Son tiempos de cierta complejidad. Crisis financiera al acecho, espiral inflacionista, el discurso de Tamames, alquileres por las nubes, precariedad en vena... Con semejantes mimbres, la posibilidad de entregarse al bebercio aún por unas horas en virtud de algún santo patrón o hazaña pretérita se antoja una salida a tener en cuenta. 

Y es que el español medio es muy dado a la francachela. Cualquier excusa es buena con tal de experimentar esa suerte de ingravidez etílica, esa ligereza tan placentera, esa desinhibición que, en ocasiones, nos conduce al disloque mancomunado y otras, por el contrario, nos sume en una suerte de catarsis próxima a la desesperación.

El Día de San Patricio es, en ese sentido, una fecha clave en el calendario beodo. ¿Por qué se bebe en San Patricio?, ¿quién es ese tal Patricio cuya celebración parece incitarnos a la ingesta alcohólica?, ¿acaso el amigo Patricio era tremendo borrachín?, ¿por qué se ha convertido en referente para el despiporre cervecero? Queremos saber.

¿Quién era San Patricio?

Patricio fue un misionero católico muy bien considerado en su época –finales del siglo IV– que llegó a convertirse tras su muerte en el santo patrón de Irlanda, proeza post mortem en la que le acompañaron santa Brígida y san Columba. 

Su labor fue fundamentalmente predicar en Britania, trabajó muy duro introduciendo la palabra del señor en Irlanda, desconocemos si Patricio bebió cerveza en algún momento de devota existencia, sí sabemos, por contra, que sus paisanos lo hacían con cierto fervor. Patricio falleció un 17 de marzo. 

¿Qué se celebra el 17 de marzo?

El 17 de marzo se conmemora la muerte de San Patricio y el día de la independencia de la República de Irlanda. Además, la fecha de marras coincide también con el inicio de la cuaresma. La cuaresma es el periodo de 40 días previos a la Pascua. Se trata, por tanto, de una última oportunidad para el desenfreno antes de caer de lleno en los rigores de la privación.

Se podría decir que el día de San Patricio abre un paréntesis que se cerrará el día de la Resurrección. Y si la fe es capaz de mover montañas, la tendencia del ser humano para el desenfreno y el libertinaje no lo es menos. De modo que el día de San Patricio pasó a convertirse en la última oportunidad de ponerse más pedo que Alfredo antes de proceder a la privación.

¿Por qué cerveza? 

Es la bebida más típica del país que exportó esta festividad. Una celebración que alcanzó cotas de gran popularidad en 1840, cuando miles y miles de migrantes irlandeses llegaron a EEUU y, fruto de la melancolía y/o la desesperación de verse lejos de su bella tierra, sucumbieron a los efluvios etílicos como si no hubiera un mañana.

Con todo y eso, los hay que por cuestiones gasoesofágicas o por simple preferencia optan por otro tipo de alcohol o incluso por la sobriedad. Se podría decir que la cerveza no es indispensable, si bien es recomendable. La ortodoxia dice que hay que beber el día de San Patricio, pero son tiempos líquidos y cambiantes, lo importante es disfrutar. Si le dejan.