Alcalá de Henares, tierra de Cervantes y capital del tapeo

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Alcalá de Henares es una de las ciudades con más solera de la Comunidad de Madrid, conocida en toda España (y más allá) por su tradición universitaria, por ser la cuna de Cervantes y por sus tapas, buenas, abundantes y baratas. Para los capitalinos es una perfecta excursión de un día, para los turistas es una parada obligada, y para los locales, una ciudad orgullosa pero amable y tranquila. Alcalá de Henares lo tiene todo y lo tiene cerca. Visitamos la ciudad cervantina para redescubrir sus encantos. 

Alcalá de Henares, en un lugar de la Campiña 

Alcalá de Henares
Plaza de Cervantes. Fuente: Pixabay

Acostumbrados como están muchos madrileños a huir en estampida ante cualquier fin de semana o puente que regale el calendario, este 2020 ha servido, entre otras cosas, para mirar con un poco más de interés lo que tenemos más cerca. Y la Comunidad de Madrid cuenta con rincones sorprendentes y poco explorados. Sin ir más lejos, la Campiña del Henares que rodea Alcalá y que conecta por el sur con la Alcarria madrileña —otro tesoro por descubrir— es una comarca que ofrece paisajes verdes y ocres muy diferentes a lo que nos tienen acostumbrados los suburbios capitalinos. 

Si la Campiña es un panorama refrescante de aroma vetusto que aún resiste (parcialmente) a la invasión del cemento y el ladrillo, Alcalá de Henares es una ciudad que se ha convertido en un nexo de unión entre la tradición cultural más exquisita y los nuevos retos del futuro de la Comunidad de Madrid: una ciudad de casi 200.000 personas que registró un aumento de población de más de 30.000 en la primera década de siglo XX.  

Los que llegaron también a esta localidad, pero hace veinte siglos, fueron los romanos estableciéndose en torno al río Henares. Es de la ciudad romana de Complutum de donde proviene el gentilicio ‘complutense’ que luego serviría para nombrar también a la universidad capitalina por sus lazos con la Universidad de Alcalá.  

Así que una de nuestras primeras visitas debe ser al yacimiento de Complutum, al suroeste de la ciudad, que durante décadas fue el asentamiento romano más importante del centro peninsular. El lugar más significativo del yacimiento es la Casa de los Grifos que ofrece la mejor colección de pintura mural romana en un solo edificio que se conserva en España. 

De la Alcalá medieval, fase a menudo misteriosa que antecede al esplendor alcalaíno del XVI, debemos destacar el Centro de Interpretación Alcalá Medieval y Murallas que recorre la historia de la ciudad durante estos siglos que llegó a ser conocida en el XII y XII como Burgo de Santiuste. La muralla interior protegía, entre otros edificios emblemáticos, al palacio Arzobispal originario del XIII pero muy modificado posteriormente incluyendo la famosa intervención en el XVI de Alonso de Covarrubias, maestro de obras de la Catedral de Toledo, entre otros grandes hitos arquitectónicos. 

Universidad de Alcalá

Alcalá de Henares
Fachada de la Universidad. Fuente: Wikipedia

Así mismo, también es de origen medieval la Catedral Magistral de los Santos Justo y Pastor aunque nuevamente fue reconstruida a finales del XV ya en tiempos del Cardenal Cisneros, el personaje que daría el impulso definitivo a Alcalá de Henares con la construcción de la Universidad. En ella se aloja la Capilla de San Ildefonso, el recinto más antiguo del conjunto universitario que conservar el mausoleo del Cardenal diseñado por Doménico Fancelli y labrado por Bartolomé Ordoñez en mármol de Carrara.  

La fachada de la Universidad es uno de los hitos del primer Renacimiento español, un estilo denominado ‘Cisneros’ que sirve de puente entre el último gótico y el Plateresco: una combinación de elementos ornamentales del periodo precedente además de incluir artesonados mudéjares y detalles protorenacentistas. Rodrigo Gil de Hontañón, uno de los grandes arquitectos del XVI en España, y que también intervino en la Catedral, fue su principal responsable. 

Pero lo más interesante de la Universidad de Alcalá sucedió tras esa bella fachada: San Juan de la Cruz, Quevedo, Calderón, Lope de Vega, Tirso de Molina, Jovellanos, San Ignacio de Loyola, Juan de Austria…Se puede decir que la cultura, la ciencia y la política española se fraguaron durante casi dos siglos tras los muros de la universidad alcalaína. En 1836 se integró junto a las enseñanzas de los Reales Estudios de San Isidro y el Real Museo de Ciencias Naturales formando la Universidad Central que sería el germen de la actual Complutense de Madrid.

Alcalá de Henares
Detalle de la escultura del Quijote y Sancho en la calle Mayor de Alcalá de Henares. Fuente: Pixabay

El que apenas pasó por la universidad, ni falta que hizo, fue un tal Miguel de Cervantes que se curtió en mil aventuras antes de escribir una de las obras más importantes de la literatura de todos los tiempos. La casa en la que nació el autor del Quijote se ha convertido hace años en un Museo en el que destacan las numerosas ediciones de su obra maestra.

Entre los otros rincones cervantinos de Alcalá debemos citar la Plaza de Cervantes con su escultura, el Monumento de Don Quijote y Sancho en la esquina de la calle Mayor con la Calle de la Imagen (frente a la casa natal) o el Colegio Mayor de San Ildefonso donde se entrega cada año el Premio Cervantes.  

Y no podemos dejar esta ruta cultural por Alcalá sin mencionar el Corral de Comedias, el más antiguo de España, el insólito Palacio Laredo actual sede del Museo Cisneriano con su estilo neomudéjar, así como el Museo de Esculturas al Aire Libre que exponen esa otra mirada al futuro de la Alcalá más contemporánea.  

Alcalá de Henares, en un lugar de la panza 

Alcalá de Henares
Inicio de la calle Mayor en la Plaza de Cervantes. Fuente: Unsplash

Nos gusta la historia y la cultura, nos gusta Quijote y Sancho, pero también nos gusta comer. Y a buen seguro que el hidalgo y su fiel escudero se habrían puesto las botas en la calle Mayor de la localidad natal de su padre literario. Desde hace muchos años, la localidad madrileña se ha convertido en una de las reinas indiscutibles del tapeo español. Que sí, que hay otras ciudades españolas más famosas por sus tapas gratis, pero lo de Alcalá merece capítulo aparte por sus desmesuradas raciones y por su inevitable toque castizo.  

Los locales lo disfrutan con orgullo, y los viajeros —ya provengan de la misma región o de muchos kilómetros de distancia— lo veneran con envidia. Ya se sabe cómo va esto de la tapa: con dos o tres cañas, estás comido… y un poco bebido. Ideal para pasar una jornada en buena compañía y de mejor conversación.  

Mejores ciudades para tapear
Tapas de Alcalá de Henares

Huevos rotos, tostas, tortillas, migas, choripanes, calamares… Aunque en los últimos tiempos algunos de los locales alcalaínos han empezado a ofrecer unas tapas un poco más experimentales, lo cierto es que los taperos sigue prefiriendo las raciones de toda la vida que son las que, al final y al cabo, ha convertido a la ciudad en lo que es: una de las capitales de la tapa en España. La Taberna de Rusty, el Hildalgo, Córcoba o Indalo son algunos de los imprescindibles en esta ruta del tapeo alcalaíno.  

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