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Los migrantes llegados en moto de agua se duplican en el Estrecho

Casi 300 personas han cruzado irregularmente desde Marruecos a las costas españolas mediante este método mucho más rápido, caro y eficaz en una zona bajo gran vigilancia marroquí.

Una patrullera de la Guardia Civil junto a una moto de agua utilizada para introducir irregularmente a migrantes en las costas de Cádiz.
Una patrullera de la Guardia Civil junto a una moto de agua utilizada para introducir irregularmente a migrantes en las costas de Cádiz. EFE

El fenómeno no es nuevo, pero está aumentando y preocupa a la Guardia Civil. Las motos de agua que cruzan de forma irregular a personas migrantes desde las costas de Marruecos a las de Andalucía y Ceuta han protagonizado un verano caliente y mantienen su actividad.

Hasta el pasado 6 de septiembre, 288 personas han logrado llegar a España en 147 motos acuáticas, según datos facilitados por el Ministerio del Interior. Las cifras duplican con creces a las de todo el año pasado, cuando llegaron de esta forma 124 personas. En 2020 fueron 142, cifras similares a las de 2017, cuando irrumpió este método de entrada.

"Las mafias del tráfico de personas se van reinventando y las motos de agua son muy lucrativas y tiene una alta tasa de éxito", apunta Pedro Carmona, portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), uno de los colectivos que dio la voz la alarma el pasado agosto para pedir más medios al departamento de Fernando Grande-Marlaska.

Fue un mes de continuas llegadas y espectaculares persecuciones por parte de las patrulleras de la Guardia Civil en aguas del Estrecho de Gibraltar. Esta zona, punto tradicional de cruce de pateras, lleva sometida a un gran control policial marroquí desde 2019, tras el último gran repunte migratorio en el Estrecho. Las llegadas de personas migrantes en patera y otros medios se ha mantenido estable y casi siempre a la baja desde entonces.

Hasta el 15 de septiembre, el descenso de llegadas en Península y Baleares (Interior no publica estos datos por separado) ha sido del 27,8% respecto a 2021. El año pasado cerró con el cruce de algo menos de 17.400 personas migrantes, muy lejos de las casi 55.000 registradas en 2018. Datos que dejan claro el blindaje migratorio al que Marruecos somete su costa norte, con apoyo financiero de España y la Unión Europea.

Entre 6.000 y 10.000 euros por viaje

Ante la dificultad de salir, cada vez están siendo más las personas migrantes que optan por pagar precios desorbitados para cruzar el Estrecho en una moto de agua. El viaje apenas durante 15 o 20 minutos, son 15 kilómetros de mar, pero el precio ronda los 6.000 euros, según apunta la AUGC, aunque otras fuentes policiales aseguran que pueden pagarse hasta 10.000 euros por este corto viaje.
La detención de los conductores no es tarea fácil para los agentes, aunque estén localizados desde los primeros momentos en que se adentran en aguas españolas.

Ante el riesgo de ser detenidos, los pilotos tiran al mar a los migrantes

"Suelen hacerlo en grupo. Salen juntas varias motos de agua con hasta dos y tres inmigrantes a bordo. El radar las detecta como una única embarcación, pero luego se dispersan. Es imposible que una patrullera intercepte a todas", añade Carmona.

Interior no ha facilitado a Público una cifra de conductores detenidos ni en este ni en años anteriores. Según fuentes policiales, este incremento se achaca a una decisión de Marruecos de aplicar este verano una moratoria sobre la prohibición de utilizar motos de agua. Es precisamente en verano cuando los pasantes de personas aprovechan una mayor presencia de motos de agua recreativas para concentrar sus operaciones, aunque según estas fuentes, esa moratoria decayó el 1 de septiembre, por lo que las llegadas deberían ir a menos desde entonces.

Se mantienen los incidentes

Sin embargo, sigue siendo habituales los incidentes de este tipo y muchas veces están protagonizados por ciudadanos españoles, tanto en costas andaluzas como en Ceuta. Preocupa sobre todo la seguridad de los migrantes, ya que es muy habitual que los pasadores les obliguen a saltar de la moto ante el riesgo de ser detenidos por la patrullera de la Guardia Civil. "En ese caso tu obligación es poner a salvo a la persona que han lanzado al agua, y eso permite a los conductores huir con más facilidad".

El pasado domingo fue detenido en Ceuta un menor de nacionalidad española que se dio a la fuga al arrojar al mar a la persona que trababa de cruzar. Tras horas de persecución, se le acusará de un doble delito de desobediencia y contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. A principios de septiembre, otro pasador ceutí chocó con la patrullera de la Guardia Civil mientras huía con dos personas a las que intentaba introducir en la ciudad.

El miércoles, tres agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Ceuta tuvieron que lanzarse al mar para rescatar a dos migrantes marroquíes que habían sido dejados en unas piedras por una moto de agua y cuya vida corría riesgo debido a las malas condiciones del mar. Tras dejar a los migrantes, el piloto de la moto de agua se dio rápidamente a la fuga hacia Marruecos sin poder ser arrestado.

El viernes, la Policía detuvo en Algeciras (Cádiz) a un hombre de 31 años considerado el pasador más activo mediante motos de agua en el Estrecho. En este caso trasportaba a un menor marroquí, pero se quedaron a la deriva durante 12 horas por una avería, hasta que fueron rescatados por Salvamento Marítimo.

Tras comprobar que el piloto tenía un "amplio historial delictivo" y que estuvo en prisión por delitos de "terrorismo y contra la seguridad nacional", los agentes lo detuvieron en su vivienda, una vez que comprobaron que cobraba por llevar migrantes en su moto.

Según informa EFE, la Brigada Local de Extranjería y Fronteras de la Comisaría de Algeciras ha desplegado un dispositivo específico ante el incremento de la llegada de embarcaciones y motos de agua en las últimas semanas a esta zona. Sin embargo, desde la AUGC consideran que son necesarios más medios y piden con urgencia que la costa andaluza y, sobre todo, la de Cádiz, se declare zona de especial singularidad. Ello implicaría más agentes fijos en la zona, más medios y una mayor dotación salarial para los agentes. Carmona recuerda que Marlaska ya se comprometió a hacerlo, pero singuen esperando.

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