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La portada del cómic 'Hierba'
El cómic aborda el tema de las "mujeres de consuelo", las miles de coreanas que fueron esclavas sexuales del ejército imperial japonés. (Fuente: Penguin Random House).
La portada del cómic 'Hierba'
El cómic aborda el tema de las "mujeres de consuelo", las miles de coreanas que fueron esclavas sexuales del ejército imperial japonés. (Fuente: Penguin Random House).

El mejor cómic del año, ‘Hierba’

La autora del cómic recoge la historia de Lee Ok-Sun, una de las jóvenes coreanas que fueron explotadas como “mujeres de consuelo” durante la guerra del Pacífico.

Laura Cuesta

La cultura coreana nos ha dejado con algunas de las claves audiovisuales de los últimos años, como la famosa serie El juego del calamar, la película Parásitos o los escuchadísimos grupos de K-Pop. Pero más allá de esto, Corea del Sur también desarrolla productos culturales de referencia como los cómics, que nos permiten acercarnos a las historias de una forma diferente, pudiendo disfrutar también de lo que evocan las ilustraciones. Hoy hablamos de Hierba, de la historietista surcoreana Keum Suk Gendry-Kim. 

Puede que no se trate de la mejor opción si lo que quieres es leer un cómic de chill, ya que la historia que se narra es profunda, trágica y desgarradora. Aun así, merece la pena conocer esta novela gráfica, que ha sido aclamada por la crítica y considerada como la mejor del año por medios de comunicación como The New York Times, The Guardian y Los Angeles Times. Además de acumular numerosos premios, como el Harvey, ha sido traducido a más de una docena de idiomas. Ahora el cómic llega a España de la mano de la editorial Reservoir Books con traducción de Joo Hasun.

 

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Un cómic basado en hechos reales

Pero, ¿de qué va Hierba? El cómic aborda el tema de las “mujeres de consuelo”, las miles de coreanas (el historiador Yoshiaki Yoshimi estimó entre 45.000 y 200.000) que fueron esclavas sexuales del ejército imperial japonés. En concreto, Hierba narra la historia real de Lee Ok-Sun, una mujer coreana que pasó los primeros años de su juventud en una “estación de consuelo”, un eufemismo que hace referencia a un lugar horripilante. Estas estaciones eran lugares donde vivían una gran cantidad de esclavas sexuales; una especie de prostíbulos en los que las víctimas estaban recluidas para servir a los hombres interesados.

¿Cuándo aparecen estos espacios? Hay que remontarse a los años treinta del siglo pasado, cuando Japón se encontraba en un proceso de expansión. En aquella época, Japón comenzó la invasión de China, coincidiendo con la Segunda Guerra Mundial. Los soldados japoneses acudían a estos lugares para tener relaciones sexuales. Estas “estaciones de consuelo” eran habitadas por mujeres jóvenes (¡algunas eran incluso niñas!), las cuales estaban obligadas a servir sexualmente a los soldados nipones. Muchas de estas chicas eran coreanas, ya que en aquella época Corea era una colonia japonesa. En estos prostíbulos a las mujeres se les negaba la libertad, se las violaba y se les ultrajaba su integridad sexual. 

La protagonista de Hierba, Lee Ok-Sun, fue una de las miles de víctimas que consiguió sobrevivir a aquellos años de tortura. Durante los últimos años de su vida, la mujer estuvo viviendo en una “casa del compartir”, un lugar donde, ya anciana, ha convivido junto a otras víctimas de la barbarie que sufrió. Allí conoció a la autora del cómic que, a través de entrevistas, consiguió hacerse una idea bastante fidedigna de lo que, durante gran parte de su vida, Lee Ok-Sun sufrió como “mujer de consuelo”. 

488 páginas de tragedia y superación

La novela gráfica empieza con una joven Ok-Sun que, procedente de una familia extremadamente pobre, sueña con ir a la escuela. Como sus padres no se pueden permitir llevarla al colegio, es adoptada por una familia que promete que le brindará una educación de calidad. Sin embargo, sus nuevos padres la obligan a trabajar sin descanso y, cuando crece, acaba en una de las desagradables “estaciones de consuelo”. 

Durante las 488 páginas en blanco y negro que alberga el cómic, la autora nos cuenta una historia trágica, con momentos muy dolorosos, pero también una historia de superación y supervivencia. La novela gráfica incorpora relatos altamente sensibles, como intentos de suicidio, palizas o violaciones. Eso sí, Gendry-Kim lo cuenta todo con un tono delicado y unas ilustraciones muy sofisticadas. De esta manera, la autora evita la violencia física y sexual explícita. Por ejemplo, utiliza páginas totalmente negras para retratar ciertas situaciones, como las escenas de violación.

Las mujeres que vivieron este calvario tienen ahora más de 80 y 90 años, pero aún hoy viven en la memoria de cuando tenían 10 o 20 años. Por eso, el dolor de aquellos años sigue presente en sus recuerdos. A día de hoy, muchas de las víctimas siguen pidiendo un perdón por parte del gobierno de Japón, con el objetivo de recuperar su honor y su dignidad como seres humanos.