'La Ley del Mar': Un Durà siempre cumple su palabra
RTVE y À Punt han presentado en la primera edición del South International Series Festival una serie que ficciona la historia de pesquero 'Francisco y Catalina' de Santa Pola. Fue el primer barco europeo que rescató a medio centenar de persona a la deriva en aguas internacionales del Mediterráneo y su gesta contribuyó a cambiar la normativa.
El 14 de julio de 2006 sucedió algo que cambió la legislación europea sobre inmigración tras un heroico pulso entre las Leyes del Mar y las de la Tierra. Pepe Durà, el patrón del pesquero Francisco y Catalina había salido a faenar con nueve tripulantes en busca de capturas que llenaran sus nasas, pero un cambio de rumbo propició que acabasen por encontrarse con una embarcación a la deriva a diez millas de Malta. Dentro viajaban 51 eritreos que llevaban tres días varados, entre los que se encontraban una niña de dos años y una mujer embarazada. Los marineros de Santa Pola (Alicante) consensuaron subirlos a bordo y compartieron lo poco que tenían en 50 metros cuadrados.
Malta se negó a ofrecer asilo a los náufragos y acabaron siete días atrapados en aguas internacionales, ante la imposibilidad de desembarcar en un puerto seguro. Mientras esperaban la decisión de las autoridades europeas, se vieron acusados de tráfico de personas, pero Durà nunca se planteó abandonarles. "Pepe es un personaje de otra época, un tipo completamente comprometido con su moral. Es una persona que tiene unos principios morales tan claros que llama la atención", definió Luis Tosar el pasado viernes en el festival South International Series Festival. Allí se presentó en primicia una miniserie de tres episodios en la que el actor gallego se pone en la piel del patrón.
"Yo conocía la historia por el documental Malta Radio [2009], que recoge grabaciones de lo que la tripulación registró con sus móviles. Era un tiempo en el que no había redes sociales y la incertidumbre era total", rememora el intérprete. "No sé si una serie puede transformar la legislación, todos estamos demasiado acostumbrados a ver imágenes como esas en los telediarios, pero el fin último de lo que nosotros hacemos es provocar un giro en las conciencias. Por eso, me hizo mucha ilusión que me hicieran llegar este proyecto. La dignidad y la fortaleza de esta gente no es tan habitual y quizás pueda servir para que los espectadores dejen de ver los naufragios de cayucos y pateras como un número. Es el drama de muchos que las está pasando canutas y han venido a cumplir un sueño", defiende Tosar.
18 días de rodaje en el mar
La Ley del Mar nació con la vocación de convertirse en una película, pero la productora Studio 60 no conseguía levantarla. El proyecto se llevó años en un cajón, hasta que esta historia local con problemas y valores universales llegó a los despachos de RTVE. "Fuimos con los mimbres. Teníamos cuatro folios escritos y un PowerPoint", recuerda Flipy, productor de la serie. "Nosotros queríamos contar cómo muchas veces las leyes no coinciden con los códigos humanos con los que actuamos como individuos cuando tenemos que decidir qué hacer ante una situación crítica. La ley del mar es un antiquísimo código marinero que se enfrenta a la burocracia y esta vez, gana… pero aparte de una serie de valores, lo que vamos a ver es una gran historia de amor entre Pepe y Pepi, mezclada con elementos de thriller y aventura", avanza el que fuera uno de los rostros más reconocibles de El Hormiguero.
El guion llegó a manos de José Pastor, director de contenidos de la corporación pública, que creyó en el planteamiento y se embarcó en una coproducción junto a Studio 60 y À Punt Mèdia, la radiotelevisión valenciana. "Es un buen producto. Tiene un buen equilibrio de géneros y genera una empatía inmediata con los personajes. Las historias basadas en hechos reales, como Chernobyl [HBO], tienen un atractivo extra, que te invita a lanzarte a Google al acabar para saber más", resume. Junto a él, Alfred Costa, director de À Punt, confiesa que tuvo momentos de duda: "Si uno se para a pensar en el porcentaje total del presupuesto anual que hemos invertido en esta serie, da vértigo. Aún así, hemos apostado fuerte y creemos que el resultado llegará a comienzos del próximo año a la televisión pública valenciana", anticipa. Después, RTVE tomará el testigo y hará su propio estreno con una cadencia semanal, aunque no descartan que haya un segundo pase en el que se emitan los tres episodios seguidos.
La miniserie ha sido rodada íntegramente en escenarios naturales durante siete semanas entre Madrid, Alicante, Ciudad de la Luz y Santa Pola, incluyendo un complejo rodaje en alta mar de tres semanas. "Optamos por la opción más arriesgada, rodar en el agua durante 18 jornadas", cuenta el director Alberto Ruiz Rojo, quien asegura que hizo falta mucha Biodramina para que el equipo soportase la grabación. "Es difícil ver rodajes en altamar, pero nosotros queríamos derrumbar la cuarta pared y lograr que se respirase verdad", justifica. En concreto, todos los intervinientes en la rueda de prensa de presentación el South recuerdan la grabación del rescate. "Algunos de los figurantes habían participado en la grabación de Aquarius, pero la mayoría era población local que no tenía nada que ver con esto. Dejamos un dron a lo lejos y escondimos unas cámaras en el barco. Nada más", recuerda el cineasta.
"Hubo momentos de nervios, había mucha gente en esa embarcación y los pequeños conflictos era de verdad", reconoce Lamine Thior. El actor interpreta a Barack, un migrante sudanés que se crio en Darfur, una de las zonas más castigadas por la guerra con Chad. Año y medio después de salir de casa, cuando por fin subió a la patera, ya lo había perdido todo. "Este papel ha marcado un antes y un después en mi carrera. Es de los pocos que profundizan en el personaje y debería ser un ejemplo para otras producciones, porque yo hago de negro de puta madre, pero también podemos contar otras cosas", reivindica.
Las palabras importan. Las lenguas, también
La guionista Tatiana Rodríguez ha puesto en valor el papel de la serie a la hora de contextualizar y descubrir las vidas anónimas de los marineros. "Ellos también estaban viviendo una situación complicada. Cada vez tienen que irse más lejos para encontrar la pesca y las deudas se amontonan, pero nunca contaron esto como algo heroico", relata. La tripulación optó al Premio Príncipe de Asturias y recibieron la Medalla de Oro de la Cruz Roja. "Con todo, su forma de vida en el mar era desconocida para nosotros. No es un trabajo sencillo y queríamos transmitirlo, llevar muy lejos esta historia. La ficción nos ha permitido adentrarnos en todos los aspectos de la trama y, a partir de ahí, el mayor reto era no ser maniqueos ni juzgar, entender todas las opciones. En ese barco todos fueron rescatados", remarca.
No fue sencillo rodar la convivencia en un espacio tan reducido. "No sé lo que pasará con la Inteligencia Artificial, pero de momento la energía de lo que experimentamos llega de alguna manera a la pantalla. A nosotros nos da la vida poder rodar en el mar y evitarnos espacios virtuales", admite Tosar. Aquello fue un dolor de cabeza para la productora que tuvo que reducir el número de personas a bordo por la normativa de grabación., pero eso no los detuvo. Tampoco el hecho de que, a pesar de que el hijo de Pepe Durà ha tomado el testigo como patrón, ya no contaban con la embarcación donde todo sucedió.
"El barco debía ser un personaje en sí mismo y, como no pudo ser el original, tratamos de encontrar uno que se le pareciese mucho", relata el director. De pronto se vieron inmersos en un auténtico casting para embarcaciones. "Así fue como descubrimos que estos barcos de madera ya no se hacen, pero dimos con un armador de Adra, en Almería, que seguía construyéndolos. Él fue quien hizo el Francisco y Catalina y optamos por llevarnos un modelo con rayas rojas y blancas que hacía un contraste precioso con el mar", detalla.
Junto a Luis Tosar, completan el reparto Blanca Portillo, Sonia Almarcha, Víctor Clavijo, Alex Monner, Pau Durà, Carlos Serrano, Alfonso Lara, Ramón Ródenas, Teresa Hurtado, Eva Marciel y Paula Muñoz, entre otros. La narrativa se distribuye en tres ejes: la relación entre los pescadores y los inmigrantes en el barco, lo que ocurrió entre despachos europeos con la presión de la embajadora española en Malta, y la incertidumbre y tensión vivida en Santa Pola por los familiares y allegados de los pescadores que activaron a la opinión pública dando a conocer el caso a nivel nacional. Es en ese último ámbito donde más presente está el uso del valenciano, que se integra de manera orgánica en los diálogos.
"Yo siempre he sido muy activista en la visibilización de los dialectos en las series y la televisión. En 1998, hice la serie Mareas vivas para la televisión de Galicia y parte de su éxito residió en que fue la primera que no se grabó en gallego normativo, sino en una variante de la coruñesa Costa da Morte. Aquello conectó con la audiencia. Creo que en este país tenemos una riqueza lingüística apabullante y la tenemos que explotar", reclama Tosar. El resultado final es "una historia muy emotiva, sin caer sentimentalismos", según el director Alberto Ruiz Rojo.