Tres de las 18 personas que resultaron heridas el pasado lunes en una explosión de gas que derrumbó un edificio en Mieres (Asturias) permanecen graves y una cuarta está a la espera de ser operada de una clavícula, mientras que el resto ya ha recibido el alta.

Según la información facilitada por la Consejería de Salud, un varón de 22 años y otro de 47 continúan estables dentro de la gravedad en la unidad de cuidados intensivos (UCI) del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo.

Por otro lado, una mujer de 64 años ha sido trasladada este martes desde el centro hospitalario de referencia en Asturias a la unidad de quemados del Hospital Universitario de La Paz, en Madrid, para ser atendida por los servicios especializados en este tipo de lesiones.

Los equipos de rescate y la unidad canina del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) descartaron que pudiera haber víctimas sepultadas entre los escombros del edificio de dos plantas que se derrumbó en la calle Ramón y Cajal de Mieres a consecuencia de la explosión.

Las labores de investigación siguen en marcha, aunque la principal hipótesis de la deflagración es la presencia de una gran bolsa de gas en una zona en la que se estaban realizando obras.

Ante la alerta de algunos vecinos, que denunciaron olor a gas, se procedió al corte del suministro, pero a pesar de ello en torno a las 16 horas se produjo una fuerte deflagración que pudo oírse en toda la localidad.

En la jornada de este martes han continuado las labores de descombro y de demolición del edificio y de otra vivienda anexa que quedó muy dañada.

Casi medio centenar de realojados

El Ayuntamiento de Mieres realojó en la noche del pasado lunes a un total de 49 personas, 37 en hotel y 12 en la residencia de estudiantes. En la jornada de este martes ya han sido trasladados todos a este último equipamiento, según ha apuntado el alcalde de Mieres, Miguel Ángel Álvarez, a la Televisión del Principado de Asturias (TPA).

Por su parte, el Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) ha retirado poco antes de las 17 horas el puesto de mando avanzado que se había instalado tras la explosión, según han confirmado fuentes de este organismo.

Bomberos del SEPA han acompañado a lo largo de la mañana de este martes a los vecinos de los edificios colindantes al derrumbado para recoger diversos enseres. También han trabajado en la zona personal del servicio psicosocial de Cruz Roja para acompañar a las personas que han tenido que ser desalojadas.