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Fascismo en Italia Derrotó a la mafia, saneó los pantanos... Los bulos de Mussolini que han perdurado en el tiempo

Las noticias falsas históricas tienen el objetivo, más a largo plazo, de tranquilizar a aquellos que las pronuncian. Y en Italia, al igual que en España en relación a Francisco Franco, todavía hay quienes defienden ciertas ideas estereotipadas e indulgentes acerca del Duce.

Adolf Hitler y  Benito Mussolini, en Florencia, en 1938.
Adolf Hitler y Benito Mussolini, en Florencia, en 1938.

En uno de los quioscos cercanos a Montecitorio, donde se encuentra la Cámara de los Diputados italiana en Roma, un señor mayor compra prensa. Está algo preocupado, ante el hecho de que alguien esté comprando un libro titulado Mussolini también hizo cosas buenas. Se trata de una obra que está teniendo mucho éxito en el país, gracias a las numerosas reediciones publicadas este año por el diario La Repubblica, que suelen agotarse rápidamente.

"No entiendo el éxito de ese libro y que tanta gente se esté haciendo con él", admite el señor, en una mezcla entre indignación y enfado, tras observar varios días seguidos la misma escena. "¡No se preocupe! ¡No es lo que usted piensa!", le asegura la quiosquera, para tranquilizarlo: "Se trata de un libro contra Mussolini, ¡no a favor de él!", le dice. "De hecho, mire el subtítulo: Las idioteces que siguen circulando sobre el fascismo". El hombre, sorprendido y aliviado, exclama: "¡Menos mal! ¡Entonces no está todo perdido!".

Cuando se cumplen los ochenta años de la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial, todavía circulan bulos benévolos sobre Benito Mussolini. Las "actuales" noticias falsas no son propias sólo de la contemporaneidad debido a las redes sociales en plena era populista. Las noticias falsas siempre han existido. Y en Italia, al igual que en España en relación a Francisco Franco –quién no ha oído hablar alguna vez de sus embalses–, todavía resuenan ideas estereotipadas e indulgentes acerca del papel del Duce. El historiador Francesco Filippi, autor del libro Mussolini también hizo cosas buenas, ofrece datos concretos que desmontan muchos de los lugares comunes acerca del fundador del fascismo italiano.

¡Mussolini fue un gran urbanista!

Se trata de una idea muy común entre muchos en Italia, incluso entre los detractores del dictador. Sobre todo porque a veces es difícil en Roma no contemplar algunas obras públicas construidas en durante el fascismo: el EUR, la zona olímpica y otros edificios repartidos por la Ciudad Eterna. "Desde el punto de vista urbanístico, el fascismo estuvo mucho más interesado en los proyectos que tuvieran un impacto propagandístico en la población", explica Filippi en su libro. "Las construcciones públicas se concentraron, sobre todo, en las funciones simbólicas y ceremoniales".

El urbanismo de Mussolini estaba centrado en el simbolismo del régimen, no en la vida pública

El ejemplo más claro de ello fue, de hecho, la construcción de la zona del EUR, acrónimo de la Exposición Universal de Roma, que estaba prevista para el año 1942 pero que nunca vio la luz debido a la Segunda Guerra Mundial. El régimen de Mussolini empleó muchos de los fondos destinados a la construcción de vivienda social para dicho evento internacional. Pero no con el objetivo da concebir "un nuevo lugar para la vida pública", sino para montar "un escenario en el que exhibir la narrativa del régimen". Las obras no acabaron hasta los años ’50.

¡Mussolini saneó muchos pantanos!

Aquí, posiblemente, haya cierto grado de verdad, pero bastante sobredimensionada. En este caso, al hablar de pantanos, no es en referencia a los "embalses" como los de Franco, sino a las "zonas pantanosas". Italia llevaba décadas intentando sanear las tierras húmedas del país, que impedían el progreso agrícola y favorecía la proliferación de la "malaria", una enfermedad con nombre italiano. "La cuestión de los pantanos fue un extraordinario escaparate de propaganda", divulga Filippi en su libro: "La narrativa era perfecta, donde el fascismo volvía a recorrer los pasos de los romanos para hacer fértiles los terrenos maláricos". Pero la realidad fue bien distinta: de los 8 millones de hectáreas que se pretendieron transformar, fueron sólo 500.000 las hectáreas saneadas por obra del régimen.

¡Mussolini derrotó a la mafia!

Un mero eslogan. Cuando Mussolini llegó al poder, la cosa nostra tenía mucha fuerza en Sicilia. La propaganda fascista quiso hacer mucho hincapié en dicha cuestión para "demostrar" su eficacia. Los grandes propietarios agrícolas y los mafiosos locales ejercían el control sobre la tierra y quienes la trabajaban. En 1921, se reguló la concesión de tierras no cultivadas a los campesinos como primera gran estrategia para romper con el esquema mafioso del momento.

Mussolini prohibía las noticias sobre los delitos de la mafia para que pareciese exterminada

Pero tres meses después de que tomara el poder, el Duce derogó dicha ley a principios de 1923. Si el poder mafioso sobrevive precisamente cuando el Estado tiene menos control de un territorio; sin embargo, cuando el hombre del Duce enviado a Palermo para luchar contra la mafia pidió más medios para contrastarla, "Mussolini decidió de declarar oficialmente que la mafia había sido derrotada", explica Filippi. A partir de entonces, entre 1929 y 1943, los delitos mafiosos "desaparecieron": "Se impidió publicar noticias acerca de delitos vinculados a la mafia. Los periódicos dejaron de hablar de ello y la opinión pública dejó de conocer episodios de violencia".

¡Con Mussolini los trenes llegaban en hora!

Este verdadero clásico de los estereotipos a pie de calle sobre el fascismo tiene un cierto grado de verosimilitud, pero no de verdad. "Nadie, durante el fascismo, sabía nada acerca de los retrasos de los trenes", explica el historiador Filippi. Lo cual no es casual, ya que esto deriva directamente de la censura que el régimen fascista aplicaba sobre los medios de comunicación del país. Para este fin, fue aprobada una ley en 1925 para controlar los periódicos; con el objetivo de vigilar la información relativa a la vida pública italiana de aquellos años.

La cuestión subió de nivel en 1931, cuando se promulgó una ley de seguridad nacional que mencionaba el concepto de "ofensa al prestigio del Estado, de la autoridad o del sentimiento de la nación". Algo que, en la práctica, impedía la publicación de cualquier información que dañara la imagen del poder público: retrasos, delitos, problemas de servicios públicos, etc".

¿Por qué sigue habiendo noticias falsas vinculadas al pasado?

Las noticias falsas siempre han existido. La única gran ventaja de las noticias falsas de corte histórico es que se pueden investigar "mejor" respecto a la dificultad de tener que contrastarlas y desmentirlas sobre la marcha, antes de que penetren en la Opinión Pública sobre temas actuales. Si por un lado las noticias falsas actuales están construidas con el objetivo de influir en la ciudadanía a las que están dirigidas; las noticias falsas históricas tienen el objetivo, más a largo plazo, de tranquilizar a aquellos que las pronuncian, confirmando sentimientos que, de otro modo, no tendría ocasión de manifestar. Dicho de otro modo, quien repite bulos históricos, habla más de sí mismo que de la propia Historia.

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