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covid-19 El aumento de peticiones y el descenso de ingresos por la pandemia ponen en jaque a las organizaciones sociales

Varias ONG han visto aumentar el número de personas a las que tienen que atender al mismo tiempo que han sufrido una pérdida importante de ingresos, lo que ha supuesto una dependencia directa de las donaciones particulares.

Cola para el Banco de Alimentos de Chamberí (Madrid).  M.M.
Cola para el Banco de Alimentos de Chamberí (Madrid). M.M.

La emergencia de la covid-19 está dejando entrever las debilidades y fortalezas de todas las naciones que, en un amago de temor, se ven obligadas a posicionarse en la lucha contra el virus. El denominado SARS-Cov-2, además de llevarse miles de vidas por el camino, también está arrasando con el panorama macroeconómico y -de forma más violenta- con la economía doméstica de muchos hogares.

Según las previsiones del Ejecutivo, el paro llegará a superar el 17,1% este año y no se podrá hablar de recuperación hasta 2025. Una recuperación más lenta de lo previsto y que perjudicará en mayor medida a las personas en riesgo de exclusión, personas a las que el hecho de acudir a distintas entidades sociales puede suponerles un pequeño desahogo en su día a día. Sin embargo, las ONG que pueden ofrecerles su ayuda tampoco están escapando de la pandemia.

Tras la publicación a mediados de año del estudio Impacto COVID-19 elaborado por la Fundación Deloitte junto a la Asociación Española de Frundaising y la Fundación Lealtad, salió a la luz un pronóstico poco esperanzador para las ONG que operan en nuestro país dando protección a los colectivos más vulnerables.

Desde la asociación COGAM (Colectivo LGTB+ de Madrid), afirman que es muy posible que en 2021 noten la falta de recursos resultante de esta crisis. "Estamos presentando las solicitudes a las convocatorias de subvenciones para el año que viene, aunque por el tema de la pandemia seguramente habrá menos dinero a repartir", declara por teléfono Santiago Rivero, vicepresidente de COGAM.

La asociación, que trabaja en la defensa de los derechos de las personas LGTB+, incidiendo en quienes sufren violencia por pertenecer al colectivo, ha adaptado la mayor parte de su actividad –al igual que la mayoría de asociaciones– al apoyo telemático. "Ahora mismo, las únicas actividades que se mantienen son las esenciales como las pruebas rápidas de VIH o la asistencia a personas que tienen una situación social muy complicada", responde Rivero. 

No obstante, el panorama de las ONG no ha hecho más que empeorar durante un año en el que la prioridad empresarial se ha desviado como consecuencia de la emergencia sanitaria. Los panelistas de la consulta covid-19 del Barómetro de Empresas, elaborada por la Fundación Deloitte, señalan que tras el inicio de la pandemia las empresas han centrado más sus ámbitos de actuación de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) en salud y bienestar. Aun así, un dato preocupante es que la lucha por el trabajo decente ha bajado a un segundo puesto en la jerarquía de prioridades al mismo tiempo que la igualdad de género ha descendido a una cuarta posición, según el estudio.

Falta de recursos públicos

"Como no tenemos subvenciones estatales, es todo a base de donaciones, cuota de socias o empresas privadas, siempre estamos pendientes de quién nos quiere ayudar", declara Carmen Benito, presidenta de Mujeres Unidas contra el Maltrato (MUM).

Algunas asociaciones, como es el caso de MUM –ubicada en Madrid y que lucha por la protección de víctimas y prevención de acciones machistas en toda España– han podido superar los meses más duros de la pandemia de la covid-19 con la ayuda de las aportaciones privadas. "Gracias a las donaciones particulares de empresas y socias, seguimos llevando a cabo los proyectos durante este año en el que se ha duplicado el trabajo, sobre todo en inserción laboral y vivienda", responde por teléfono.

 "Como no tenemos donaciones estatales (...) siempre estamos pendientes de quién nos quiere ayudar"

A más de 200 kilómetros por carretera de la capital, se ubica en La Roda (Albacete) Adelante CLM, asociación que trabaja para dar apoyo a las personas con ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) en Castilla-La Mancha. María Zalve, trabajadora social de la organización declara a Público que "las asociaciones no deberían existir porque estos servicios deberían estar cubiertos por el sistema público y, si existen porque faltan recursos humanos, deben contar con el apoyo de la Administración".

Desde la organización, que apenas ha recibido financiación pública en sus cinco años de vida, indican que las cifras de personas que necesitan asistencia, "tanto enfermos de ELA como quienes dependen de otros servicios diferentes", se renuevan cada día y es importante ofrecerles garantías.

Aumento de personas que necesitan cobertura

La pandemia paralizó en cierta medida diferentes ámbitos de la vida cotidiana, pero no las necesidades básicas de la gente que requiere los servicios de estas entidades, que no hicieron más que crecer en un momento de emergencia sanitaria. Así lo confirma desde Galicia el Banco de Alimentos Rías Altas.

"Hemos hecho una llamada de alarma porque durante la pandemia se nos han vaciado completamente las estanterías. Necesitamos de todo porque ha sido mucho el incremento de peticiones de ayuda", afirma Conchi Rey, presidenta del Banco de Alimentos Rías Altas. "Estos meses hemos dado todo incrementado entre un 20% y un 30% de lo que dábamos normalmente", declara a Público.

"Hemos hecho una llamada de alarma porque durante la pandemia se nos han vaciado las estanterías"

El banco de alimentos, que opera en toda la provincia de A Coruña, reparte de manera altruista la comida que recibe a través de donaciones particulares a unas 171 asociaciones que se encargan de entregarlo a las personas que lo solicitan. "En datos del año pasado, fueron 21.275 personas las que necesitaron de nuestra ayuda en la provincia", responde Conchi Rey. Este mes, ha iniciado una gran campaña de recogida de alimentos con la que intentar paliar los efectos de la crisis los últimos meses y responder así a las demandas de las personas en riesgo de pobreza para que, al menos, no les falte un plato de comida.

Reducción de ingresos

La previsión de los ingresos de las entidades durante el segundo semestre de 2020 indica que un 66% de las organizaciones ven que los ingresos particulares y de empresas descenderán. El informe Impacto COVID-19 refleja que el 70% de las ONG confirma una reducción de ingresos durante todo este año. Unos datos cuyo pronóstico no prevé crecimiento a corto plazo en la mayoría de los casos en los que el descenso de la financiación, tanto pública como privada, puede ser devastador, más todavía para quienes dependen de estas entidades.

Zalve afirma que la pérdida de ingresos es alarmante para aquellas asociaciones que, como Adelante CLM, se financian mediante eventos de recaudación. "Nos financiamos a través de eventos deportivos como carreras populares, campeonatos de natación como El Reto y actividades en colegios", declara. Una realidad que refleja que el día a día de las entidades sociales pasa por el propio contacto social para lograr ingresos con los que poder llevar a cabo su labor. Ahora, la mayoría de sus actividades no pueden ser realizadas.

Según el informe, las actividades se han tenido que reducir en más de la mitad de las ONG. El 82% de las organizaciones dice estar afectada de manera significativa en la ejecución de proyectos. Las restricciones y medidas de seguridad aplicadas para frenar la curva de contagios, junto a la falta de financiación pública en algunos casos, han provocado que la recaudación de fondos se vea perjudicada y, con ello, la defensa de quienes más lo necesitan en un momento de emergencia.

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