Por qué es tan peligroso el oligopolio de servicios en la 'nube' de Amazon, Microsoft y Google
Algo tan natural como subir contenido a una red social, usar un servicio de mensajes o enviar dinero a través de una 'app' depende de una larga cadena de servicios proporcionados por muy pocas compañías tecnológicas, algunos de cuyos eslabones técnicos son francamente débiles

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Internet se parece cada vez menos a ese espacio de libertad que fue en su nacimiento, cuando cada interacción tenía el mismo valor y su descentralización era una garantía contra las caídas del sistema. Ahora, la computación en remoto (la nube) ha centralizado la gestión de la mayor parte de la información digital mundial, que queda en manos de unos pocos actores privados.
Si con las redes sociales se llenó de jardines vallados, concentrados y controlados, los servicios en remoto -llamada nube, como si fuese el lugar etéreo y limpio que no es- han terminado por dar el control del almacenamiento y tráfico mundial de datos a un puñado de gigantescas empresas. Dependemos tanto de ellas que si fallan pueden paralizar servicios esenciales.
El pasado 20 de octubre, Amazon AWS, la filial que ofrece servicios en la nube del gigante de Jeff Bezos, sufrió una caída que afectó a más de 2.000 empresas de EEUU y Europa. Servicios como redes sociales masivas (Snapchat), importantes foros (Reddit) o sitios de comercio electrónico, como la propia Amazon o Ticketmaster, dejaron de funcionar durante cerca de 15 horas. Todo por un fallo en el Sistema de Nombres de Dominio (DNS).
Ese incidente volvió a plantear una cuestión crucial para el funcionamiento de la red: la concentración de los servicios remotos en muy pocas manos. De hecho, sólo existen dos alternativas capaces de igualar la oferta de Amazon AWS y ambas también son estadounidenses: Azure, de Microsoft, y Cloud Platform, de Google.
Ninguna compañía se libra de sufrir fallos. Por ejemplo, hace unos días Azure reconoció que un problema en Azure Front Door causó una concatenación de errores que afectó a casi la mitad de sus servicios en todo el mundo. Y el número de empresas capaces de prestar servicios en la nube es muy pequeño, lo que hace de este mercado casi un oligopolio. En ese oligopolio, los sistemas son complejos y tienen "cuellos de botella" en los que un fallo relativamente pequeño puede dejar un servicio global de nube fuera de combate.
La computación en la nube cuenta con numerosas ventajas para sus clientes, ya que permite externalizar de forma cómoda y barata muchos recursos informáticos configurables, como servidores, redes internas, almacenamiento de datos, etc. Con este tipo de servicios remotos no es necesario poseer físicamente las infraestructuras, sino que se paga por su uso. Y gozan de una mayor seguridad frente a los ciberataques.
Pese a sus evidentes beneficios, expertos en ciberseguridad advierten de sus potenciales peligros. La compañía de ciberseguridad SentinelOne ha detectado 15 vulnerabilidades comunes para este tipo de servicios remotos, que van desde la configuración errónea de elementos en el sistema hasta accesos malintencionados del propio personal de la empresa.
Otra firma de seguridad informática, Kaspersky, afirma que "los problemas de seguridad en la nube han aumentado drásticamente, ya que gran parte de nuestra actividad vital transcurre en línea" y pone el foco en el factor humano como origen de la mayor parte de las disfuncionalidades.
Incluso Google alerta de los posibles problemas que pueden darse en el uso de la nube, que van desde un problema para conectarse a internet hasta los efectos de un desastre natural en las infraestructuras, además de otros factores como confiar el servicio a un solo proveedor, pasando por un menor control sobre la infraestructura de la nube o una gran complejidad de la integración con los sistemas existentes.
Para el catedrático de la ETSI de Telecomunicación de la UPM Jorge Pérez Martínez, uno de los mayores expertos mundiales en gobernanza de internet, la computación en la nube tiene ventajas innegables: "Al poder tener todo en remoto es más fácil y barato para las empresas", afirma, y resalta su "resiliencia", es decir, su capacidad para recuperarse rápidamente tras un fallo. De hecho, suelen resistir mejor los ataques informáticos y "sus principales problemas suelen ser por alguna actualización o fallo en su software"
Sin embargo, la gestión centralizada y en manos de muy pocas compañías genera una gran dependencia en los usuarios de la nube. Pérez Martínez sostiene que existen dos maneras de paliar esta dependencia; por un lado, optar por una solución multinube (es decir, contratar con varias empresas en lugar de hacerlo sólo con una: es difícil que se caigan a la vez varias nubes) y, por otro, reivindicar la soberanía de los datos como una manera de potenciar la autonomía estratégica.
"Al abordar estos problemas, lo hago mirando desde Europa y España, que es lo que me preocupa", comenta el catedrático, y señala el oligopolio de las tres grandes empresas que se reparten el mercado de la nube. "AWS tiene un enorme control sobre la gran empresa, Azure tiene lidera la nube para las administraciones públicas en Europa y la nube de Google tiene más éxito entre las empresas innovadoras; entre las tres son el 70% de la nube en Europa".
Este experto afirma que va a ser necesario la existencia no tanto de nubes europeas sino nubes soberanas que encajen en la regulación, que es el instrumento que tiene Europa para proteger a los ciudadanos.
"No hay una normativa clara sobre cómo se compensan los impactos que pueda haber por las caídas de las 'nubes' "
"Curiosamente, no hay una normativa clara sobre cómo se compensan los impactos que pueda haber por las caídas de las nubes, que obligue a las compañías que proporcionan esas nubes a resarcir los problemas derivados de su mal funcionamiento". Al final, son considerados como elementos de innovación y no sufren las altas penalizaciones que, por contraste, sufren las telecos si se caen sus redes.
Estamos ante una auténtica revolución que afecta necesariamente a las infraestructuras, concluye el catedrático. "Todo está cambiando de forma brutal y rápida, sobre todo por la irrupción de la inteligencia artificial, absolutamente necesaria para el desarrollo de la nube". Y en medio de tantas prisas surge una pregunta crucial: ¿es una buena idea dejar el futuro de la computación remota, de la omnipresente nube, en manos de unas pocas multinacionales?


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