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Pedro Bernardo Cuando el alcalde tiene que apagar un incendio porque no hay ni bomberos

El primer edil del municipio abulense de Pedro Bernardo, David Segovia, se vio obligado a conducir un camión autobomba  cuando las llamas amenazaban a su localidad. Los vecinos, que han sido los que han salido al monte para contribuir con la extinción, han sentido auténtico pánico este fin de semana al no contar con los medios necesarios.

Imagen del incendio en Pedro Bernardo. PÚBLICO

Los vecinos de Pedro Bernardo, un municipio abulense que no llega a los mil habitantes, han vivido auténtico pánico este fin de semana. El pasado viernes 28 de junio se declaró por la tarde un incendio en el pueblo vecino, en Gavilanes. Y de madrugada el fuego llegó a Pedro Bernardo. Los residentes no contaban con los medios necesarios para su extinción. Y eso que desde el 12 de junio todas las comunidades —a las que les corresponde la competencia en materia de incendios— tenían contratados al 100% los servicios de extinción. Pero faltaba una: Castilla y León. "Solo teníamos el 30% de los camiones autobombas que deberíamos y el 30% de las cuadrillas de medios terrestres", explica en declaraciones a Público Marta Hernández, ingeniera agrónoma y vecina de Pedro Bernardo.

Hernández cuenta que disponían de uno de los camiones, pero lo que no tenían era ningún profesional del cuerpo de bomberos que lo condujera. Por suerte, el alcalde de la localidad, David Segovia, posee la licencia para manejar ese tipo de vehículos y fue él mismo el que se puso al volante e hizo frente a las tareas de extinción de un fuego que se acercaba al pueblo. Un fuego que hacía que los vecinos revivieran un incendio que en el año 2.000 arrasó 3.200 hectáreas. 

"Nos han abandonado, he tenido que ir yo con el camión a apagar el fuego", asegura el primer edil

Y desde el primer momento en el que se produjeron las llamas, Segovia denunció la situación de abandono que vive la localidad. "No nos dejan, nos quieren echar, somos ciudadanos de cuarta división pese a pagar nuestros impuestos", aseguró en referencia a aquellas personas que habitan en el mundo rural y que solo reivindican "vivir dignamente". "Nos han abandonado, he tenido que ir yo con el camión a apagar el fuego", sentenció. "Estuvimos solos toda la noche frente al fuego -relata S. B., vecino del pueblo- soy ganadero, tuvimos que ir a por los animales, el fuego estaba sin control y temía que llegara hasta las 300 cabezas de ganado. En ningún momento aparecieron los medios aéreos". Y eso que, como cuenta S., habló en varias ocasiones con el 112. "Les di mis coordenadas y un técnico de medioambiente me aseguró que vendrían, pero nadie llegó", lamenta. Hasta el viernes por la noche no apareció por Pedro Bernardo la Unidad Militar de Servicios de Emergencia (UME).

Y el 1 de julio, dos días después del siniestro, fue cuando el Gobierno de Castilla y León se hizo con los medios pertinentes para extinguir el incendio. "La Junta era conocedora del peligro porque previamente había aumentado la guardia de los agentes medioambientales", asevera Hernández. Pero eso no era suficiente. Los propios vecinos fueron los que salieron al monte para acabar con las llamas. "En ese momento todos los medios de extinción se localizaban en Gavilanes, no en Pedro Bernardo- relata Hernández- por lo que los voluntarios, que no tenían agua, usaron las ramas de los árboles". "De repente el aire cambió de dirección, el fuego venía hacia nosotros, y nosotros sin nada para hacerle frente", lamenta la ingeniera. Por la tarde el fuego era muy largo. "Con medidas aéreas estoy segura de que no habríamos llegado a esta situación", insiste. 

"Les suplicamos que pararan el frente, que se encontraba en lo alto de la montaña y amenazaba al pueblo, pero les entró por un oído y les salió el otro. Tenemos experiencia, sabemos cuando cambia el aire, cuando ataca el fuego... pero no nos hicieron caso y el fuego bajó hasta la carretera", recuerda Blázquez.

"Con medidas aéreas estoy segura de que no habríamos llegado a
esta situación"

Ninguno de los vecinos consiguió conciliar el sueño aquella noche. Pero al amanecer el sábado la situación era favorable. "El fuego avanzaba despacio, pero no teníamos agua", relata Hernández. "Los servicios no acudieron hasta primera hora de la tarde y ni siquiera llegaron a todas las zonas, pero al final consiguieron apagar la longitud", explica. 

A las cinco de la tarde sonó la alarma en el pueblo de al lado, en El Arenal. Las llamas habían llegado también hasta allí. "Tres hidroaviones, dos Kamov y un helicóptero de la Junta venían de camino a apagar nuestro incendio, pero nunca llegaron", comenta Hernández. Estos servicios cambiaron su rumbo y fueron a socorrer a El Arenal. "Ellos contaron con los medios y se quedaron en 30 hectáreas quemadas", manifiesta. Sin embargo, y a falta de conocer los datos oficiales, en Pedro Bernardo las llamas ya habían arrasado más de 1.500. Y, de nuevo, el fuego cogió fuerza y volvieron a la situación inicial. "Entró en zona de vegetación -describe- los vecinos intentaron apagarlo hasta que ya, de noche, no pudieron más". "El sábado por la noche pasamos mucho miedo", añade. Entre los vecinos y la Brigada de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF) consiguieron frenarlo.

"En el frente de Pedro Bernardo no hubo medios, si el consejero dice que sí, yo no los vi. La gestión del sábado fue un desastre"

"En la parte alta, en Risco de Vela, estábamos todos los voluntarios y conseguimos apagar las llamas y nos quedamos solo a 30 metros", cuenta Blázquez. "En ese momento los técnicos nos echaron para atacar a contrafuego, pero se les fue de las manos. Hasta uno de ellos reconoció que habían tenido problemas de coordinación", explica el hijo de un ganadero. "En el frente de Pedro Bernardo no hubo medios, si el consejero dice que sí, yo no los vi. La gestión del sábado fue un desastre", sentencia. 

El domingo a primera hora el incendio seguía activo y descontrolado. "Teníamos miedo de que se pudiera repetir la misma escena que con el incendio del año 2.000", recuerda Hernández. "Esa mañana la brigada de la Iglesuela iba a mandar refuerzos a El Arenal, pero al final nos los trajeron aquí y a primera hora de la tarde consiguieron controlarlo", relata. Los vecinos pidieron que se mantuvieran en la zona los medios por el riesgo de reactivación. Lo consiguieron. "Y menos mal, porque el lunes por la tarde se reactivó en Gavilanes y se pudo apagar", apunta. 

Blázquez cree que si consiguieron poner fin a esta catástrofe fue gracias a que el viento soplaba a favor. "Si no, hubiera llegado hasta los pueblos vecinos", dice. Por el momento, no quiere dar por extinguido el incendio. "No hasta que el suelo se haya enfriado", insiste. Además, ha querido destacar la labor de la BRIF de Iglesuela y la del Puerto de Pico, pero sobre todo la de los vecinos, "que fueron los que estuvieron al pie del cañón". 

Rabia, indignación e impotencia

El primer edil mostró la "rabia, indignación e impotencia" que se respiraba en el municipio junto a los vecinos, que el domingo se concentraron en la plaza de la localidad para manifestarse por el "desamparo y abandono institucional" que habían sufrido. Entre las reivindicaciones, exigen planes adecuados de reforestación, efectivos y reales. "Aún estamos esperando al que se propuso tras el incendio del año 2.000, que a fecha de hoy aún contamos con más de 2.000 hectáreas sin repoblar", decía el manifiesto que se leyó en la plaza.

"Aún estamos esperando al plan de reforestación que se propuso tras el incendio del 2.000"

Además, los habitantes también han criticado que, una vez que los profesionales acudieron a extinguir el fuego, no quisieron contar con la ayuda de las personas del pueblo. "Nos encontramos ante unas políticas que no valoran el conocimiento inestimable de la gente de Pedro Bernardo, que son los que conocen el monte y el perímetro", cuenta Hernández, ya que los bomberos impidieron a los voluntarios acceder a la zona para ayudar en los medios de extinción externos.

Otra de las cuestiones que más preocupa a los pedrobernardeses es la contratación de bomberos. "Mientras que el resto de comunidades tienen contratados a profesionales que han aprobado su oposición o que vienen de empresas públicas, Castilla y León es la única que sigue haciendo contrataciones en empresas privadas, y la estructura de trabajo no es la misma", critica la ingeniera. "No se puede relegar el mantenimiento a los meses de verano -han criticado los vecinos-los trabajos de limpieza y adecuación del monte debe ser una actuación anual". "¡Basta ya!", han insistido.

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