Este artículo se publicó hace 2 años.
Salvador Illa: "El bulo que más nos preocupó durante la pandemia fue el de los terraplanistas de la vacunación"
El ministro de Sanidad de España durante la primera etapa de la pandemia atiende a 'Público' tras la publicación de un libro en el que relata su intenso año como persona al cargo de la cartera sanitaria.
Jose Carmona
Madrid-
Parece que fue hace un millón de años, pero Salvador Illa (Barcelona, 1954) fue ministro de Sanidad hace casi dos años, cuando estalló la pandemia del coronavirus. Se topó con el mayor reto de su carrera política, que ahora recoge en una suerte de cuaderno de bitácoras titulado El año de la pandemia: Del estado de alarma al inicio de la vacunación, una cronología de hechos del año en el que la covid irrumpió en España contado por el propio ministro, ahora jefe de la oposición en Catalunya.
El primer positivo por covid en España se da solo dos semanas después de que acceda al cargo.
Fue un torbellino, una espiral. Acababas con un problema y aparecía otro. Fue una época muy intensa y fue difícil procesar emocionalmente muchas de las cosas que vivimos.
¿Ha recurrido a ayuda psicológica para procesar esta etapa?
No. No viví emocionalmente algunas cosas por imposibilidad material de tiempo, pero no hubo necesidad de ningún tipo de apoyo en ese sentido. Fue tan intenso que no podías dar muchas vueltas a los temas. La agenda era endemoniada y el ritmo muy intenso.
En el libro hace buenas referencias a los Consejos Interterritoriales, pero recoge un episodio de desencuentro con la Comunidad de Madrid. ¿Fue fácil tener consensos políticos?
Todos los sistemas de gobernanza se vieron estresados por la pandemia. Pero respondimos con mucha decencia. Pensábamos que la sanidad descentralizada no iba a funcionar y respondió bien. Teníamos mecanismos para centralizar cuestiones de salud pública y teníamos elementos de cogobernanza y con las comunidades autónomas siempre hubo mucha complicidad. Desde el minuto cero sabíamos que nos enfrentábamos a algo gordo. El clima fue bueno.
El episodio más desagradable fue con Madrid, por una percepción distinta de las cosas. Tampoco voy a cambiar mi línea de no hablar mal de nadie, pero sí quería contar qué pasó y por qué acabamos así. Pero esto no tiene que empañar que el clima fue bueno y que los sistemas de gobernanza funcionaron.
¿Cómo valora la gestión de Isabel Díaz Ayuso al frente de la pandemia?
Como ministro no quise entrar en esto y tampoco lo voy a hacer ahora. Tuve un desencuentro desagradable con Madrid, porque con los datos objetivos, a nuestro juicio, conllevaba tomar decisiones, porque si no acabas perjudicando a otras comunidades y generando un clima no correcto. Por eso adoptamos las medidas y cuando los tribunales no avalaron la implementación de medidas de Madrid tuvimos que adoptar un estado de alarma de quince días. Pero uno de los aciertos, dicho con modestia, fue no entrar en un clima de controversia política, porque justamente en una pandemia es lo último que tiene que hacer un responsable de Sanidad.
¿Qué bulo difundido por la derecha recuerda con especial preocupación?
Lo que más nos preocupaba, aunque teníamos datos históricos positivos, era durante la campaña de vacunación todo lo relativo a los terraplanistas de la vacunación; eso sí que nos preocupó. Nuestros índices de vacunación siempre han sido muy altos y creo que se debe a la credibilidad del sistema, pero tuvimos que combatirlo y salir con claridad al respecto.
Los medios de comunicación tuvieron un papel relevante y entendieron lo que había. Nos esforzamos por comunicar y por reconocer qué no sabíamos. Cuando cambiábamos de posición lo explicábamos y creo que la labor de los medios fue muy profesional.
¿Usted pudo tener más protagonismo que el que realmente tuvo?
Me sentí siempre muy apoyado por el presidente, tuvo una posición muy racional ante la pandemia. Me sentí muy escuchado. Tuve claro desde el principio cuál era mi papel. En una crisis de salud pública, en lo ejecutivo, teníamos que desplegar herramientas y eso es lo que hice. Asumí cuál era mi papel y ya está, no me lamento de lo que me ocurre ni quería sacar rédito de ningún tipo. En esa línea me moví. El Ministerio no podía gestionar la sanidad de toda España, estaba derivada a las comunidades desde hacía décadas. Lo que sí podíamos era centralizar medidas en cuestión de salud pública. En la primera ola había que tener mucha agilidad para tomar decisión en horas.
Sin caer en ventajismos, ¿qué decisiones cambiaría de las primeras semanas?
Es difícil e injusto valorar con los ojos de hoy el momento en el que empezó todo. Las decisiones las tomábamos con datos que teníamos en ese momento. A veces he visto comentarios que sí, con los datos que tenemos hoy es obvio que si hubiéramos actuado antes hubiera ido todo mejor, pero recuerdo que en la semana decisiva para el estado de alarma -esa semana la OMS declara pandemia- el jueves el ECDC declara distanciamiento social y que España ese mismo día ya recomienda eso y el viernes adoptamos el estado de alarma. Hacerlo antes era muy difícil porque no había suficiente evidencia. Y las medidas eran muy drásticas, necesitaban una base muy sólida.
Dijo que las mascarillas no eran necesarias, luego dijo que sí... ¿Decía esas cosas porque no había mascarillas disponibles pero quería transmitir calma?
No, se decía por la base científica. En el caso de las mascarillas, la evidencia científica no recomendaba su uso. Cuando esto cambió, lo dijimos y reconocimos el cambio de postura. Ocurrió lo mismo en muchos otros países. Dicho esto, la actitud que siempre intenté tener fue de serenidad. Que los gestores tengan actitud nerviosa no ayuda nada. El primer requisito es tener siempre un punto de serenidad y de frialdad para observar la situación, pero nunca edulcorando la situación ni generando dramatismo.
Hay un apartado del libro en el que sí es más directo: el infarto de su compañero Faustino Blanco. Se enfada con el PP porque rechaza retrasar unas horas una rueda de preguntas.
Cuento esa anécdota porque me dolió mucho. Él me pidió un relevo en sus responsabilidades y por las circunstancias no pude dárselo. Lo mínimo es que hubiera una actitud de comprensión. Me dolió y fue un mal comportamiento, lo digo con todas las letras. Yo no haría esto. Fue un momento complicado para mí porque me sentí responsable de ello y me dolió mucho.
¿Se cruzaron líneas rojas?
No lo sé... Que cada uno saque sus conclusiones. Hay momentos muy delicados en los que hay que saber estar y hay que olvidar la confrontación política. Era un momento para arrimar el hombro y todo el mundo vio lo que hizo cada quien. Que cada uno saque sus propias conclusiones, pero la pandemia no era un espacio para confrontar.
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