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La realidad de las calles españolas: los coches ocupan el doble de espacio que los peatones

Tan solo un 10% de las vías son peatonales y las aceras no cumplen los criterios de accesibilidad, según la Red de Ciudades que Caminan.

Vía urbana Madrid
Una vía urbana cerca de la Gran Vía madrileña, a 11 de mayo de 2021, en Madrid, (España). A. Pérez Meca / Europa Press

El coche sigue siendo el rey absoluto del medio urbano. Así lo muestra el estudio Callegrafías sobre las calles españolas realizado por la asociación ecologista Red de Ciudades que Caminan. Las vías urbanas dedican el doble de espacio a los coches —el 68%— que a los peatones que conviven con mobiliario, árboles y vehículos mal aparcados —el 32%—. 

Según la asociación, las calles peatonales y semipeatonales apenas suman el 10% del espacio urbano. Además, el informe destaca que la mayoría de las aceras no cumplen los criterios de accesibilidad

El estudio se ha realizado en 585 kilómetros de vías públicas, de 953 calles diferentes, de 85 ciudades de distintos tamaños —del centro y de la periferia— y de 15 comunidades autónomas, cubriendo geográficamente la península y también las islas, excepto Ceuta y Melilla.

La directora técnica de la Red, Ana Montalbán, asegura a Público que España, en cuanto al diseño de las ciudades, se encuentra ante un gran reto relacionado directamente con el cambio climático. "El reparto del medio urbano tiene que estar en el centro de la agenda política. Todavía no es un proyecto de ciudad centrarse en la recuperación del espacio público en las personas", opina.

La publicación del estudio tiene varias misiones. "Nuestro objetivo principal es la ciudadanía, pero también queremos llegar al personal técnico y a representantes políticos", explica la directora. "El análisis va acompañado de reflexiones y recomendaciones, así los políticos pueden encontrar inspiración y apostar por un mejor espacio público para las personas", añade.

"Los intentos que ha habido de revertir esta situación están siendo amenazados por la derecha y la ultraderecha"

Paco Segura, activista medioambiental y experto en movilidad —que no ha participado en la elaboración del informe—, afirma a este medio que hace falta un cambio en el concepto de espacio público. "Los pequeños intentos que ha habido de revertir esta situación están siendo amenazados por las nuevas corporaciones municipales de derechas y ultraderechas. Vemos el caso de Valladolid, Elche o Logroño, donde se había avanzado quitando espacio al coche y ahora eso se está revirtiendo", cuenta.

Aceras más estrechas 

"Aunque sea anecdóticamente, sí, existe una acera de 30 centímetros. Es la acera más estrecha que hemos visto, pero revela hasta qué punto se extrema la obsesión por segregar el espacio para defendernos de los coches", declara la asociación ecologista.

La mitad de las aceras son más estrechas de lo que deberían y no cumplen los criterios de accesibilidad, según destaca el informe de la Red. Los colectivos vulnerables se encuentran con una mayor dificultad para caminar por las calles, ya que el 14% de ellas tienen menos de un metro de ancho. La asociación confirma que la separación de 100 metros entre cada paso peatonal solo se cumple en casi 14 de cada 100 calles.

Las aceras deberían de tener al menos 2,4 metros de ancho para ser accesibles

La Orden TMA/851/2021 del Ministerio de Transportes establece que todas las aceras urbanas deben tener como mínimo 1,80 metros de ancho para ser accesibles y no se puede aparcar sobre ellas. No obstante, la asociación recomienda que, para ser accesible, una acera debería tener al menos 2,4 metros de ancho, ya que en este espacio se suele incluir mobiliario urbano (farolas, bancos), arbolado y otros elementos de la vía.

Según las observaciones, el 51,1% de las calles no llegan a este límite y hay casi un 15% de itinerarios para peatones que no llegan al metro de ancho. "En Madrid, si una acera tiene menos de cinco metros, no puede aparcar una moto. Date una vuelta por la capital y verás que las motos están aparcadas en aceras de dos metros", admite Segura en relación con esta idea.

Privatización del espacio público

Se considera una calle con vitalidad elevada la que registra una cierta cantidad de gente caminando, jugando o simplemente estando allí. Según el estudio, en ocho de cada 10 calles el espacio público se ha convertido en un lugar para dejar abandonados durante horas bienes privados como son los coches.

El 80% de las vías urbanas tienen coches aparcados en el espacio público mientras no se utilizan. Los datos apuntan que el 91,4% de las calles no tienen ninguna restricción de tráfico, mientras que el 81,6% de las ellas cuentan con aparcamiento.

"Siempre que haces una nueva urbanización, privatizas un espacio, por lo que tienes que hacer una cesión de un porcentaje de ese espacio para que se construyan zonas dotacionales. Si no haces la cesión, tienes que pagar. En la Comunidad de Madrid este porcentaje se ha ido reduciendo más de la mitad", expone Segura sobre el dato señalado en el informe.

Menos espacio para la salud urbana

"Las personas protagonizan el espacio público y este debería ser una extensión de nuestros domicilios", afirma Montalbán. "El estado, el diseño, el cuidado y la funcionalidad de las calles, tiene mucha influencia en nuestro bienestar y debemos poner mucha voluntad para que respondan a unos cánones mínimos de calidad en términos de espacio y de sensaciones", agrega.

El arbolado también es un buen síntoma del confort urbano y la sombra un gran valor para caminar, la biodiversidad, la relación con la temperatura, el CO2 o las sensaciones acogedoras que aportan al paisaje urbano. Sin embargo, la quinta parte —19,7%— de las calles no tiene árboles.

"El espacio público ocupado por el tráfico influye en las enfermedades respiratorias"

La directora de la Red expone que un espacio público ocupado por el tráfico tiene una mala calidad del aire e influye directamente en enfermedades del tipo respiratorio, cardiovasculares, en la calidad del sueño y en el sistema inmunológico. Sin embargo, Montalbán señala que donde hay una mejor capacidad de relación social, los indicadores de salud son más favorables. "Una ciudad pensada para caminar ayuda a estar más felices, a conocernos mejor a nosotros mismos, a sentirnos inspirados en un grupo y tener una mejor salud mental y física", dice.

El número de bancos en las vías urbanas también es escaso, solo una de cada diez calles tiene alguno y, de esos pocos bancos, el 79,4% cumplen las condiciones de accesibilidad —respaldo, reposabrazos y asiento—.

A todo esto, se le añade que un 62,8% de las vías tiene un nivel de ruido molesto procedente del tráfico. "Necesitamos un espacio público más justo, más inclusivo, pero sobre todo más equitativo, que le den más a quienes más lo necesiten", remarca Montalbán.

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