Este artículo se publicó hace 4 años.
DesescaladaLos test a toda la ciudadanía son inviables, la clave es el rastreo de casos para la detección precoz
En esta fase de desescalada se tiene que lograr la capacidad de realizar pruebas a todas las personas con síntomas en 48 horas y hacer un rastreo de los positivos y de sus contactos. El peso de la estrategia de detección precoz recaerá en Atención Primari
beatriz asuar
Madrid-
La nueva fase de desescalada da paso a muchas incógnitas que aún no están resueltas. Una de ellas es la estrategia para reforzar la detección precoz. El Ministerio de Sanidad señaló que esta era una de las prioridades, junto a la vigilancia epidemiológica y el refuerzo del sistema sanitario. El PP ha pedido para esto que se realicen "test masivos" para todos la ciudadanía, pero el Gobierno rechaza está opción. Los expertos también dicen que esto es "inviable" y señalan que la clave es tener la capacidad para realizar test a todas las personas que presenten síntomas y realizar un rastreo de los casos positivos y de sus contactos.
El Ministerio de Sanidad siempre fue claro respecto a su posición sobre los test masivos. "No hemos propuesto por ahora, basándonos en los tipos de test, sensibilidad y prevalencia que hipotetizamos, la realización de test masivos y pruebas serológicas entre toda la población. Esto no quiere decir que se hagan en grupos concretos", explicó la semana pasada el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón.
El PP, sin embargo, ha pedido los test masivos para toda la población, aunque no se ha detallado si se refieren a pruebas PCR o test rápidos. "Si yo gobernara, habríamos hecho test masivos y no habríamos llevado a España a la ruina", llegó a afirmar este lunes el líder de los conservadores, Pablo Casado.
Frente a esta postura, los expertos dicen que la estrategia de los tes masivos no "viable". "No hay ningún país con capacidad de realizar test a toda la ciudadanía. El objetivo de la detección precoz es que si se produce un rebrote, se corte pronto. Para esto hay que hacer test a todas las personas que tengan síntomas que no hayan tenido la enfermedad ya y diagnosticarlos en 24-48 horas. No es cuestión sólo de tener test, también de tener la logística y la capacidad de organización", explica Fernando Rodríguez Artalejo, director de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid y portavoz de la Sociedad Española de Epidemología.
Además, hay un segundo problema. Los test PCR te dicen si estás contagiado en el momento en el que se hace la prueba mientras que los anticuerpos sí detectan si has pasado la enfermedad. Pero, ante cualquiera de los dos, el problema sería que un negativo no garantizaría que al día siguiente pudieras contagiarte.
De hecho, incluso con la presencia de anticuerpos en la sangre no hay evidencia científica (aún) de que no se pueda contraer la enfermedad. "Nadie está seguro de si alguien con anticuerpos está completamente protegido contra tener la enfermedad o puede estar expuesto nuevamente. Además, algunas de las pruebas pueden tener problemas de sensibilidad y dar un resultado falso", explicó Mike Ryan, responsable del equipo Covid-19 de la OMS, sobre este asunto.
Este problema también generaría una falsa sensación de seguridad en entornos que quieren realizar los test pese a que no sea la recomendación de Sanidad. Es lo que ocurre con ciertas empresas. "Es inviable en la práctica. Si una empresa de 7.000 trabajadores se propone hacer test semanales tendrían que hacer una cantidad de pruebas que no se puede garantizar que sea posible", insiste Artalejo.
"En el caso de volver al trabajo se podría recurrir a los estudios serológicos cuantitativos. Hasta que no hubiera un caso sospechoso clínicamente no se tendría que hacer RT-PCR porque no se pueden hacer estas pruebas todas las semanas. Habría que establecer estudios serológicos cuantitativos cada cierto tiempo y, cuando haya un caso con sospecha clínica, realizar la RT-PCR en la primera semana de infección, al caso y a los contactos epidemiologicos. Si el resultado fuera negativo pero persiste la sospecha clínica, se podría optar por recurrir a estudios serológicos cuantitativos que determinarían si ya se ha pasado la infección", valora la portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), María del Mar Tomás.
Reforzar el rastreo telefónico de los casos y sus contactos
El rastreo, sin embargo, sí se convierte en la clave en esta estrategia de la fase de desescalada. Este lunes el Consejo Interterritorial del Servicio Nacional de Salud de España ha consensuado una estrategia de detección precoz enfocada a el aislamiento de nuevos casos sospechosos y confirmados y la vigilancia y diagnóstico de los contactos estrechos. En una nota de prensa enviada por el Ministerio de Sanidad, se explica que hay que "reforzar la capacidad de detección a través de la atención primaria, mediante pruebas PCR u otras técnicas equivalentes de diagnóstico, y que los centros de salud realicen una labor de vigilancia e identificación de todos los contactos estrechos". El objetivo es que detecten los casos en un plazo, como máximo, de 48 horas.
Esta estrategia puede quedarse corta porque los expertos apuntan a que se necesito mucho más personal para realizar un rastreo adecuado, aunque esta labor caerá en manos de las comunidades autónomas. Es un trabajo que requiere mucho tiempo y recursos humanos. El peso caería sobre Atención Primaria y los servicios de Salud Pública, coordinados con el Centro Nacional de Epidemología, pero Artalejos avisa que no habría sanitarios suficientes para este trabajo.
Se necesitarían varios miles de rastreadores que entrevisten a los casos, localicen y llamen a los contactos y gestionen estos datos. El Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, que también ha advertido de la importancia del rastreo, señala que habría que identificar y aislar a toda persona con la que un positivo ha tenido contacto cara a cara a menos de dos metros durante más de 15 minutos, con la que haya tenido cualquier contacto físico o en contacto con sus secreciones, con la que haya estado en un lugar cerrado durante más de 15 minutos; que haya viajado en el mismo avión en las dos filas de asientos adyacentes o si es un sanitario que atendió a pacientes infectados sin la debida protección. Ante todo el trabajo que implica, la opción que tiene más posibilidades es que se recurra a contratar más teleoperadores, reforzando los recursos que ya se pusieron a disposición al inicio de la pandemia con los teléfonos de información.
Teleoperadores formados podrían realizar la labor de rastreo siempre que estén formados
"Atención Primaria y Salud Pública tendrían que tener la capacidad de realizar pruebas RT-PCR a los casos clínicos sospechosos en 24 horas y de detectar a todos los contactos epidemiológicos de forma rápida y eficaz para cortar la cadena de transmisión. Primaria tendría que tener la posibilidad de pedir RT-PCR de forma independiente porque son los primeros que van a atender al paciente. Cuando se diagnostique un caso clínico positivo, Salud Pública tendría que poder hacer una historia de los contactos epidemiologicos. Esto es muy importante en esta fase", argumenta María del Mar Tomás.
La portavoz de SEIMC comparte que una opción sea que teleoperadores con formación previa específica que se encarguen de rastrear a los contactos. "Un equipo multidisciplinar, con especialistas de preventiva y salud pública, podrían apoyar a Primaria. Antes del primer brote, muchas de las citas eran telefónicas y eran personas del 061 que ya estaban especializadas. Gracias a esto se evitó el colapso sanitario por lo que también podrían ser ellos los que rastreen con la coordinación de Primaria y Salud Pública", concreta.
"Todas las comunidades autónomas están preparándose para el rastreo de contactos. Algunas para contratar a muchos teleoperadores que se pueden formar en un día", alega Artalejos. De hecho, los expertos recuerdan que ya se contrataron teleoperadores para atender los teléfonos de información sobre coronavirus y que se podría contar con ellos y reforzar estas plantillas.
¿Son necesarias las aplicaciones de geolocalización?
Varios países han avanzado en aplicaciones de rastreo. Hay dos modelos principales de rastreadores: los basados en el geolocalizador GPS y los que disponen de bases de datos centralizadas que son más invasivos. Estos últimos se utilizan en China, Corea del Sur, Singapur o Australia. Este último utiliza un rastreador con la tecnología Bluetooh. Además, en China y Corea del Sur obligatoria. En Singapur y las que se están estudiando en Europa son voluntarias.
Las aplicaciones tienen limitaciones y no llegarían a toda la población
"Hay que ver si tienen suficiente valor añadido. En España se está estudiando esta posibilidad. Tampoco es la solución definitiva porque no todo el mundo dispone de smartphones con los que descargarse una aplicación. Por ejemplo, habría muchas personas mayores que no tendrían esta aplicación", explica Artalejos.
De hecho, este problema ya se hace notar en Singapur. Solo 1,1 millones de personas utilizan la aplicación, en torno a un quinto de la población. Para que se considere que es efectiva tendrían que utilizarla al menos el 60 %.
Simón, preguntado por esto, también ha insistido en varias ocasiones en que estas aplicaciones tenían que garantizar un "valor añadido" importante para que se implementen. En Europa se trabaja el proyecto de Rastreo de Proximidad Paneuropeo con Preservación de Privacidad (PEPP-PT), que alerta en el teléfono móvil si se ha tenido contacto con alguien contagiado. Pero su aplicación abre un debate entre su utilidad y la privacidad y libertades de la ciudadanía.
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