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Especies invasoras ¿Es necesario sacrificar a miles de cotorras argentinas en Madrid?

El Ayuntamiento de Madrid prevé sacrificar 11.000 aves invasoras y reducir el número de ejemplares al 10%. La solución a esta plaga es cuestionada por los animalistas que reclaman un plan de esterilización que impida su reproducción. Los conservacionistas de SEO/BirdLife, por su parte, piden que se intensifique el control los ejemplares que sigan viviendo tras el plan del Consistorio.

Dos cotorras argentinas reposan sobre la rama de un árbol. EFE
Dos cotorras argentinas reposan sobre la rama de un árbol. EFE

Alejandro tena

Desde hace años, Madrid está llena de cotorras argentinas (Myiopsitta monachus). De color verde, como loros piratas, llegaron a España a mediados de los años ochenta del siglo pasado y, desde entonces, sus ásperos reclamos suenan constantemente en las ciudades del Estado. El caso de la capital es uno de tantos, pero quizá el más significativo. Tanto es así, que su población ha aumentado cerca de un 33% en los últimos años, según los datos del censo de la Sociedad Española de Ornitología SEO/BirdLife. Así, de los 1.700 ejemplares que se contabilizaban en 2005, se pasó a 9.000 en 2016 y, finalmente, a los 13.000 en 2019.

Ante esta expansión, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido tomar cartas en el asunto y reducir la presencia de este ave invasora en los parques y zonas verdes de la ciudad. Para ello, el Consistorio dirigido por Martínez-Almeida planea invertir 2,9 de millones en un programa de captura y sacrificio con el que la población de esta especie invasora se disminuya al 10%, es decir, eliminar a cerca de 11.000 cotorras durante los próximos meses. Sin embargo, esta decisión no está exenta de polémica, en tanto que sectores ecologistas y animalistas llaman a reflexionar sobre la raíz del problema.

"Las cotorras argentinas son especies invasoras y, en este punto, es importante destacar que no han llegado a España por sí solas, sino que han sido introducidas durante años y han sido soltadas o abandonadas por sus dueños. No se convierten en especies invasoras por decisión propia, sino que somos nosotros los que las traemos aquí y las convertimos en un problema", argumenta Laura Duarte, presidenta del Partido Animalista-Pacma, que se opone al sacrificio de las aves.

Juan Carlos del Moral, coordinador de Censos de SEO/BirdLife, señala la importancia del problema, pero reconoce que no queda más remedio que "retirar de su estado de libertad" a estas aves de origen latinoamericano. "No son agresivas con otras especies, pero no hace falta que lo sean", agrega el ornitólogo, quien señala que los riesgos de las cotorras argentinas no tienen que ver tanto con su interacción con otras aves autóctonas, sino con el ecosistema. "Su forma de anidar y el hecho de que se alimenten de los brotes hacen secar los árboles", además del riesgo que supondría que salieran de la ciudad para llegar a zonas agrarias y destrozar las cosechas.

Del Moral, no en vano, reconoce que no es necesario su sacrificio, ya que se podrían mantener cautivas en aviarios, de modo que su población estuviera controlada hasta su muerte. "La forma más cómoda es capturar y exterminar", lamenta. "El problema es el dinero que se invierte en el proceso".

Desde Pacma señalan alternativas "más eficientes y económicas" como la captura, esterilización y suelta. Este proceso "permite atajar el problema de una manera gradual, de modo que a medio plazo la población de cotorras se haya reducido notablemente, sin riesgos de expansión", explica Duarte. La presidenta de la formación animalista se aferra a los criterios éticos, pero también destaca la funcionalidad de este método, ya que el procedimiento anunciado por el Ayuntamiento no ataja el problema de la reproducción, en tanto que dejará libres a cerca de 2.000 aves que, de no ser controladas, volverán a multiplicarse dentro de unos años.

En la Comunidad de Madrid hay Ayuntamientos como el de Getafe que decidieron dar marcha atrás a un plan de sacrificio de cotorras similar al anunciado por la capital –aunque de menor envergadura– para apostar por mecanismos de control de población, como la esterilización de machos o la retirada paulatina de nidos de los árboles.

"Es muy traumático pensar que van a reducir al 10%, pero una vez que has retirado tantísimas cotorras debes controlar las que quedan", explica Del Moral, que piensa que "lo mejor sería retirar todas". La capacidad reproductora de este animal es tal, que en tan sólo 30 años se han llegado a los 30.000 ejemplares en España a base de sueltas particulares. "En el año 1987 había en torno a diez parejas. Si en ese momento hubieran controlado el problema, no estaríamos así".

El Ayuntamiento informa a Público que la empresa adjudicataria que se encargue de la reducción de la población de cotorras deberá aportar documentación sobre "el lugar de cautiverio" de las especies que no sean sacrificadas. La empresa deberá "llevar a cabo el control biológico y veterinario de las cotorras que se mantengan en la ciudad, así como la gestión de los ejemplares capturados".

Según el Ayuntamiento, los distritos de Carabanchel, Moncloa-Aravaca y Latina son los más afectados por la presencia de esta especie invasora, que ocupa los árboles con nidos de grandes dimensiones que suponen un peligro para la flora, pero también para los viandantes. El Ministerio de Transición Ecológica reconoce a la cotorra argentina (Myiopsitta monachus) como una especie invasora desde 2011 y, a través de la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad prevé medidas de control específicas que pasan, de ser necesario, por su erradicación.

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