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Covid La covid-19 entra en una nueva fase de vigilancia en España mientras la OMS registra un mínimo histórico de contagios

El Gobierno ya trabaja para retirar la mascarilla en espacios cerrados, medida que se producirá antes del 21 de junio.

13/03/2020.- Ciudadanos con mascarillas este viernes en las calles del centro de Madrid, para evitar el riesgo de contagio de COVID-19. EFE/Kiko Huesca.
13/03/2020.- Ciudadanos con mascarillas este viernes en las calles del centro de Madrid, para evitar el riesgo de contagio de COVID-19. EFE/Kiko Huesca.

A partir de este lunes, los positivos asintomáticos por covid-19 no tendrán que guardar aislamiento para evitar contagiar, tal y como anunció el Ministerio de Sanidad el pasado martes. Después de haber aguantado presiones y no reducir las cuarentenas y aislamientos en momentos más críticos de la pandemia, esta indicación ayuda a instalar escalonadamente la normalidad.

Este movimiento relaja aún más las restricciones en torno al coronavirus, dos años después de que se impusiera el estado de alarma para frenar la crisis desatada por el virus originado en Wuhan. Apenas quedan en el país algunas medidas, siendo la obligatoriedad de la mascarilla en interiores la más contundente. Después de que muchos países de Europa ya la hayan quitado del panorama, los expertos consultados ven en el final de la primavera una fecha probable para replicar en España esta medida

Ahora que la vacunación irradia todo el país y que ha quedado demostrado que la letalidad de la variante ómicron ya es menor a la de la gripe, según un estudio del que se hacía eco Financial Times, 'gripalizar' la covid (vigilarla del mismo modo ambas enfermedades) parece una realidad y cuestión de tiempo. Además, el Gobierno ya trabaja para retirar la mascarilla en espacios cerrados, medida que se producirá antes del 21 de junio.

Los datos refutan este nuevo enfoque, ya que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha registrado esta semana una caída del 23% en el número de muertes por covid-19 (32.959), la cifra más baja desde finales de marzo de 2020.

De hecho, la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Instituto de Salud Carlos III insistió en su informe publicado el 17 de marzo en esta idea. A partir de ahora, el objetivo es "vigilar la gripe y la covid-19 conjuntamente y que estos sistemas permanezcan en el tiempo como sistemas de vigilancia de infección respiratoria aguda (IRA) leve y grave, con los que se podrá vigilar, además de los dos virus mencionados, cualquier otro virus respiratorio o posible agente". 

No se puede obviar el hartazgo generalizado de la suma de elementos que combaten el virus. Sin el convencimiento en las calles de que el virus es peligroso y de que las medidas no farmacológicas (mascarilla y distancia de seguridad) ayudan, es difícil que las propuestas tengan impacto positivo. Tras dos años de una vida social reducida, la población se cansa de la covid-19 y la ha asimilado en su vida diaria. El Gobierno de Pedro Sánchez, poco a poco, reduce las medidas a sabiendas de que tarde o temprano terminarían por ser ignoradas. 

Mientras en Reino Unido y Hungría la mascarilla es testimonial y el coronavirus parece un recuerdo lejano o en Francia el uso del tapaboca ha quedado reducido al transporte público, España aún mantiene algo de presión contra el virus. Y aunque haya conciencia social en torno al virus, cuando un Gobierno relaja sus medidas, el sentimiento no tarda en asimilarse desde la ciudadanía. Que el Ministerio de Sanidad de Carolina Darias no publique diariamente la incidencia acumulada ha ayudado a rebajar la presión sobre el virus. 

A través de la Estrategia de Vigilancia Centinela ya se dan en algunos segmentos más casos de gripe que de covid. Durante la semana del 7 al 13 de marzo, en los análisis de IRA agudos, la positividad del SARS-CoV-2 era del 7% y de la gripe del 26,9%. En cambio, en las muestras de IRA graves, la positividad de covid fue del 27,4% y de coronavirus del 5%. La gripe, poco a poco, gana terreno a la covid.

Transmitir todos los contagios de España ha dejado de tener la importancia de hace un año, y desde hace meses, y sobre todo desde la aparición de ómicron, la incidencia acumulada no tiene tanta importancia como la presión hospitalaria (por debajo del 4%), la cuál se mantiene en guarismos bajos aunque la incidencia se haya atascado en unos 430 casos por cada 100.000 habitantes. 

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