daban ni agua y tampoco podíamos llevar mochila", comenta una de las jóvenes contratadas. Por ello, algunos trabajadores de los puestos de comida regalaban botellas de agua a los trabajadores, siempre que ningún jefe les viera, ya que corrían el riesgo de ser despedidos. 

Trabajo temporal: más irregularidades y menos controles

Para Llanos, la situación es complicada ya que es en los trabajos más cortos donde se detecta un mayor número de irregularidades: "Las empresas se aprovechan de que los trabajadores no tienen ni tiempo ni capacidad de sindicarse y por otro lado porque inspección de trabajo no suele ir por la brevedad de este tipo de trabajos".

Estamos yendo a un mercado de trabajo donde este tipo de empleos son más frecuentes y voluminosos, por tanto, los controles que hay cada vez son menores, algo que termina afectándonos a todos, concluye el experto.

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