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'Machirulo', 'perreo' o 'no binario', palabras modernas que la RAE estigmatiza con significados rancios

Las definiciones basadas en la norma, en lo de 'toda la vida', se cuelan entre las palabras que nacieron para ser revolucionarias. La institución cultural continúa su línea y se aleja del origen social de los términos que incorpora.

Montaje de elaboración propia con fotos de archivo, de EUROPA PRESS y de Freepick.
Montaje de elaboración propia con fotos de archivo, de Europa Press y de Freepick.

Lo ha vuelto a hacer. La Real Academia Española, esa institución tectónica de movimientos lentos y arrugados, da el golpe exacto y provoca el tsunami. Esta vez por incorporar nuevas palabras al diccionario desde una mirada ajena y antigua. Entre ellas, machirulo, perreo, no binario o, incluso, chundachunda. La institución se asoma al balcón para escuchar cómo se habla en las calles y escoge a algunas víctimas. Palabras asentadas en la sociedad que llegan al diccionario español con unas definiciones desactualizadas y bañadas por la polémica.

No es la primera vez que se lía con las decisiones de los académicos —el 80% son hombres—. Pasó cuando se negaron a incorporar el lenguaje inclusivo en la Constitución Española, bajo el argumento de que el genérico masculino ya mostraba toda la realidad. Lo recuerda Alba González, escritora e investigadora feminista, a la que aquella decisión en formato informe le pareció "bruta" y un sinsentido. "Cualquier día llega un grupo político que interpreta el texto de las normas de manera literal y las mujeres y otras realidades perdemos nuestros derechos", explica con preocupación a Público.

El argumento contra el lenguaje inclusivo es la economía lingüística

Y no es para menos, viendo el avance de la ultraderecha bajo el ala protectora de la derecha libertaria. "Entre sus académicos hay personas que niegan los usos inclusivos en el lenguaje bajo la presunta economía lingüística, pero a mí no me interesa ser económica, me interesa ser precisa", argumenta la escritora.

Tampoco es que en la RAE hayan tenido las puertas abiertas al análisis feminista. De todos sus sillones, sólo ocho los ocupan mujeres. El ninguneo viene de largo. En 1912 dejaron formalmente fuera la pluma de Emilia Pardo Bazán, aunque la entrada se la negaron hasta en cuatro ocasiones. No fue la única. No aceptaron ni a Concepción Arenal ni a Gertrudis Gómez de Avellaneda. "No significa que por haber mujeres se cambie de enfoque, pero si hubiera una masa crítica con perspectiva feminista las cosas serían diferentes", defiende González.

En cualquier caso, en el ámbito cultural e intelectual, es la institución que "más ha rechazado la entrada de las mujeres". Hasta 1978 no entra la primera mujer a la Real Academia, la poetisa Carmen Conde. Y eso fue antes de ayer, hace sólo 45 años. La institución que se fundó en 1713.

Hay más. Tuvieron que retirar una de las acepciones de la palabra fácil tras la denuncia de las feministas porque la relacionaban a mujeres que "se prestaban sin problemas a mantener relaciones sexuales". O la asociación de sexo débil a la mujer que aún contiene el diccionario, pero ahora como despreciativo.

Desconexión, sesgo y estigma

Otras de las críticas que suele recibir la institución es la falta de rapidez. "No tiene por qué ser algo malo per se. La filología no va al ritmo de la calle", dice Alba González. A su juicio, tiene sentido que haya demora por la metodología. "Pero luego hay palabras de uso corriente que ni con demora ni sin ella. No se incorporan". Ahí ve que existe un sesgo que tiene que ver con ocultar la diversidad lingüística.

Para Vicky García, activista feminista y portavoz de la Comisión 8M, la RAE "siempre" ha estado envuelta en controversia: desde la incorporación de usos coloquiales con palabras como cocreta o almóndiga —que fueran catalogadas de "vulgares", una acepción que se consideró clasista—, hasta esta semana, con algunas de las palabras de la nueva hornada.

Perreo: 1. m. Baile que se ejecuta generalmente a ritmo de reguetón, con eróticos movimientos de caderas, y en el que, cuando se baila por parejas, el hombre se coloca habitualmente detrás de la mujer con los cuerpos muy juntos.

Para García, esta definición es un claro ejemplo "cisheterocéntrico". Cisgénero porque sólo nos habla de hombres y mujeres en el sentido binario y hetero porque el reguetón, el baile del perreo por excelencia, no sólo es para hombres y mujeres que bailan en pareja.

Lo dicen sus representantes: la mujer baila a su aire en canciones como Yo Perreo Sola de Bad Bunny: "Ella perrea sola. Que ningún baboso se le pegue". Tampoco tiene por qué ser el hombre el que maneja: "Yo soy la que mando, yo soy la que decide cuando vamos al mambo", canta la reina del reguetón, Ivy Queen, en su famosísima Quiero bailar. Miedo le daría también esa definición a PtaZeta, la trapera que le canta a su "mami", un "mujerón": "Quiere que se lo haga arriba y encima de la mesa". Sus canciones suenan a todo volumen en los bares LGTBI+ para que perreen parejas de mujeres.

Hay mucha política en explicar las palabras. "En una definición como esta, en la que presupones de un baile que se da entre hombre y mujer y les ubicas posiciones, estás describiendo una manera sesgada de entender el mundo, las relaciones sexoafectivas y los vínculos", apunta la investigadora feminista.

Tampoco hay mención al origen geográfico del perreo, queda silenciado, como los acentos

También como activista antirracista, Vicky García considera que los cimientos de la institución están ligados a la conquista y genocidio de América Latina. "En su objetivo de fijar y dar esplendor, según su lema, ha terminado afianzando una lengua que no representa la diversidad y la pluralidad de matices de los acentos de los hablantes del castellano". Tampoco hay mención al origen geográfico del perreo, queda silenciado, como los acentos.

Machirulo: Dicho de una persona, especialmente de un hombre, que exhibe una actitud machista.

En la descripción de la palabra machirulo no hay ningún reconocimiento al movimiento feminista. Los académicos utilizan un significado más cercano a la neutralidad, pero se cubren las espaldas con el inciso: especialmente -atribuido- a hombres. "¿En quién va a caer más que en un hombre, no? En fin. Están poniendo su mirada en la palabra. Estos problemas no se dan si tienes que definir casa o mesa. Aquí hay sesgos", explica González. La neutralidad en las cuestiones de género es una de las herramientas más comunes del antifeminismo. 

Desde los feminismos representados en la Comisión 8M ven estas incorporaciones no "como el resultado de la modernización" sino como "el poder de construir discursos hegemónicos". Es decir, despojar del significado revolucionario a las palabras feministas.

no binario, ria:
1. loc. adj. Dicho de una persona: Que no percibe su identidad de género en términos binarios de hombre o mujer.
2. loc. adj. Perteneciente o relativo a las personas no binarias.

La RAE ha incluido una mención a las personas no binarias pero desde el binarismo. Utilizan la a y la o y no la e, no binarie. "Nos excluye porque somos las personas no binarias las que más usamos el neutro a través de la e", recalca Darko Decimavilla de No Binaries España.

"Valoramos positivamente que la RAE haya decidido incluir no binario, ria en el diccionario, pero esta institución se ha utilizado como arma muchísimas veces contra las personas no binarias diciendo que no se puede usar el lenguaje neutro con e porque no estaba recogido su uso", continúa Decimavilla. La propia RAE despachó de manera tajante hace tres años el uso del pronombre elle

Poder sin rendir cuentas

'Lo que no queremos que exista, no se nombra' y las definiciones quedan vacías

El poder en la discusión pública de la Real Academia es enorme pero unidireccional. Para Alba González, el problema es la opacidad: "Tienen un estatus que muchas veces no se basa en un asentamiento realmente valioso. Hay que ser exigentes con instituciones con esta autoridad discursiva, que no tienen la transparencia necesaria". No se quieren quedar atrás, pero tampoco enfrentar el diálogo.

La RAE se suma al carro de que lo que no se nombra, no existe, pero de manera retorcida. Lo que no queremos que exista, no se nombra y las definiciones de las palabras, contempladas por aquellos que no quieren ver, quedan vacías de su verdadero significado.

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