“La mayoría de izquierdas es posible. Así que si José Luis Rodríguez Zapatero se refugia en fuerzas conservadoras, será porque quiere”. Nada de palabras tácitas. Joan Herrera, portavoz de Iniciativa per Catalunya Verds, y Gaspar Llamazares, de IU, se ofrecieron ayer sin ambages al Gobierno para forjar un giro “a la izquierda” ahora que el escenario parlamentario cambia por completo. Tras el 1-M, el presidente puede perder al PNV si Patxi López accede a la Lehendakaritza. Y el PNV son seis votos clave para el PSOE.

Herrera explicó que no tienen en mente un “pacto estable”, ni un “cheque en blanco”, pero sí la “voluntad” de entenderse con los socialistas, pues sería un “absoluto desastre” que el Gobierno se apoyase en CiU, con la inmediata avería que ello crearía en el Ejecutivo catalán. Por tanto, auque sea “compleja”, es “posible” la suma de PSOE (169 escaños), IU-ICV (2), ERC (3), BNG (2) y Nafarroa Bai (1), defendió el también secretario general de ICV.

Joan Ridao, portavoz de ERC, también abundó en esa línea: garantizó la “predisposición al diálogo” y el empeño de su partido en jugar un “papel relevante” en la legislatura, porque sus diputados no están para 'calentar el escaño'. 'Si se abre más ese abanico [de alianzas], mucho mejor [...]. Aunque es difícil, cierto, porque nadie se abraza a Zapatero impunemente con esta crisis”, matizó. El BNG, por su parte, revisará su política de pactos el día 14, cuando se reúna su ejecutiva, indicaron fuentes nacionalistas.

El portavoz del PSOE, José Antonio Alonso, evitó pistas: su grupo “trabajará con normalidad y tranquilidad”, pase lo que pase en Euskadi.