Paco Cabezas expande el universo de mujeres poderosas en 'La Red Púrpura'
La secuela de 'La novia gitana' acaba de llegar a Atresplayer. Su equipo ha acudido al South International Series Festival para defender que la adaptación de las novelas de Carmen Mola al formato serie es mucho más que pura evasión. Cada estremecimiento esconde una crítica social.
La Novia Gitana está de vuelta. Hoy se cumple una semana del estreno en la plataforma atresplayer de su segunda temporada, La Red Púrpura. Para celebrarlo, su director Paco Cabezas, junto a las actrices Nerea Barros y Lucía Martín Abello, ha presentado esta secuela de la absorbente saga de intriga escrita por Carmen Mola en el South International Series Festival. "Siempre he reconocido que Adiós representa quién soy, pero quizás este proyecto es lo mejor que he rodado en mi trayectoria. Ha sido un privilegio para mí, porque nos han dado muchísima libertad creativa y esto nos ha permitido hacer una serie que consigue superar a la primera parte. Es una serie que va en ascenso desde el primer episodio hasta el último", ha destacado el director a la prensa.
No era un reto sencillo. El primer episodio de la temporada anterior coincidió con una encarnizada batalla de audiencias entre Antena 3 y Telecinco. La cadena de Mediaset movió La isla de las tentaciones en la parrilla para hacerle frente y perdió la apuesta. Con un 16.5% de cuota de pantalla, la ficción de Atresmedia se impuso en abierto y logró reunir ante el televisor a 1.747.000 espectadores. "Un dato como ese te devuelve la fe en la humanidad", ha bromeado Barros, la actriz protagonista de esta trama. Sin embargo, entre chanza y chanza, asoma una realidad y es que cada vez es más complicado salir airoso en una guerra entre plataformas donde las cancelaciones están a la orden del día.
La violencia: un tiburón que solo enseña la aleta
Además, La Red Púrpura no se regala. El texto original de la novela que firmaron Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero tras un pseudónimo no es fácilmente adaptable. Se trata de un thriller oscuro, que ya fue criticado en su versión literaria por contener en sus páginas muchas escenas crudas y descriptivas en exceso, pero en esta ocasión la serie trata de vestir esos golpes del guion con una crítica a la sociedad digital que remueve al espectador. "Para no meterme en líos, podría decir que esta ficción mantiene la fidelidad suficiente a la saga", dice en un movimiento serpenteante el cineasta. "Los seguidores del trabajo de Carmen Mola se van a encontrar con un regalo, que quizás no es lo que querían, pero sí es lo que necesitaban", añade.
Mercero, uno de los tres autores, forma parte del equipo de guionistas que coordina José Rodríguez. Juntos logran encontrar momentos de tensión que fueron puntuales en La novia gitana y que han transformado su secuela en un producto más completo, con una identidad visual muy marcada y la apuesta decidida del director por una representación de la violencia que evita caer en el sensacionalismo. "No es habitual que se haga una serie de estas características en España, pero en Estados Unidos no es extraño ver series que los superan de largo. En Juego de Tronos, por ejemplo, se revientan globos oculares y se tira a un niño desde la muralla de una fortaleza. El espectador habitual de series de este género no se va a sorprender de nada, pero es cierto que que hemos querido ser un poco lentos en ese sentido", ha explicado Cabezas. "Yo soy muy fan de Tiburón. Spielberg prefiere enseñar constantemente la aleta del tiburón, pero apenas ves al escualo. La Red Púrpura trata de hacer lo mismo. Cuando mostramos una snuff movie parece que están matando a alguien, pero solo estás oyendo y ves muy poco. El resto, te lo imaginas", apostilla.
Una escalera de color
Los rodajes de la primera y la segunda temporada de esta saga han llegado muy seguidos, pero aquellos que quieran refrescar su memoria pueden disfrutar gratis de La Novia Gitana desde el pasado 1 de octubre y por tiempo limitado en atresplayer, bajo registro. La primera entrega de esta producción para Paramount Television International Studios, con la participación de Atresmedia Televisión y la colaboración de Diagonal (Banijay Iberia), vehiculaba su trama con un asesinato ritual y que tenía como protagonista a Elena Blanco, una inspectora de homicidios veterana de la Brigada de Análisis de Casos (BAC).
El personaje que interpreta Nerea Barros vive obsesionado con su trabajo y atormentada por la desaparición de su hijo Lucas, diez años atrás. Nunca descansó en la búsqueda, agitó el avispero y reapareció en un vídeo de torturas en el que pedía que no lo buscará más. Han pasado seis meses de aquello y, como ya saben los lectores de la saga de Carmen Mola, su equipo ha sido penalizada por el desenlace del caso Macaya, pero seguirán tirando del hilo que los lleva hasta La Red Púrpura.
Test de Bechdel, superado
La primera prueba de fuego para la serie se produjo en la 71 edición del Festival de San Sebastián, donde los periodistas solo pudieron ver anticipado el tráiler en el Club de Prensa. Allí, ya comenzó a crecer la expectación. "Esta temporada va a cañón. No hay ni un capítulo de transición", avanza Nerea Barros, que se ha entregado a la promoción con entusiasmo.
La ganadora de un Goya como mejor actriz revelación por su interpretación en La isla mínima (2014) ha querido alabar el arrojo del equipo a la hora de encarar la novela con una mirada diferente. "Los personajes han crecido y pedían evolucionar. Atresmedia ha confiado en el proyecto y le ha dado el apoyo a Paco para crear unos personajes de mujer que son libres. No estamos en esta trama solo como madres o por ser las novias, las amigas o las amantes de alguno. Son personajes súper fuertes que te rompen los esquemas", defiende Barros.
Cabezas tuvo en mente la regla de oro del Test de Bechdel, que sirve para evaluar la brecha de género en los proyectos audiovisuales: "La obra deber tener al menos una escena en la que aparezcan más de dos mujeres que hablen sobre algo distinto a un hombre". La Red Púrpura no solo la cumple, sino que sube la apuesta. "Lo más interesante es que el guion no se limita a dar peso al personaje de Elena Blanco, sino que lo amplia a sus compañeras. Mi personaje Cheska o Mariajo, una hacker que interpreta Mona Martínez, son tres mujer con una identidad y un desarrollo muy potentes", sostiene Lucía Martín Abello. Ellas serán, una vez más, las piezas claves para resolver un caso que hará que nos cuestionemos temas incómodos como la autolesión o el acceso de los adolescentes a la pornografía.