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Cartel promocional de la serie 'El otro lado'. Foto: Movistar Plus+
Cartel promocional de la serie 'El otro lado'. Foto: Movistar Plus+
Una escena de la serie 'El otro lado' con los protagonistas Eva Ugarte, Andreu Buenafuente y Berto Romero. Foto: Movistar Plus+
Una escena de la serie 'El otro lado' con los protagonistas Eva Ugarte, Andreu Buenafuente y Berto Romero. Foto: Movistar Plus+

Berto Romero cruza a ‘El otro lado’

Después de explorar la metaficción, el guionista y actor se sumerge en una serie para Movistar Plus+ a medio camino entre el terror paranormal y la comedia vecinal que protagoniza junto a Andreu Buenafuente.

Aurora Muñoz

Dejémonos de poltergeist y sesiones de ouija. El verdadero fenómeno que nadie esperaba es cómo Berto Romero se pasa al terror con su nueva serie. Después de cosechar galardones como el Ondas, Alma, Iris y MiM a Mejor Serie con su anterior proyecto, Mira Lo Que Has Hecho, el guionista, actor y humorista catalán pedía un cambio de registro a voces. Sandra, el personaje de Eva Ugarte en aquella tragicomedia sobre la paternidad dejaba entonces una frase para la posteridad: «Estoy de la metaficción hasta el coño». La pronuncia justo en uno de los momentos de la trama en el que la confusión entre vida y novela alcanza cimas épicas de bipolaridad. Ambos repiten en nueva serie que se estrena en Movistar Plus+ este 23 de noviembre en colaboración con El Terrat (The Mediapro Studio), bajo la dirección de Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro.

En esta ocasión, el verdadero reto era dinamitar el papel que Romero ha representado en los últimos 25 años y dejar claro que su nueva interpretación poco tiene de sí mismo. «Había que salir de allí, pero la cabra siempre tira al monte», reconoce el de histórico colaborador de Late motiv. «Aunque a mí la metaficción también me tenía hasta las pelotas, me sigue llamando y creo que El otro lado tiene también algo de eso. Hemos optado por irnos a otro sitio radicalmente distinto y, a pesar de todo, se ha colado en la relación que mi personaje tiene con Estrada«, anticipa el pupilo de Andreu Buenafuente.

La nave del misterio y otros referentes estéticos

Este nuevo proyecto profundiza precisamente en ese vínculo casi familiar entre aprendiz y mentor, los miedos a fracasar y otros fantasmas profesionales. En concreto, el alterego de Berto Romero es un periodista de lo paranormal anclado desde hace más de una década en un programa apolillado que da nombre a la serie, El otro lado. Comenzó emitiéndose en Radio Nacional y ahora resiste a duras penas como video podcast en la Red. Su conductor, Nacho Nieto, prolonga el formato con absoluta desidia y, a falta de un plan B, va dejando que su vocación se marchite mientras se diluye su influencia entre los aficionados al misterio.

Las referencias estéticas al doctor Jiménez del Oso, Miguel Blanco o Iker Jiménez son inevitables, pero los creadores han querido evitar la parodia e ir más allá de los espacios legendarios de la televisión conspiranoica para dar un par de zascas a la profesión. «Hay una crítica subyacente al sensacionalismo continuo y a los oportunistas», cuentan los directores de Malnazidos. Romero amplió esta crítica a los medios de comunicación en declaraciones para la cadena Ser: «Me llama mucho la atención cómo los medios de comunicación trituran la realidad para producir luego una papilla (…) y como [la televisión] tiene la capacidad de agarrar cualquier cosa del mundo, aunque sea puro, aunque sea un negativo, y pasarlo por la máquina».

El otro lado se sumerge en todos los lugares comunes de programas como Espacio en blanco, Milenio 3Enigma y misterio en Cataluña para recuperar acontecimientos absolutamente desfasados como las apariciones marianas, las niñas santas o las posesiones demoniacas y expone el cartón. «No quiero culpar al periodismo, porque esta praxis se debe a la precarización y al capitalismo salvaje del neoliberalismo, absolutamente enloquecido, que lleva a todo el mundo a posiciones muy desesperadas. Lo que ocurre es que es un oficio que permite crear unas fábulas muy agradecidas porque su material de trabajo es la verdad y la mentira, que son conceptos que se han pisoteado tanto que yo creo que permiten plantear metáforas de este tipo sin sentar mucha cátedra ni ponernos muy exquisitos», matiza el de Cardona en una conversación telefónica con Público.

«No se puede negar que hay un interés por los ovnis o las Caras de Bélmez. El mundo real es agotador y el público busca formas de evasión», añade. Después que Los Javis abrieran su universo a los extraterrestres y al fanatismo religioso en La Mesías para bucear en los traumas infantiles, Ruiz Caldera y De Toro han paseado por la cuerda floja entre la risa y el sobresalto para crear una horror comedy que medita sobre los fantasmas que sobrevuelan el fracaso vital de cualquiera. «El otro lado tiene un tono complicado. Estar viviendo un momento terrorífico para
inmediatamente pasar a otro donde te vas a partir de risa nos parecía muy poderoso. Hemos querido plantear el miedo de la misma forma en que nos gusta abordar la comedia: desde la verdad, sin histrionismos ni exageraciones. Al fin y al cabo, los dos extremos producen reacciones espontáneas, no hay tanta distancia entre las emociones», señalan.

La realidad da más miedo que Satanás

El equipo reconoce que partía de la voluntad de sorprender al espectador que probablemente esperaba encontrarse una comedia mucho más gamberra bajo el sello de Berto Romero. «El público se va a encontrar muchas otras cosas que no espera. La primera es que lo va a pasar un poco mal y por debajo de eso, hay muchísimas capas. Este guion habla de la actualidad. La referencia más evidente es la del periodismo y el mundo de la televisión, pero también habla de violencia machista, conflicto político y salud mental. Todo eso lleva un envoltorio muy divertido, medio camino entre el horror clásico y el costumbrismo ibérico», desarrollan los directores.

A lo largo de distintos capítulos, se menciona en el expediente Vallecas, un caso real que ocurrió en Madrid durante la década de los 90 y que inspiró Verónica, una espeluznante película de Paco Plaza. El director regresa al número 8 de la calle Luis Marín de Madrid, muy cerca del metro Alto del Arenal, para hacer su propia interpretación de lo que allí sucedió. Fue uno de los estrenos más aclamados de 2017 y tuvo siete nominaciones a los Goya por conseguir hacer del terror algo cercano, que sonaba a Héroes del Silencio y nos devolvía a la calle. Ruiz Caldera y De Toro buscaban una atmósfera similar. «La localización en el extrarradio de Barcelona impregnó todo el rodaje porque queríamos huir de un ambiente esotérico paranormal despegado de la realidad. Lo nuestro tenía que ser terror de barrio. Necesitábamos que nuestra calle Cardenal Cardona tuviera un punto costumbrista y creíble, como si de repente Verónica se cortarse con una película de Berlanga«, resumen.

 

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Los directores han alabado la capacidad de Berto Romero para escribir un guion muy conectado con la actualidad y encontrar anclaje en esta comedia para temas tan complicados de insertar como los atentados de ETA o la depresión. «Hemos tratado de no apretar, ser respetuosos y dejar claro que ahí no estaba la burla», advierte Javier Ruiz Caldera. La vida de cada hijo de vecino está repleta de historias de terror como no llegar a fin de mes o aguardar una cita médica que da tanto pavor hacerse, como continuar una lista de espera en vilo. «Cada vez estamos más con el agua al cuello y por lo tanto, más desesperados. Eso nos hace estar más obligados a hacer cosas que a veces no nos gustan», desliza Romero.

Una deconstrucción de la masculinidad

Esta serie ha sido escrita por un equipo de hombres y cuenta con dos directores. «La cosa hule a choto», resume el guionista catalán. Sin embargo, Berto Romero se resistía a limitarse a reproducir un catálogo de masculinidades tóxicas y aprovechó la situación: «No queríamos abrazarlo y optamos por hablar de lo que es la masculinidad para mi generación», cuenta. Para lograrlo, confió en la química innegable que se produce cuando une su talento al de Andreu Buenafuente y le regala el personaje más robaescenas de toda la trama. «Hay que pagar a la gente con la misma moneda y ahora que me he empezado a hacer un hueco en la ficción, le quería devolver el regalo», dice con orgullo. «No me valía con darle un papel, quería que viniese y reservarle el mejor sitio para que luciera con un papel hecho a medida y todos los chistes», amplía.

Buenafuente ha sabido recoger el guante y se ha convertido en uno de los grandes reclamos de esta producción. Interpreta al doctor Estrada, un mítico comunicador del misterio que alcanzó la fama hace más de 20 años y que regresa a su vida en un rol similar al Bogart de Woody Allen en Sueños de un seductor. Buenafuente se pone en la piel de un mentor incapaz de desprenderse de sus rancios chascarrillos machistas y homófobos. «Hay un momento en que hay varios personajes debatiendo sobre si la línea discursiva de la propia serie está siendo machista en el tratamiento de los personajes femeninos a través de una de una charla que tienen», destapa Romero. Entre ese despliegue de personalidades encontramos a Eva, una viuda reciente que lucha para tirar adelante con su hijo Rubén en el extrarradio barcelonés. Ambos habitan uno de esos bloques colmena construidos durante el desarrollismo y allí es donde Nieto buscará una última oportunidad para relanzar su carrera.

«Queríamos que los personajes femeninos fueran potentes, pero María Botto ha hecho crecer este personaje de una manera brutal», consideran los directores. «Interpreta a una mujer baqueteada por la vida. Hubiera sido muy sencillo haber ido a la madre sufriente y dolorosa, colocarle un traje trágico espantoso y en cambio ella lo ha llevado a un lugar muy luminoso que contrasta mucho con la vivencia que tiene. Eva fuerte y digna, poco amiga de las complicaciones ni follones», describe Romero. El actor y guionista defiende también el papel de Eva Ugarte: «No ves nada aquí de aquella pareja que hacíamos en Mira lo que has hecho y, sin embargo, vuelve a estar fantástica como Juana Lucía Olmo. Lo mismo pasa con Nacho Vigalondo. Creo que Gorka Romero es la mejor interpretación que le he visto hacer nunca. Sabe aprovechar esta personalidad que tiene tan magnética y que parece como medio peligrosa», valora.

El abanico se despliega mucho más allá de las aventuras de Andreu y Berto como cazafantasmas. Esta serie retrata una España de hace 30 años con cámaras Betacam que aportan la textura de la época. El naturalismo va más allá de un estilo visual que recuerda aquel pasado de la televisión en el que no había filtros, Berto busca sinceridad en vidas que se sostienen permanente al borde del precipicio y lo hace generando la comedia por el choque entre personajes. El resto es tan temible como la propia existencia. «Seguramente si después de esta serie noto que se me pone la etiqueta de ‘Berto hace cosas densas’, a lo mejor me planto con la comedia más superficial que se me ocurra, solo por tocar las narices», concluye su creador. Todo sea por explorar lo desconocido.