Este artículo se publicó hace 4 años.
El modelo patriarcal de la sanidad provoca más dolores crónicos y muertes prematuras entre las mujeres
A pesar de que se han producido ciertos avances en la investigación diferenciada por sexos, estos no se han incorporado a las facultades de medicina. Las dolencias de las mujeres suelen ser minimizadas en la sanidad por falta de conocimiento y sus dolencias tratadas con psicofármacos.
Marisa Kohan
Madrid-Actualizado a
El pasado día 21 de octubre una mujer de 48 años fallecía en Extremadura por covid. Durante ocho días sus familiares llamaron al centro de salud y al 112 que solo la atendió por teléfono. A pesar de que afirmaban que tenía 39 de fiebre, falta de oxígeno y que estaba desorientada y un positivo por covid, la familia afirma que su doctora de cabecera le recomendó que se tomara un ansiolítico (tranquimacín, su medicación habitual) y que cuando se recuperara y pudieran la llevaran a un psiquiatra. Unos pocos días después, la llevaron de urgencia al hospital donde falleció ese mismo día.
No es el único caso. En las últimas semanas se han conocido diversos casos de personas que han fallecido sin haber podido ver a un médico y cuyo estado se minimizó o no se consideró necesaria una visita médica. Una mujer en Burgos falleció a los 48 años de un cáncer de colon. Su médico decretó por teléfono en abril una lumbalgia y a pesar de las insistentes llamadas nunca consideró que fuera necesario verla ni hacerle más pruebas. En los meses siguientes acudió varias veces a urgencias donde al ver el diagnóstico la mandaban para casa con analgésicos. Solo en julio su médico accedió a hacerle analíticas que mostraron una anemia galopante y desajustes graves. En agosto ingresó en el hospital donde falleció.
María Jesús Leal estuvo siete meses con fuertes dolores. Durante marzo y mayo tuvo seis consultas telefónicas en las que la medicaron por lumbalgia y artrosis. En agosto acudió a un traumatólogo privado que le realizó una resonancia con resultados preocupantes. Ese mismo día la ingresaron en el Hospital Clínico donde falleció a mediados de septiembre por una metástasis de hígado, pulmón costillas y espalda.
Todos estos casos que saltaron a los medios en las últimas semanas tienen una característica común: las pacientes eran mujeres. Según diversos expertos, esto no significa que todas las negligencias médicas les ocurran a ellas, sobre todo durante la pandemia, pero sí que por regla general sus dolencias son minimizadas en los sistemas de salud. Hasta tal punto que en muchos casos las condenan a vivir vidas menos dignas, con más dolencias crónicas o, incluso, les causa la muerte.
Las mujeres tardan el doble de tiempo en tener un diagnóstico de su enfermedad
Según un estudio reciente de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), el tiempo medio para la obtención de un diagnóstico se duplica en el caso de las mujeres. Si los hombres suelen tardar de media unos 3,2 años en tener un diagnóstico de sus dolencias, en el caso de las mujeres este tiempo se alarga hasta los seis años.
"Cuando se llega muy tarde al tratamiento de un dolor, el impacto que tiene éste para paliar las causas que lo provocan es mucho menor. Si se va retrasando el diagnóstico y se llega más tarde al tratamiento, se hace con peor calidad de vida, con menos salud, y el tratamiento tiene menor impacto. Cuando realizamos el estudio sobre el dolor encontramos que el 35% los hombres decían tener una percepción mala o muy mala, mientras que esta cifra aumentaba al 50% de las mujeres", explica Carina Escobar, presidenta de la POP.
Existen en el mundo una multitud de estudios que avalan la existencia de esta brecha de género en la salud, sin embargo, esta evidencia no suele ser tenida en cuenta ni corregida y algunas expertas explican que lo que sucede es que el conocimiento de la diferencia no se fija ni se estudia.
Las mujeres, desconocidas e invisibles
¿Cuál es la causa de que no veamos las dolencias de las mujeres en las consultas? "No las vemos porque falta ciencia. Porque en la mayoría de trabajos de investigación que se han hecho en el mundo han invisibilizado a las mujeres porque no las han tenido en cuenta", explica a Público Carme Valls, médica, investigadora y divulgadora que lleva décadas estudiando las brechas de género en la salud y que estos días publica un libro titulado Mujeres invisibles para la medicina.
Un ejemplo claro de esta discriminación son las dolencias cardiovasculares. Desde los años 80 y 90 del siglo pasado se sabe que los infartos de miocardio y los problemas cardíacos tienen manifestaciones muy distintas en hombres y en mujeres. Pero todos los estudios científicos se habían realizado en varones, por lo que cuando una mujer llegaba con un infarto, era enviada de vuelta a casa o medicada para otro tipo de dolencias.
A pesar de que han pasado más de 30 años desde que se iniciaron estos estudios, continúa siendo muy probable que una mujer con un infarto siga siendo enviada a casa a día de hoy.
Incluso ya iniciada la segunda década del siglo XXI sigue sin ser de dominio público que son ellas las que tienen más infartos y un número de muertes más elevado por dolencias cardíacas. Los hombres, si bien también sufren infartos, mueren más de cáncer.
Un estudio llevado a cabo por Closing the gap, una iniciativa puesta en marcha por nueve grandes empresas para cerrar la brecha de género y medir en coste de oportunidad de esta diferencia, advertía de que este menor diagnóstico puede tener su origen en las disparidades de síntomas entre hombres y mujeres con los que se manifiesta un infarto, pero también a una "menor percepción del riesgo a sufrirlo". Es decir, que el sistema sanitario sigue considerando que una mujer tiene menos riesgos a de tener un paro cardíaco, lo que supone un estereotipo.
La realidad, tal como revela esta iniciativa empresarial, es que por cada diagnóstico de infarto agudo de miocardio se realiza un mayor número de pruebas a hombres que a mujeres. Según el estudio, de cada 100 hombres diagnosticados, se realizan 80,9 cateterismos y artriografías coronarias a varones, frente a 65,1 en mueres. De la misma forma, en enfermedades cerebrovasculares agudas, las resonancias magnéticas realizadas en hombres diagnosticados superan en cinco puntos a las realizadas en mujeres diagnosticadas. Otros estudios corroboran que esta disparidad en las pruebas diagnósticas ocurren frecuentemente en distintas dolencias.
Tal como advierten varias expertas, estamos hablando de un área de la medicina, las afecciones cardiovasculares, que ha sido pionera en investigar las diferencias entre sexos y que más de 30 años después seguimos sin haberlo incorporado a la práctica diaria de la medicina.
Una ciencia andocéntrica que minimiza a las mujeres
El problema principal es que toda la ciencia se ha estudiado tomando como modelo al hombre y esta falta de conocimiento de las dolencias y el impacto de los dolores y afecciones en las mujeres acaban provocando en la primera línea de atención sanitaria prejuicios y estereotipos que afectan negativamente a la atención de las mujeres.
"Poco a poco hemos ido viendo que hay diferencias en la forma de ser, en la forma de enfermar, en la forma en la que se metabolizan los fármacos e incluso hay fármacos que a la mujer le pueden sentar bien y al hombre mal y al revés", afirma Valls.
"El problema es que el conocimiento científico de la diferencia no se ha incorporado a las facultades de medicina"
Otro problema, resalta esta experta, es que, además de no haber investigación, o de ser muy parcial, todo este conocimiento no se ha incorporado en las facultades de medicina y de ciencia de la salud. No se ha incorporado la perspectiva de género en las asignaturas. "Si no te lo enseñan, los médicos no están preparados para detectar esto y además si no les examinan de esa materia en el MIR, no se lo van a estudiar porque no les entra en el examen".
"Cuando empieza un dolor muchas veces se minimiza mirando si puede ser de la regla, un tema hormonal y porque a nosotras las enfermedades nos duelen de otra forma porque biológicamente somos diferentes. De hecho, las mujeres sufren habitualmente enfermedades que suelen ser más incapacitantes y que duelen más y hay que tener en cuenta que si tienes una enfermedad crónica que se trata con retraso, a lo largo de los años vas a ir sumando otras patologías, por lo que la complejidad de la gestión de tu enfermedad será cada vez más compleja", abunda Escobar. Este hecho hace que a muchas mujeres se las perciba como quejosas o exageradas. Pero la realidad, explican los estudios, es que muchas de las dolencias nunca han sido tratadas.
Las mujeres, por regla general viven más años. En nuestro país, la media es que las mujeres vivan cuatro años más que los hombres. Sin embargo, los años que viven son, en general, de baja calidad, con dolores y patologías que les impiden el movimiento, la autonomía.
"A ellas les recetan cinco veces más antidepresivos que a los hombres y doble cantidad de tranquilizantes"
"Casi siempre comienzan como males endocrinológicos y tenemos más problemas de dolor, de anemias y por desconocimiento casi todo lo que tenemos se atribuye a problemas de salud mental, por lo que las mujer es mucho más medicalizada mentalmente que el hombre. Se calcula que a ellas les recetan cinco veces más antidepresivos que a los hombres y doble cantidad de tranquilizantes", afirma Valls.
"Eso tapa la boca. Si vas al médico y dices que estás cansada o dolorida y te dan un psicofármaco antes de buscar por qué. Es más práctico. Te quitas de encima a la paciente, peor volverá porque no le has resuelto el problema", resume esta experta.
Por eso es imprescindible avanzar en la ciencia de la diferencia, explican diversas científicas, peor también en ir incorporando los resultados a las carreras de la salud. Otra actuación que tendrían que hacer los médicos, afirma Escobar, es saber que existe un sesgo en la medicina que se aplica a las mujeres, por lo que hay que estar más alerta de que cuando una mujer se queja, no dar por supuesto que no tiene importancia, sino que hay que escuchar más y derivar antes.
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