“Esta vez la que se va a quedar sin nada eres tú, vieja zorra de mierda”. Y ya tenemos media historia escrita. La venganza es uno de los temas que más juego ha dado en la historia de la ficción. De la Medea de Eurípides a la Salomé bíblica y del Conde de Montecristo a La princesa prometida.
No sabemos si Daniel Écija se ha ido tan atrás para inspirarse en su nuevo proyecto, pero está claro que Eva y Nicole trata de persuadir al espectador con una vendetta de las gordas, de esas que lleva a una mujer a esperar 18 años para espetarle esa frase a su némesis. Y con tanta convicción que todos sabemos que se saldrá con la suya. La cuestión es cómo.
‘Eva y Nicole’: un viaje a la Costa del Sol más fanfarrona
El Ayuntamiento de Torremolinos cortaba el tráfico de la avenida de Benyamina durante unas horas el pasado 21 de octubre. Se trata de una larga avenida flanqueada por palmeras y bloques de edificios setenteros: un escenario que refleja muy bien la fiebre constructiva que impulsó (y desfiguró) la Costa del Sol hace décadas.
La productora Good Mood Films, responsable de proyectos televisivos como La Noche D o de series como El Accidente o Cristo y Rey llevó su equipo de rodaje a esta localización para ambientar varias escenas de la serie Eva y Nicole, una de las grandes apuestas de la temporada en Atresmedia.
El veterano Daniel Écija, popular por series como Médico de Familia, Águila Roja o Periodistas —donde coincidió con Belén Rueda, su ahora exmujer y protagonista de la serie— junto a Montse García, directora de ficción de Atresmedia, pusieron en marcha este proyecto que tiene a Hiba Abouk y la propia Belén Rueda como grandes figuras.
Belén es Nicole, una de las empresarias más poderosas de Marbella a mediados de los 80, mientras que Hiba es Eva, una misteriosa mujer que regresa a la vida de Nicole casi 20 años después de que se separaran tras su amistad (triángulo amoroso incluido) en París.
Marbella ‘vice’
No es la primera vez, ni será la última, que dos productoras se lanzan a explotar una temática similar al mismo tiempo, con la oportunidad (y el riesgo) que eso supone. Como cuando un bar abre al lado de otro. Y luego otro y otro.
El filón a explotar esta temporada es el lujo más ostentoso de la Costa del Sol, pero mientras Marbella sitúa su historia sobre la “ONU del crimen organizado” en la actualidad, Eva y Nicole prefiere ir al origen, cuando en esta ciudad nadie hacía una factura y conceptos como sostenibilidad o neutralidad climática eran como de ciencia ficción: la década de los 80.
Mientras al otro lado del charco, Miami se convertía en el epicentro de la mafia contra la que bregaba Sonny Crocket y Rico Tubbs, a este lado hacíamos lo que podíamos desde Marbella, un poco antes de que un tal Jesús Gil se hiciera con la alcaldía de la ciudad en 1991 llevando el kitsch marbellí a su máxima expresión.
Por supuesto, Marbella nunca ha sido solo lujo, humo y voluptuosidad. También viven (y vivieron) muchos marbellíes que se dedicaban a sus negocios aburridamente legales y a sus vidas “grises” sin yates, discotecas ni cocaína. Pero esas vidas son, por lo visto, mucho menos interesantes para la ficción, que siempre mira de reojo a lo que se lleve en Hollywood: y en Hollywood están explotando el “rollo macarra” hasta la náusea. ¿Por qué vamos a ser nosotros menos?
De París a Torremolinos pasando por Marruecos
Escrita a varias manos y liderada por Écija, el leitmotiv de la serie era transportar al espectador a la Costa del Sol más ochentera. Y eso es lo que vemos en Eva y Nicole, empezando por la discoteca de Nicole, el centro de operaciones del personaje interpretado por Belén Rueda, que domina con mano de hierro la noche marbellí en 1989 junto a su pareja Manuel, interpretado por Andrés Velencoso.
Por allí vemos desfilar a la crème de la crème de la farándula española de la época en la que tampoco faltaban, por supuesto, diversos personajes de negocios más o menos turbios. Pero para que este ambiente sea creíble, los responsables del diseño de producción de la serie han tenido que trabajar a fondo todos los detalles, porque la Costa del Sol ha cambiado un poco en los últimos 40 años.
Desde las localizaciones que vemos en Torremolinos o en la propia Marbella o el diseño de vestuario hasta la propia selección de los deportivos ochenteros en los que se mueven los personajes, Eva y Nicole busca captar ese lujo chirriante que dominó la Costa del Sol en la década de los 80.
Pero una serie de este perfil no se puede contentar con una sola localización. Y además del París que vemos en los flashbacks, cuando se narra el primer encuentro entre las jóvenes Nicole y Eva, y el grueso de la serie que se rueda en diferentes escenarios de la Costa del Sol, la producción de la serie también se desplazó a Madrid o a Marruecos para completar esta serie de ocho episodios que aspira a conquistar al público este verano con este “novelón clásico y bestia que habla de las cosas importantes de la vida”, según su productor Daniel Écija.
