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Melilla prevé nuevas entradas irregulares tras encadenar cinco jornadas consecutivas de saltos a la valla

La ciudad autónoma sufre una escalada de presión en la frontera mientras Ceuta recobra lentamente la normalidad. Delegación del Gobierno blinda el control fronterizo después de que 30 marroquíes accedieran esta madrugada a través de tres puntos distintos del vallado. Esta tarde, 40 migrantes de origen magrebí han logrado acceder a Melilla.

Un camión del Ejército español en las inmediaciones de la frontera de Melilla, a 21 de mayo de 2021
Un camión del Ejército español en las inmediaciones de la frontera de Melilla, a 21 de mayo de 2021. Cristian Calvo / EUROPA PRESS

La presión marroquí sobre Melilla se ha incrementado a lo largo de las últimas cinco jornadas con múltiples saltos al perímetro fronterizo coincidiendo con un paulatino regreso a la normalidad en Ceuta tras la crisis desatada el pasado lunes con la entrada masiva de más de 8.000 marroquíes. Esta tarde, 40 migrantes de origen magrebí han logrado acceder a Melilla tras forzar el vallado fronterizo. Este hecho refuerza la tesis de las autoridades locales, que prevén más intentos de entradas irregulares en los próximos días después de difundirse a través de redes sociales numerosos vídeos grabados desde el lado marroquí de la frontera en los que se escucha a varios individuos insistir en la idea de saltar la valla de Melilla.

En este sentido, el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, ha admitido este viernes su temor a que proliferen estos saltos a lo largo de los próximos días a modo de réplica de lo sucedido en la ciudad hermana de Ceuta. De Castro no ha descartado que se vuelva a vivir esta situación "teniendo en cuenta la actitud de Marruecos en los últimos meses y años" y ha definido como "inaudito" que decenas de marroquíes trataran esta pasada noche de saltar la valla, ya que no se corresponde con el perfil que suele hacerlo como lo son los migrantes subsaharianos.

El temor de encadenar más días de tensión en la frontera es compartido por la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, quien esta mañana se ha mostrado tajante en la defensa de la integridad territorial de la ciudad autónoma. "Vamos a ser implacables", ha sentenciado en un intento de calmar a la población que vive con preocupación la crisis diplomática con Marruecos. Moh se ha amparado en el Estado de Derecho para aplicar las medidas más contundentes que contemple para atajar esta situación.

De esta forma, el Centro de Coordinación (CECOR) ha definido un dispositivo de refuerzo fronterizo que prevé diferentes escenarios para hacer frente a nuevos intentos de salto con un incremento importante de la dotación de agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, así como el refuerzo del Ejército, que anoche se incorporó a las labores de vigilancia. Además, el helicóptero ha ampliado a partir de esta jornada su actividad y ha programado los tiempos de reportaje para no perder tiempo.

Noches de carrera

Estas medidas llegan tras una noche en vela en la que se produjeron diversos intentos de entrada a través del perímetro fronterizo y que se saldaron con la entrada de 30 ciudadanos marroquíes. A las diez de la noche de este jueves el helicóptero comenzó a sobrevolar la frontera de Melilla al detectar a decenas de personas acercándose al perímetro fronterizo entre Farhana y Mariguari.

Las patrullas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, con la incorporación de las Fuerzas Armadas, trataron de evitar el acceso a la ciudad de todos ellos, pero 20 jóvenes consiguieron entrar y se dieron a la carrera hasta dispersarse por distintos puntos de la ciudad. Pasada la medianoche, otro grupo numeroso trató de saltar la valla en la misma zona y otros diez lo consiguieron. Los intentos de salto se extendieron a lo largo de todo el perímetro hasta las tres de la madrugada, cuando las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en colaboración con la gendarmería, lograron repeler al último grupo.

"Yo soy de Farhana. Tengo trabajo aquí, en Melilla y no puedo entrar. No tengo nada en Farhana y necesito trabajar, mis padres están enfermos. Tengo que buscarme un futuro". Estas son las escuetas declaraciones que realizaba anoche a Radio Melilla uno de los jóvenes marroquíes que logró saltar la valla antes de echar a correr para evitar ser detenido y expulsado a Marruecos.

El trabajador social e integrante de la asociación Solidary Wheels, Daniel Berceo, presenció anoche el dispositivo de seguridad desplegado en el perímetro. "Había más de un centenar de personas en el lado marroquí, buscando la forma de saltar, pero se dispersaron en cuanto un agente disparó al aire a modo disuasorio", señala a Público.

Desde su organización alertaron a inicios de esta semana la aplicación de devoluciones en caliente. El lunes entraron 85 personas de origen subsahariano a través de Dique Sur y fueron trasladadas al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla. El martes por la noche, otro grupo trató de entrar por el mismo dique, cuatro lo consiguieron pero fueron devueltos a Marruecos. Sin embargo, el perfil cambió este pasado jueves, cuando los saltos a la valla de Melilla los protagonizaron jóvenes marroquíes de las ciudades aledañas.

Cambio de perfil, cambio de paradigma

"Nunca verás a un migrante blanco saltar la valla porque Marruecos no les impide cruzar la frontera y pasar hasta Melilla (…) En cambio, por los acuerdos entre España y Marruecos el país vecino sí que evita la entrada de subsaharianos en territorio español. No se quiere a los negros", relató a Público el activista por los Derechos Humanos y presidente de la Asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein), José Palazón, meses antes del cierre de la frontera por la crisis sanitaria del coronavirus.

Hasta la fecha, solo varones procedentes de algún país del África subsahariana se habían encaramado a la valla de Melilla en un intento desesperado de acceder a suelo español y europeo para poder solicitar protección internacional argumentando ser víctimas de conflictos y persecuciones. Gracias a los acuerdos de buena vecindad y determinadas excepcionalidades del Tratado Schengen, los marroquíes de la provincia de Nador podían acceder a la ciudad autónoma enseñando únicamente su documento de identidad, algo que les facilitaba también la búsqueda de empleo como trabajadores transfronterizos.

La frontera entre Melilla y Marruecos lleva más de un año cerrada por la crisis sanitaria del covid-19

La frontera entre Melilla y Marruecos lleva más de un año cerrada por la crisis sanitaria del covid-19 y se desconoce posible fecha de apertura, la cual puede alargarse todavía más debido a las tensiones diplomáticas crecientes entre el reino alauí y España. Desde la Association Marocaine des Droits Humains (AMDH) afirman en un comunicado que gran parte de los jóvenes marroquíes que tratan de acceder estos días a Melilla son los que perdieron su empleo con el cierre de frontera y tras un año buscan una vía de subsistencia desesperada.

El periodista veterano y presidente de la Asociación de Prensa de Melilla, José María Navarro, lleva tres décadas cubriendo la información relativa a la ciudad autónoma: "Marruecos lleva años preparando una estrategia contra España y la Unión Europea, pero esta crisis es un punto de inflexión porque ha mostrado al mundo entero el desprecio hacia los más pobres, en especial, contra los niños a los que ha utilizado".

"Ahora España, la Unión Europea, Estados Unidos y el mundo en general ha visto lo que Marruecos lleva haciendo estos últimos 20 años: expulsar a sus niños y no reconocerlos ni siquiera como ciudadanos propios. Si Mohamed VI dedicara una mínima parte de su riqueza a estas familias pobres, acabaría con el problema que sufren especialmente los jóvenes que se ven sin futuro", relata Navarro. Este periodista considera que el enfado de Marruecos por la acogida del líder del Frente Polisario por parte de España es solo una excusa. "Es una bomba de humo para evitar que su población se manifieste en contra por el apoyo a Israel como socio de Estados Unidos en Oriente Próximo", añade. Según Navarro, Melilla todavía tiene por delante días de tensión en la frontera.

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